Por ahora está en correción ya que tiene muchos errores ortográficos ('-﹏-';)
En el pasado nos enamoramos a pesar de que era prohibido pero eso no nos impidió amor pero no permitieron que fuéramos felices y prometimos volver a reencontrarnos...
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“Sentir el aire en el rostro era realmente fabuloso. Por fin podía experimentar una sensación de libertad” — pensó Sailor Mask con una sonrisa mientras avanzaban hacia su destino. No se trataba solo de salvar al mundo, sino de salvarse a sí misma, de no esperar siempre que alguien más la rescatara. Aquello era nuevo, diferente… y debía admitir que le estaba gustando mucho más de lo que jamás habría imaginado.
Dereck, por su parte, no pudo evitar mirarla. Ver aquella sonrisa sincera en su rostro lo sorprendió más de lo esperado, aunque quizá la emoción de estar en una misión explicaba ese brillo que ella mostraba.
Mientras tanto, Serena caminaba en dirección a su casa, todavía inmersa en sus pensamientos. Lo ocurrido esa tarde no dejaba de rondarle la cabeza, y tampoco lograba comprender el extraño comportamiento de los chicos. De pronto, una voz familiar la sacó de su ensimismamiento: era Luna.
La gata la detuvo y juntas intercambiaron unas palabras rápidas. Serena, atando cabos, llegó a la conclusión de que algo o alguien estaba controlando a los muchachos, manipulándolos para actuar de esa manera tan extraña. Luna coincidió en que era necesario investigar el asunto, y sin dudarlo más, Serena asintió con firmeza.
En un destello de luz, se transformó en Sailor Moon y partió rumbo al lugar donde se encontraba la adivina.
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Los caballeros habían llegado al lugar y, tras mirarse entre sí en silencio, se adentraron con sigilo. Apenas cruzaron el umbral, sus ojos se toparon con la siniestra figura de la maligna: estaba robando la energía de los chicos. Sin dudarlo, se lanzaron contra ella.
Samara, al percatarse de su presencia, sonrió con malicia. Shun desplegó sus cadenas para atrapar a cada joven que intentaba atacarlos bajo el control de la enemiga, mientras sus compañeros dirigían sus fuerzas contra ella.
—¡Polvo de diamante! —exclamó Hyoga, liberando su ataque. El hielo avanzó con fuerza, intentando encerrar a la maligna en una prisión gélida. Pero en un abrir y cerrar de ojos, Samara deshizo la técnica con un simple movimiento.