Regalos

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El comienzo de esta historia transcurre durante el mes 6 del año 18 (años 522-524 aprox en tiempo prístino) del Waki-Reya.


Nerirakabi(*), ese era el término utilizado para aquellos que trataban la neriraki, y ese era también el oficio de Natvuq.

La neriraki era un material metálico muy maleable y fácil de trabajar, era muy abundante y se empleaba, sobre todo, para envases y armaduras ligeras. Sería el equivalente a la hojalata que podía hallarse en el mundo prístino, pero, en vez de acero y estaño, se componía de tungsteno y de indio, dos elementos bastante más abundantes en el nuevo mundo.

Natvuq era un auténtico mago cuando se trataba de manejar y dar forma la neriraki, y es que él no hacia lo que otros nerirakabif, Natvuq empleaba la neriraki para hacer juguetes y autómatas. Calentando la neriraki en la forja y a golpe de martillo, confeccionaba los más espléndidos y complejos juguetes que el mundo haya visto jamás. Su taller era humilde, en cambio, su fama era enorme; todos los niños del reino soñaban con recibir, como regalo, un juguete de Natvuq. Tenía juguetes de todos los tamaños y para todos los gustos, desde un pequeño colibrí(*) que se mantenía en el aire, hasta un gran phidúq exhalador de fuego.

No solo los niños, también los adultos. Cualquier persona que te regalase un juguete de neriraki auténtico de Natvuq, es que te tenía en muy alta estima. Incluso los ricos y poderosos admiraban, como obras de arte, los sutiles detalles que Natvuq colocaba durante su elaboración. Una vez un jugador profesional de pajora, dos veces campeón mundial, le pidió que fabricase sus piezas personales para aquel famoso juego de mesa. Al principio Natvuq se negó educadamente, pues no le gustaba fabricar cosas que no pudiesen moverse o realizar algún tipo de acción, pero, después de un tiempo, aceptó el encargo. Aquel conjunto de piezas fue pasando de mano en mano como un tesoro, Natvuq hizo un trabajo sublime y todos los que tuvieron el placer de observarlas de cerca deseaban que Natvuq les hiciera unas iguales, pero, los que conocían a Natvuq, sabían que él nunca repetía una obra. Y, por eso, estas piezas de pajora siempre fueron objetivo de muchos ladrones. Con el paso del tiempo las piezas se separaron unas de otras, algunas se subastaron, y otras, desaparecieron sin dejar rastro.

Como fuese, se dice que el verdadero legado de Natvuq está oculto en alguna parte, y que esas piezas son la llave para descubrir cuáles, de sus ingeniosas creaciones, ocultó al mundo.

Un chico oyó esa historia, y se la creyó, un iluso y soñador muchacho llamado Pot Namseym(*). Pot sentía admiración por todas las grandes construcciones de Natvuq, siempre que podía se colaba para ver las pomposas subastas donde se vendían piezas de colección por precios desorbitados. Le encantaba poder ver y aprender del gran arte de Natvuq, pero, él no soñaba con ser como su ídolo, y tampoco le atraían demasiado las manualidades, simplemente lo admiraba, como un niño que ve las gestas de caballeros, pero que nunca participaría en una.

Lo que de verdad le atraía eran los secretos que Natvuq debía haber guardado en algún lugar oculto. "¿Cuáles eran? ¿Qué clase de objetos debió haber fabricado para tener que ocultárselo al mundo entero?", se preguntaba muchas veces Pot. Fue esa terrible e insaciable curiosidad la que lo empujó a dejarlo todo, y, a buscar las piezas de pajora para desvelar los tesoros perdidos de Natvuq.

Pot no era huérfano, pero todo el mundo actuaba como si lo fuera. La madre de Pot murió al darle a luz, y el padre se volvió loco, culpaba de la muerte de su mujer a su propio hijo. Si no hubiese sido por la gente de su pueblo, Pot nunca hubiera conocido lo que era el amor o la amistad, fueron esas gentes quienes lo educaron, lo vistieron, y le dieron de comer. Pero todos tenían sus propias familias y preocupaciones, así que, Pot iba pasando de casa en casa, relacionándose con cada familia del pequeño pueblo. Así Pot, era considerado como el hijo del pueblo entero, todos lo querían y le cuidaban, pero, en el fondo, nadie consideraba a Pot como un hijo propio.

Habiéndose sucedido los acontecimientos de tal manera. Pot tomó como figura paterna al primer hombre que le regaló, algo, que no fuera necesario para su supervivencia, algo diferente a la comida o el hogar que le aportaban las familias del pueblo. Fue cuando tenía solo un mes y 18 días(4 años aprox en tiempo prístino), lo que le regalaron fue un pequeño Rejo ke Favleuti(*), o también conocido como "Ney"(*), hecho de neriraki. En la larga espada, que sostenía el Ney con la boca, estaba grabado en letra diminuta el nombre de su hacedor, Natvuq. Fue el propio Natvuq quien le entregó este esplendoroso regalo. Este pasaba casualmente por ese pueblo en uno de sus viajes de inspiración, y siempre llevaba un par de juguetes de neriraki por si tenía la oportunidad de hacer feliz a algún chiquillo. Vio a Pot, solo, sin demasiados amigos, y sin ningún juguete con el que entretenerse, así que le obsequió con uno de los suyos. A Pot le hizo tan feliz que alguien le hubiese regalado algo tan bonito, que ese recuerdo y ese momento se le grabarían a fuego en la memoria. Desde entonces, se esforzó por conocer más detalles sobre la vida de, aquel, a quien consideraba su nuevo padre. Aunque no hablaba con él, siempre observaba con atención, pero desde lejos, todo lo que hacía. Iba a sus exposiciones y hablaba con las personas a las que Natvuq había hablado, siempre acudía cuando Natvuq decidía mostrar al público como creaba una nueva obra, y, si un kóe Natvuq hacía feliz a alguien con un regalo, él intentaba ayudar y hacer feliz a otra persona.

A través de Natvuq, Pot aprendió lo que era la humildad, la compasión, la felicidad de ayudar, y a dar sin esperar nada a cambio. Todo lo que Natvuq le enseñó era benigno, por eso, cuando Natvuq murió de vejez y de forma apacible, él se quedó con ganas de conocer mejor la vida de su mentor. Cuando cumplió 4 meses y 24 días(12 años aprox en tiempo prístino), decidió dejar el pueblo que lo había acogido tan bien hasta ese momento, y buscar por su cuenta el preciado tesoro de Natvuq. No fue un motivo vanidoso el que impulsó a Pot, ya que este podría sacar un buen dinero subastando todas las obras secretas de Natvuq, fue la necesidad humana de aprender cómo, aquellos a quienes consideramos grandes personas, logran la autorrealización por medio de satisfacer a quienes aman.

Pot se enfrascó en la búsqueda del saber. Conoció a mucha gente y se rodeó de leales compañeros que le ayudarían en su misión, viajó por el mundo entero, se enfrentó a multitud de peligros. Y, si consiguió o no su objetivo, será un relato que deberá acontecer en otro momento.


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Nerirakabi: 1ª derivación: compuesta por neri-rak-abi: (hoja-lat-ero).

- Oficio del que moldea y fabrica con neriraki(*).


Neriraki: 1ª derivación: compuesta por neri-raki: (hoja-lata).

- Material metálico versátil y fácil de trabajar. Se empezó utilizando para fabricar armas, pero, enseguida, se mellaban y fracturaban, así que dejó de utilizarse para la guerra. Debido a que se había producido en masa, el precio de este se abarató, y como sobraba mucho, se le dio multitud de usos.


Colibrí: No está derivada.

- Es otro animal mitológico que hereda nombre del mundo prístino. En los cuentos y fábulas se les describe como pájaros sin plumaje ni ojos, que disfrutan matando a todos los que entran dentro de sus zonas predilectas de los boques que habitan. Se dice que pueden alcanzar velocidades incapaces de ser percibidas por los ojos humanos, y que aprovechan es ventaja para clavar su largo y afilado pico en el cuerpo de sus víctimas.


Pot Namseym: 1ª derivación: (Jim Hawkins).


Rejo ke Favleuti: 1ª derivación: (Lobo de Santiago).

- Criatura mística que protege a los viajeros que hayan conseguido vencerlo. Su pelaje es gris y blanco, en la boca porta una gran espada larga con la que ataca a sus enemigos. Se dice que antes era el compañero de un gran caballero que, lamentablemente, fue consumido por el abismo de las maldades de este mundo.


Ney: 2ª derivación: (Sif).

- Es otro nombre para referirse al Rejo ke Favleuti.

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