Líder

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El comienzo de esta historia transcurre durante el mes 12 del año 15 (años 447-449 aprox en tiempo prístino) del Waki-Reya.


Dura es la vida en la gran selva Uñupúgibu(*), pero, lo es aún más en los días(meses en tiempo prístino) de sequía, cuando el caudal de las aguas se reduce a la tercera parte de lo normal. Los animales se pelean, muestran constantemente su ferocidad, y los humanos migran a tierras más húmedas. La comida es escasa, y la fauna que no se protege del calor diario, halla su final.

Durante esta época de la docena de días(año en tiempo prístino), las aves que gobiernan la selva son las aves conocidas como las Haidone de cresta púrpura(*). Carroñeras por excelencia, con una envergadura de metro y medio de punta a punta, y con una gran cresta púrpura que se dibuja desde la cabeza hasta la cola, como una cadena de montañas.

Estas aves triunfan debido a la abundancia de cadáveres putrefactos que aparecen en esta estación de la docena de días(año en tiempo prístino). Más, no deben abusar, pues si se sobrealimentan dejarían sin nutrientes al peldaño más básico de la cadena trófica, las plantas. Si eso llegará a pasar, cuando la sequía terminase, no crecería vegetación suficiente para que el ciclo anual se volviese a repetir. Y así entrarían en un círculo vicioso que acabaría con la extinción de toda la fauna y flora de la selva.

A pesar de este delicado equilibrio, hubo una cresta púrpura que fue dominada por la avaricia. No solo comía sin mesura, sino que tampoco permitía que los miembros de su bandada comiesen, él deseaba saciarse por siempre, sin que nada más importase. Pero la naturaleza se opuso a tal deseo, y, aunque haya dicho que existe un delicado equilibrio, eso no quiere decir que lo delicado no pueda tornarse agresivo si es amenazado.

La madre naturaleza cuenta con guardianes del equilibrio, y en este caso, su guardián era el líder de la bandada de las cresta púrpura. El líder poseía una cresta púrpura superior a la de los demás, y nacía con el pico negro en vez de naranja. Nunca había más de dos líderes, pues el líder solo se apareaba con una hembra si iba a morir. Y aunque pueda parecer arriesgado, ya que podrían quedarse sin líder si no hay tiempo para el apareamiento, jamás se ha dado ese caso. Los líderes son extremadamente fuertes y ágiles, no hay apenas depredadores en la selva que puedan hacerles frente, por tanto, suelen morir debido a la vejez.

El deber del líder era acabar con la amenaza que se cernía en la selva, debía matar a aquella ave descarriada. El gran líder se posó con elegancia frente al soberbio pájaro, y se preparó para el combate. Su enemigo, en cambio, no se puso en la postura habitual, y atacó a su adversario sin aviso y sin respetar el saludo de los duelos. Se enzarzaron en una pelea a muerte, con múltiples zarpazos y agresiones con el pico. Jamás nadie había plantado cara a un líder tanto tiempo, y parecía que las cosas iban a peor, pues el líder estaba perdiendo el combate. Su plumaje blanco se teñía de rojo, y ya solo quedaban retazos de su esbelta cresta.

El avaro animal, viendo su clara superioridad, decidió mostrar su verdadera apariencia, empapó su pico en la sangre de sus pocas heridas y luego lo frotó contra sus alas, mostrando así, que el verdadero color de su pico era oscuro como el carbón.

La historia de esta malvada ave era triste. Todo ocurrió cuando el líder, el mismo que ahora estaba perdiendo contra él, estuvo a punto de morir en una fuerte tormenta que azotó el hogar de toda la bandada. Entre la confusión y el caos de la tormenta, logró encontrar a una hembra, y, desesperado, se apareó rápidamente para dar a su grupo un nuevo líder; lamentablemente, la hembra que llevaba al futuro líder cayó de la arboleda y fue arrastrada por las fuertes corrientes de agua. Estuvo 6 horas(aprox una semana en tiempo prístino) con un ala rota intentando sobrevivir en el peligroso suelo de la jungla, pero, al final, pereció. Murió de cansancio por tratar de volver a su hogar para entregar al que sería el siguiente líder. Antes de morir, logró reunir fuerzas para dar a luz a su cría y la depositó en el interior de un tronco, dónde, con suerte, podría sobrevivir un poco más.

Lo que la hembra no sabía, era que el padre de su cría había sobrevivido; del mismo modo, ningún ave de la bandada sabía que la portadora del nuevo líder había conseguido salvar a su cría. Durante los próximos días(meses en tiempo prístino) la cría creció sola, le costó enormes esfuerzos salir del huevo, pues, no hubo nadie que la empollase, se enfrentó a depredadores y a peligrosas fuerzas de la naturaleza, nunca se pudo dar un hartazgo de comida y siempre se vio obligada a pasar hambre. Después de un tiempo, consiguió avistar el árbol donde vivían los suyos. Se dio cuenta de que únicamente había un espécimen que poseía sus rasgos físicos, y por precaución, decidió camuflarse para no llamar la atención, lo único que quería era volver con los suyos, no quería que su presencia les causase molestias. A partir de ese kóe se frotó con dureza la cresta en los ásperos troncos de los árboles, con el fin de disminuir su tamaño. Y se alimentó únicamente de frutos con tonalidades naranjas, así, con el tiempo, los pigmentos de las frutas anaranjadas terminaron por formar una fina capa alrededor de su oscuro pico. Cuando ya estuvo listo, voló por primera vez hasta su nuevo hogar. Parecía que todo le iba bien, ningún ave se preguntó por su presencia, y, su pico y cresta estaban perfectamente camuflados. Pero pronto las facilidades de la vida en grupo le hicieron avaricioso, la comida ahora le era mucho más fácil de conseguir, y ya no debía preocuparse por los depredadores que le acechaban cuando estaba en el suelo.

Si a un ser de la naturaleza se le permite sobrevivir sin necesidad de trabajar, se acaba pudriendo, crece en él un ansia por conseguir más de lo que en verdad necesita, nace un deseo egoísta, oscuro, y codicioso.

Así llegamos al punto de partida, donde la cría que nunca debió nacer había sido cegada por la avaricia. Se aproxima la muerte del auténtico líder, aun así, quien creó la naturaleza tiene pensado protegerla, para esto se sirve de un método al que nosotros mal nombramos "fortuna". Así que, hablando coloquialmente, la mala fortuna le llegó al avaro, y se atragantó con un hueso que había tragado apresuradamente mientras comía. El momento no pasó inadvertido para el líder, y aprovechando ese instante, se abalanzó sobre el enemigo y hundió sus largas y afiladas garras en el pecho del ave. El líder reconoció a su hijo, sintió algo de lástima por él, pero, en el fondo, sabía que había actuado de forma acertada; había cumplido con éxito su cometido de proteger y liderar a su bandada, y muchas veces, esa tarea conlleva sufrimiento.

Y así concluye el conflicto, con un amargo recuerdo de lo que significa ser líder, y con un pobre vástago que sucumbió bajo las facilidades de la vida. Al final la naturaleza se salvó gracias a la fortuna, o, gracias a quien verdaderamente la distribuye sobre su creación.


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Uñupúgibu: 3ª derivación. Compuesta por Uñupúg-ibu: (amazón-ica).

- Selva que ostenta el récord con más especies de animales en el planeta. No pasa un kóe en el que los exploradores de esta selva no avisten un nuevo ser vivo que catalogar. Es un lugar lleno de oportunidades para la ciencia y el comercio.


Haidone: 1ª derivación: (tauraco).

- Ave de gran tamaño y de espléndidos colores. Suelen ser pacíficas y fáciles de estudiar, mientras no se las moleste demasiado. Su cresta se usa en las medallas que condecoran a los héroes de guerra.

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