Valor I

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 El comienzo de esta historia transcurre durante el mes 11 del año 7 (años 204-207 aprox en tiempo prístino) del Waki-Reya.


De entre los bosques antiguos de este mundo, existe uno que guarda especial relación con la crueldad y la vileza. El mal se asienta por doquier y la casi inexistente cordialidad crece entre asfixiantes zarzas. Tan temido es el bosque como su propio nombre, el bosque de muertos, el bosque Reidmaf(*). Pero como todos saben, el mal, siempre atrae a los corazones temerarios.

Existía una gran aldea muy cerca de aquel bosque, los habitantes eran los descendientes de los 300 desertores que se rindieron antes de caer bajo el imperio azul(*) en la batalla de las mareas de fuego(*).

Se alimentaban pacíficamente de lo que les proporcionaba el Río Zera(*), afluente del Río de Sangre(*), normalmente era carne de cocodrilo gigante(*), pero también gozaban de una deliciosa bebida alcohólica que por costumbre se tomaba muy caliente, hatof(*), elaborada a partir de las algas del río y de los frutos de los árboles negros del bosque Reidmaf, estos últimos compartían nombre con la famosa bebida.

Según cuentan sus leyendas, Revqeyen(*), el último de los desertores, no se unió a ellos por temor a la batalla; el bravo general vivía para la guerra, pero su moral le impidió abandonar a un grupo tan numeroso. Revqeyen consideraba como deber en su vida, enseñar y practicar el verdadero significado del valor.

Y así marchó con su nuevo pueblo, les guío y les obligó a construir casas cerca de aquel horrible bosque, para, de este modo, enseñarles a vivir sin miedo. Así, el temor de su gente poco a poco iba desapareciendo, pues vivían al lado del mal del bosque. Pero el valeroso líder sabía que tenía que apresurarse, pues a ese ritmo no viviría lo suficiente para haber enseñado a todos la virtud del valor. Así que, una mañana convocó a todo el pueblo en la entrada del bosque y les anunció que partiría dentro de la espesura, en busca del fruto, que él sabía, les entregaría valentía inconmensurable.

Muchos se unieron a la partida, pero, únicamente regresó Revqeyen. Después de seis kóef de búsqueda, lograron hallar los árboles negros; ya habían muerto un tercio de los hombres que marcharon en ese momento, y el resto murió antes de lograr salir del bosque. Revqeyen logró salir del bosque portando, no solo el fruto del árbol negro, sino también las semillas del árbol, que moran dentro de su duro tronco y que solamente son liberadas tras la muerte del mismo.

Del fruto nació la bebida conocida como hatof, y se dice que cualquiera que la beba justo antes de que alcance el punto de ebullición, tendrá suficiente valor como para enfrentarse al mismo diablo.

Así pues, el pueblo tenía una tradición basada en la leyenda: los primogénitos de cada familia, fuesen varones o mujeres, debían adentrarse en el bosque al alcanzar la mayoría de edad. Debían realizar la misma travesía que su difunto líder había realizado, y traer a casa un fruto de los árboles negros originales. Con el paso de los meses(años en tiempo prístino), el mensaje que Revqeyen intentó inculcarles había quedado olvidado y deformado en este tipo de tradición fanática.

En estas circunstancias, nació un niño aparentemente normal, de proporciones regulares y una musculatura que no se salía de la media, pero el destino le reservaba una tarea fuera de lo común.

Aquel niño, llamado Raclu, en honor al Dios de la Guerra, creció siendo el mediano de tres hermanos. Pero, la familia sabía que pronto se convertiría en el mayor, ya que el primero debía cumplir con la tradición, y no era muy frecuente que los elegidos sobreviviesen al mal del bosque.

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