CAPITULO EXTRA

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LEXI
|HACE 5 AÑOS|

Cinco años habían pasado desde nuestro beso en ese concierto, y aunque todo había cambiado, lo esencial seguía igual. El sonido de las olas rompiendo en la orilla de Puerto Rico era tan reconfortante como siempre. El atardecer se extendía sobre el horizonte, bañando el paisaje en un dorado cálido y sereno. Miré el anillo en mi dedo, el símbolo de nuestro matrimonio, y sonreí al recordar cómo llegamos hasta aquí.

«Feliz primer año de aniversario»

Victoria se acercó con su característica elegancia y me abrazó por la cintura. Su presencia me proporcionó una sensación de paz que pocas cosas lograban.

—Baby, ¿en qué piensas?—preguntó, con su voz suave, casi un susurro entre el murmullo del mar.

Me giré hacia ella, mi sonrisa reflejando la alegría que sentía. —Solo estaba pensando en cómo nuestras vidas cambiaron desde aquella primera vez que te escribí. Ahora estamos casadas, y todo se siente tan perfecto.

Victoria me correspondió con un beso tierno en los labios, y luego se sentó a mi lado en la arena. Sus ojos se llenaron de una calidez que solo el amor verdadero puede brindar.

—En serio, te amo, Alessandra—dijo, su voz casi un susurro perdido en el sonido de las olas.

—Yo también te amo, ojitos—respondí, mi voz llena de sinceridad.

Nuestros labios se encontraron de nuevo en un beso, un acto simple pero lleno de significado. Sentí cada latido de nuestro amor, un sentimiento que había crecido y se había fortalecido con el tiempo. El abrazo de Victoria era mi refugio, su cercanía mi consuelo.

Nos quedamos así un rato, disfrutando de la vista del atardecer y el suave roce de la brisa marina. Las luces del cielo se reflejaban en el agua, creando una danza de colores que parecía celebrarnos. Mientras el sol descendía, la playa se llenaba de una calma que compartíamos, un momento perfecto de conexión y felicidad.

Finalmente, Victoria se recostó en la arena, y me hizo un gesto para que me uniera a ella. Nos tumbamos juntas, mirándonos a los ojos, disfrutando del silencio y de la compañía mutua.

—No puedo esperar a ver qué nos prepara el futuro—dijo Victoria, acariciando mi mejilla.

—Lo sé—respondí—. Pero por ahora, estamos aquí, y eso es lo más importante.

Así, con el sol despidiéndose y la noche acercándose, nos abrazamos, sintiendo la seguridad de que, a pesar de cualquier cambio, nuestro amor seguía siendo una constante en nuestras vidas. Este momento, junto al océano y bajo el cielo estrellado, era un hermoso recordatorio de que lo mejor estaba siempre en lo simple, en los pequeños gestos y en los silencios compartidos.

Un poco después, escuché una voz familiar. Era Mauro, que se acercaba con una sonrisa.

—¿Cómo van?—preguntó, asombrado—. Sigo sin creer todo esto. Aún recuerdo cuando Vicky me dijo que Lexi le había escrito sin conocerla, y ahora cumplen un año de casadas.

—Yo tampoco me la creo—dije, con una sonrisa—. Parece que todo ha pasado tan rápido, pero al mismo tiempo siento que hemos vivido una eternidad juntas.

Mauro se sentó con nosotros y Victoria le ofreció un lugar en la arena. La conversación fluyó naturalmente, llenando el aire de risas y anécdotas. Hablamos sobre cómo nos conocimos y los desafíos que enfrentamos, celebrando todo lo que habíamos logrado juntos.

—Es increíble pensar en cómo todo empezó—dijo Mauro, mirando el horizonte con una mezcla de nostalgia y admiración. —Nunca imaginé que una simple conexión en línea llevaría a algo tan profundo.

Victoria asintió, su mano entrelazada con la mía. —Es verda'. A vece' me pregunto cómo llegamo' hasta aquí.

Mauro se levantó y se estiró, mirando a su alrededor con una sonrisa satisfecha. —Bueno, creo que es hora de brindar. Pol ustede' , por el amor que han encontrado y por todos los momentos increíbles que aún están por venir.

Victoria y yo nos miramos, nuestras sonrisas reflejaban la misma emoción y agradecimiento. Nos levantamos, y mientras Mauro se dirigía hacia la nevera para sacar una botella de champán, me tomé un momento para contemplar el hermoso atardecer que todavía pintaba el cielo.

—A esta vida—dijo Mauro, levantando la botella y sirviendo las copas—. Y a muchos más años de amor y felicidad.

Chocamos nuestras copas y brindamos, sintiendo que este aniversario no solo celebraba nuestro pasado, sino también el futuro prometedor que teníamos por delante. Sabía que, sin importar lo que viniera, siempre tendríamos este amor que nos unía, un amor que había transformado nuestras vidas de maneras que nunca hubiéramos imaginado.

—I'm enchanted to have met you—. dije en un susurro.

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DIOS MÍO LLORARÉ, ADIÓS😭😭😭😭😭

BESOS, NIX💗

ENCHANTED  (Young miko) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora