•Capitulo 25•

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LEXI
|¿VOLVER?|

Estaba acostada en la cama con Victoria, sintiendo su calidez a mi lado mientras me preparaba para su próximo vuelo. En pocas horas, estaría en el escenario y, sinceramente, no sabía cuándo volvería a tenerla aquí. La idea de separarnos me apretaba el pecho.

—Oye, baby— comenzó Victoria con voz suave—, ¿cómo fue que saliste de Venezuela?

La pregunta me tomó por sorpresa. Nunca había hablado abiertamente sobre mi pasado, y de repente, las viejas heridas comenzaron a abrirse.

—En 2017, Venezuela estaba en una crisis terrible— respondí, tratando de mantener la voz firme mientras la nostalgia y el dolor comenzaban a emerger—. Mi padre, sacrificando todo lo que tenía, vendió sus ahorros y todo su esfuerzo para comprarme un boleto a Estados Unidos.

Los recuerdos de esos días me invadieron. Las noches en las que lloré por no querer dejar atrás a mis amigos y mi familia. Cada despedida, cada lágrima, parecía aún tan real como en aquel momento. Sentía el peso de las decisiones y el dolor de los sacrificios.

—Tenía una tía allá que también ayudó a mis padres para que pudiera venir— continué, mientras la voz me temblaba—. No quería irme, pero tampoco podía quedarme, sabía que moriría de hambre si no lo hacía. El día llegó y, a pesar de todo el dolor, aquí estoy.

Sentí cómo los brazos de Victoria me rodeaban con ternura, su aliento cálido en mi cuello, intentando consolarme. Su presencia era un bálsamo para mi corazón herido.

—Tranquila, mi amor— murmuró, dándome un beso suave en la mejilla.

—Desde que llegué, hice todo lo posible para ayudar a mis padres y a mi abuela— añadí, la voz rota por la emoción—. Me esforcé al máximo para que ellos también pudieran tener una vida mejor, aunque fuera desde la distancia.

Los recuerdos se entrelazaban con mi realidad actual, y sentía que Victoria estaba ayudándome a sanar esas viejas heridas con su amor y apoyo. Me abrazó más fuerte, y en ese abrazo encontré un refugio que hacía que todo el sufrimiento del pasado pareciera un poco más soportable. Sabía que, a pesar de la distancia y los desafíos, tenía a alguien que comprendía y compartía el peso de mis recuerdos.

—¿Has pensado volver? O al menos solo visitar —nunca había dudado tanto en mi vida.

—¿Volver? Siento que ya no tengo nada en Venezuela. Amo mi patria, pero después de tantos años, no sabría qué hacer —hago una pausa mientras la volteo a ver. Sus ojos azules me miraban con un brillo—. Dejé todo a mis 15 años.

—¿Y por qué decidiste mudarte a México?

—No lo sé, simplemente lo hice y conocí a las chaneques. Hice mi vida en México.

[...]

Vicky se había ido para Denver, iba a empezar con su gira y quizás me había acostumbrado a su presencia. Las chicas me habían invitado a una fiesta para poder olvidarme de la platinada por un rato. La verdad, seguía sin creerme que Victoria era mi novia. Las chicas aún no sabían y cuando les contara iban a emocionarse.

Escucho el pitido del auto debajo de mi departamento, agarro mis llaves y bajo en el elevador para poder subirme al auto, donde Juan estaba manejando.

—Hola bebé —me saluda Ari.

—Holi a todos. Les tengo que contar a ustedes tres —señalo a las tres chicas. Samy arquea una ceja, al igual que Ama.

—¿Y a uno no? —Niego con la cabeza haciéndole entender que no lo haré—. Y eso que somos de países hermanos, traicionera.

—Ay cállate, Juan, no eres chama —ruedo los ojos.

—No me discrimines, que yo también quiero saber —Juan finge estar ofendido, mientras las chicas se ríen.

—Bueno, ¿qué nos tienes que contar? —pregunta Samy, intrigada.

—Espera, mejor les cuento en el antro —digo, sonriendo misteriosamente.

Llegamos al antro y el lugar estaba lleno de gente, luces parpadeantes y música a todo volumen. Juan estaciona el coche y todos bajamos, emocionados por la noche que nos esperaba. Entramos y nos dirigimos a nuestra mesa reservada, pidiendo bebidas y comenzando a disfrutar del ambiente.

Después de un rato bailando y riendo, decidimos tomar un descanso en nuestra mesa. Era el momento perfecto para contarles la noticia. Ari me miraba con curiosidad.

—Ahora sí, ¿qué nos tienes que contar? —dice, levantando una ceja.

Tomo un sorbo de mi bebida y los miro a todos, sintiendo el nerviosismo mezclado con emoción.

—Victoria y yo somos novias —digo finalmente, sonriendo.

Por un momento, hay un silencio, y luego el estallido de voces emocionadas.

—¡¿En serio?! —grita Ama, su cara iluminándose con una sonrisa enorme—. ¡No mames!

—¡No me jodas! —añade Ari, abrazándome desde el asiento—. ¡Siempre supe que iban a ser algo más!

—¡Ah, pinche ladrona! —exclama Samy—. ¡Me robaste a mi mujer, pendeja!

Juan, a pesar de su broma anterior, sonríe.

—Me alegra mucho por ti. Sabía que algo bueno estaba pasando cuando estabas tan feliz últimamente.

Me río, sintiéndome aliviada y feliz de haber compartido la noticia.

—Gracias, chicos. Y tu pendeja de Rivers, cállate la boca que ahora es mía.

El resto de la noche se maneja con tranquilidad, aunque seguía esa pregunta de Victoria en mi cabeza: "¿Volver a Venezuela?". Quizás la niña de 15 años lo hubiera hecho sin problema alguno, pero aquí están mis amigos, aquí hago lo que me gusta. Ver a mis padres seguido no me molestaría, pero también necesitaban de mi ayuda y en México era la única manera en que podía ayudarlos económicamente.

Mientras mis amigos conversaban y reían, me encontré mirando hacia la pista de baile, sumida en mis pensamientos. La decisión de quedarme en México había sido difícil, pero necesaria. Había construido una vida aquí, llena de personas que me querían y apoyaban, y aunque extrañaba a mis padres, sabía que quedarse era lo mejor por ahora.

Ari notó mi distracción y se acercó.

—¿Estás bien? —preguntó, preocupada.

—Sí, solo pensando en cosas —respondí, sonriendo ligeramente.

—¿Sobre Victoria?

—Sí, en parte. Me preguntó si he pensado en volver a Venezuela.

—¿Y lo has pensado? —preguntó Ama, uniéndose a la conversación.

—Lo he pensado, pero aquí es donde puedo ayudar a mis padres. Aquí es donde tengo a ustedes, y donde estoy construyendo mi futuro.

—Te entendemos —dijo Samy—. Y sabes que siempre estaremos aquí para apoyarte, no importa qué decidas.

—Gracias, chicas. Significa mucho para mí.

El resto de la noche pasó en un cálido remolino de amistad y risas, y aunque la pregunta de Victoria seguía en mi mente, sabía que, con el apoyo de mis amigos y el amor de Victoria, podía enfrentar cualquier decisión que viniera.








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Yo si quisiera volver a venezuela😔

EDMUNDO PA TODO EL MUNDOOOOOOOOO‼️‼️‼️‼️‼️‼️‼️‼️‼️

ESPERO LES GUSTEEEEE, Y LES QUIERO DECIR ALGO ANTES DE IRME: Estoy escribiendo un nuevo libro, también es sobre Young Miko y si gustan pueden ir a perfil a leerlo, no se les olvide votar y comentar💗

Besos, Nix💗

ENCHANTED  (Young miko) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora