•Capitulo 20•

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LEXI

|QUE ARRECHERA CONTIGO, MIKO|

Estaba tranquila en mi departamento, descansando después de los agotadores vuelos de regreso a Monterrey. Decidí no prender directo esa noche para recuperarme un poco. Raquel seguía intentando contactarme, pero la ignoraba; no me apetecía bloquearla, pero tampoco quería perder el tiempo en su chat. La idea de que me estuviera rogando después de todo lo que me hizo sentir me daba una especie de satisfacción amarga.

De repente, el timbre de la casa comenzó a sonar insistentemente. No estaba esperando a nadie y el sonido era desesperado. Abrí la puerta y me encontré con las tres pendejas paradas allí, con una maleta a su lado. Alcé una ceja, sorprendida.

—¿Qué mierda?— fue lo primero que se me ocurrió decir.

—¡Young Miko volvió a México, y vamos a su concierto!— gritó Ari al verme.

¿Vicky volvió a México y no me lo dijo? Juro que esa platinada va a tener que enfrentarse a mí. Sin pensarlo mucho, nos pusimos a prepararnos para el concierto, aunque la sorpresa de no saber que Miko estaba en el país me había dejado un poco molesta.

Miré los mensajes en mi teléfono, y ninguno indicaba que Miko estaba en México y que iba a dar un concierto. La frustración no se iba de mi mente mientras me vestía. Finalmente, ya estaba lista para el concierto que, de no haber sido por ellas, me habría tomado por sorpresa.

—Te ves preciosa, Lexi— dijo Ama, dándome un cumplido.

—Sí, te ves muy hetero para ser lesbiana— comentó Samy, bromeando.

—Cállate, pinche Rivers— respondí, riendo a pesar de todo.

Llegamos al lugar del concierto y nos pusimos en fila. Aún faltaba para poder entrar, pero pronto la fila se hizo más larga con el creciente número de fans. Nadie quería esperar mucho, así que nos acomodamos y tratamos de hacer el tiempo más llevadero mientras nos preparábamos para la noche que nos esperaba.

Después de unos minutos, vi la cara de sorpresa de Mariana al verme, y Andy estaba a su lado. Me saludaron desde lejos, y les respondí con una sonrisa, aunque en ningún momento había visto un mensaje de Victoria.

—¡Lexi! Qué bueno volver a verte— dijo Andy, dándome un abrazo.

Las chicas se adelantaron para asegurar nuestro puesto en primera fila, mientras yo me quedé conversando con ellos. Me mencionaron la idea de ir al camerino a ver a Miko, sin saber que Victoria no me había avisado que iba a estar allí.

—Ella está dentro, pasa— dijo Mariana, dejándome sola frente a la puerta del camerino.

Toqué antes de entrar y vi la cara de sorpresa de Victoria al verme.

—Hola, Victoria— dije con un tono seco, tratando de disimular mi enojo.

—Baby, ¿qué haces aquí?— preguntó, con una expresión sorprendida.

—Si tanto te molesta, puedo irme— respondí, a punto de abrir la puerta para irme. Sin embargo, antes de que pudiera hacerlo, ella me agarró del brazo.

Sus labios se encontraron con los míos en un beso desesperado, como si quisiera recuperar el tiempo perdido. Intenté alejarla, recordando de repente que no me había informado sobre su regreso.

—Estoy enojada, suéltame— dije, apartando mi rostro de su beso.

—¿Por qué, chula?— preguntó Victoria, con un tono confuso y casi herido.

—No te hagas la pendeja, no me avisaste que estabas acá y yo como una idiota me enteré por otra gente— le reproché, intentando mantener mi voz firme a pesar de la intensidad del momento.

Sus besos empezaron a descender por todo mi cuello, su aroma invadiendo mis sentidos. Joder, ¿cómo podía oler tan bien siempre?

—Perdón, chula'— murmuró, sin detenerse.

—Jódete— le respondí, intentando alejarme. Pero antes de que pudiera hacerlo, ella me estampó contra la pared.

—Por favor, no te vayas— suplicó, con una mezcla de desesperación y cariño en su voz.

—Peldón, chula' —murmuró otra vez.

—¡Qué arrechera contigo, Miko! —exclamé, mientras intentaba apartarla. —No puedo simplemente ignorar que me dejaste en la oscuridad.

—Lo siento de verdad, Lexi —dijo, su voz temblorosa—. Quería sorprenderte, no hacerte daño.

No pude evitarlo, sus labios y su cuerpo cerca del mío me hicieron perder el control. La miré a los ojos, y vi la sinceridad en su mirada.

—Eres imposible —susurré, mientras ella me empujaba suavemente contra la pared, acercándose aún más.

Su cuerpo se presionó contra el mío, sus manos recorriendo mi espalda mientras sus besos se volvían más intensos. Sentí la urgencia en su tacto y me dejé llevar, olvidando el enojo que había sentido.

—No puedo resistirme a ti, baby—murmuró, mientras nuestras respiraciones se entrelazaban.

—Yo tampoco —respondí, cediendo finalmente y besándola con la misma pasión que ella me ofrecía.


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EPAAAAAA, EL SIGUIENTE CAPÍTULO VA ESTAR POTENTEEEEE

BESOS, NIX💗

ENCHANTED  (Young miko) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora