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Atenea Morgan.

Las semanas habían pasado más rápido de lo normal y ya solo me quedaban dos semanas aquí. Entre tener sexo con el ruso y comer no había tenido tiempo de nada.

Cuando podía hablaba con Chris para que no se volviera loco. Y hace 2 días atrás tomé la decisión de llamar a Reece y contarle sobre mi embarazo, obviando la parte de quién era el padre. Me hizo prometer que se lo contaré a la familia y que presentaré al afortunando. Prometí lo primero, lo segundo ya veremos.

Ahora me encontraba sola en la habitación ya que el ruso se había levantado para atender unas llamadas, parecían urgentes.

Mis sentimientos hacia él eran bastantes confusos, pero sabía que mis sentimientos no importaban con todo lo que había por medio. Todo era tan complicado, pero más lo sería si mi familia se enterara de que me he estado acostando con el Boss y que le daré un bebé.

El ruso entró a la habitación acostándose a mi lado. Me moví hasta quedar acurrucada encima de él y rápidamente comenzó a acariciar mi panza.

-¿Todo bien?- Lo notaba un poco tenso.

-Mañana partiremos a Rusia- Tras escuchar eso levante la cabeza de su pecho.

-¿Acaso quieres qué me maten?.

-Mi familia está al tanto de todo- Dijo, dejándome sorprendida- Y aunque no estén de acuerdo tienen que respetarme. Nadie se atreverá a hacerte daño o yo mismo le contaré las manos.

-Esto es una locura.

-Tranquila- Decidí no contestar y solo recosté mi cabeza de nuevo para descansar.

(...)

Después de algunas horas de vuelo y carretera habíamos llegado a una cabaña en medio de el bosque lleno de nieve. Había agradecido que el ruso mando a comprar ropa de frío para mi en México o me iba a morir de una hipotermia.

No iba a negar que estaba nerviosa de entrar a tal lugar. La mano de Ilenko se posó en mi espalda haciendo que camináramos al mismo paso.

Al entrar a la sala se entraban Aleska, Viktoria y Vladimir. Mi querida suegrita se encontraba leyendo un libro y al sentir nuestra presencia levantó su mirada. Su mirada me dejo más que claro que mi presencia no era de su agrado.

-Cuñadita, es un placer por fin conocerte fuera de una pelea- Dijo, con un tono muy fingido. Pues la rubia y yo habíamos peleado varias veces en algunas misiones.

-Aun recuerdo la última donde te patee el culo, querida- Respondí dándole una sonrisa falsa.

-Podemos ir por la revancha, no creo que en tu estado puedas hacer mucho.

-Cuando quieras podemos probar.

-Basta- Gruñó Ilenko antes de que su hermana pudiera responder.

-Aún no entiendo como te atreves a traer a esta mujercita aquí. Es una enemiga- Hablo Viktoria con una calma que juraría que es fingida- Y no te basta con cogertela, sino que también la embarazada. Te hacía más inteligente hijo.

-No pedí tu opinión. Si alguien más no está de acuerdo con mis decisiones se puede largar.

-Señor ya sus cosas están en su habitación.

El ruso agarró mi mano para llevarme con el. Subimos las escaleras y entramos a lo que parecía ser la habitación principal. Sin ganas de inspeccionar la habitación me deje caer en la cama.

Ilenko entró a lo que creo que era el baño y yo aproveche para revisar mi teléfono y comunicarme con mi hermano. Aun me sorprendía que no haya cometido una locura todavía.

Minutos después dejé mi teléfono en la mesita de noche y me acomodé para descansar un poco, pero mi plan fue interrumpido cuando el ruso salió del baño con una toalla en la cintura y su cabello húmedo.

Se quedó mirándome unos segundo pasando su mano por su barba.

-¿Cansada?- Negué rápidamente, pues ya sabía lo que quería. No perdió más tiempo y dejó caer la toalla dejando ver su miembro erecto y subiéndose encima de mi. Comenzó a besar mi cuello- Tienes muchas ropa.

Minutos después me encontraba debajo de él sin nada de ropa. Tenía unas de mis tetas en su boca mientras yo jadeaba suavemente.

Adentro dos dedos en mi haciendo que soltara algunos gemidos y comprobando que este lo suficiente mojado.

Y sin pensarlo más se adentro en mi haciéndome soltar un grito por lo brusco que fue. Logró sacarme más gritos cuando comenzó a moverse con fuerza sin dejarme acostumbrarme. Por más que lo hiciéramos sentía que nunca me acostumbraría a su tamaño.

Una de sus grandes manos se posó en mi boca callando mis gritos.

-Las paredes son finas Ved'ma- Susurró en mi oído y por alguna razón me prendía más. Después de varios segundos mis ojos estaban llenos de lagrimas. Con una de mis manos empuñaba la sábana y con la otra me sostenía de su espalda.

No tarde en llegar a mi orgasmo mientras el ruso seguía envistiendo haciendo que tuviera mi segunda liberación junto con la suya.

El ruso se dejó caer a mi lado y no tardo mucho en levantarse y comenzar a vestirse.

-Tengo una reunión- Dijo, para acercarse a mi y darme un pequeño beso- Descansa.

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⏰ Última actualización: Sep 16 ⏰

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Error/ Ilenko RomanovDonde viven las historias. Descúbrelo ahora