Capítulo 15

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Luego de unos cuantos minutos, entramos a un lote privado de residencias gigantescas, hermosas casas. Al pasar unas cuantas casas más, estacionamos frente a una de ensueños. Estaba hecha prácticamente toda de madera, no era muy grande como las demás, pero a mi parecer era mucho más hermosa. Era demasiado para mi.
Bajamos sin decir ninguna palabra, me agarró de la mano y fuimos al porche donde sacó un juego de llaves de su bolsillo. El chofer nos dejó y luego se había marchado. Le iba a preguntar si él regresaría por nosotros pero como si leyera mis pensamientos me dijo mientras abría la puerta:
- No te preocupes por Marco, el chofer. Regresaremos en mi auto.- cuando terminó de decir yo solo asentí ya que estaba anonadada y con la boca semi abierta con lo que veía frente a mis ojos. Si por fuera se veía hermosa, por dentro era, simplemente una maravilla.
Absolutamente todo era de madera. Pero no como una casa de madera cualquiera, no. El salón de entrada era grande, decorada con sillones de madera acolchonadas, si ibas hacia la derecha te encontrabas con la cocina, todos los artefactos de cocina de último modelo. Una mesa de desayuno como para seis personas, todo se veía muy lujoso, y lo era.
- Entonces.. Esta es La Cabaña, o así es como lo llama mi hijo. Te gusta?-.

- Realmente es hermosa, me encanta-. Dije mientras seguía caminando y observando todo.

- Ven, quiero mostrarte la parte de atrás.- me agarró nuevamente de la mano, sintiendo esa pequeña descarga a la cual ya me estaba acostumbrando cada vez que nuestra piel hacía contacto, pero que me encantaba. Era una extraña sensación.
- Woaw.- Pude decir cuando salimos, la vista realmente se veía preciosa. Estábamos a metros del mar, un poco alejados de la ciudad, pero al salir por la parte de atrás podías bajar por unas escaleras y dar con la arena de la playa. Las estrellas se notaban mucho más desde acá. Era una noche hermosa. Sonreí con el rubor en mis mejillas al darme cuenta que su mirada estaba fija en mí, mientras yo admiraba el paisaje que tenía en frente.
- Thiago, esta, esta vista realmente es hermosa.- dije aun admirando todo

- Si, realmente lo es.- dijo pero su mirada seguía clavada en mi. Entonces supuse que él no se refería al paisaje. No pude evitar sonrojarme, no sé como pero el lo conseguía todo el tiempo conmigo. Era desesperante

- Ven, vamos a sentarnos aquí para cenar. Así podrás ver la vista.- me dijo e hizo un ademán para que me sentara mientras el buscaba la cena. La mesa ya estaba toda preparada allí en la terraza, si bien era una mesa pequeña de dos personas, no dejaba de ser lujosa, tenía patas de madera diseñadas, y la parte superior era de vidrio. Los platos ya estaban puestos, al igual que las copas.
Thiago llegó con una bandeja en manos, y la colocó sobre la mesa. Sacó la tapa y se veía una deliciosa langosta decorada con verduras.
- Thiago, esto está delicioso- dije después de saborear el primer bocado. Me miró y sonrió satisfecho.

- Es un alivio para mi, ya que no sabía lo que te gustaba y no quería cocinar cualquier cosa.- lo miré con los ojos abiertos sorprendida y luego reí.

- Me estás mintiendo verdad? En serio has cocinado?.-

- No tengo por qué mentirte Lu, un hombre de negocios también puede cocinar.- dice guiñándome el ojo y yo simplemente no lo podía creer, este hombre cada vez me sorprendía más.

- Es sorprendente.- dije más para mi.

- Lo soy.- dice con una media sonrisa mirándome a los ojos. Yo solo rodé los ojos ante su comentario y reí.

- Dime, y vienes seguido aquí? Estarías loco si no.- digo tomando un sorbo de ese vino que estaba delicioso.

- Aunque me gustaría, la verdad no. Verás que soy un hombre muy ocupado, y poco es el tiempo que tengo para venir aquí, pero cada vez que puedo vengo con mi hijo. Él lo disfruta mucho. Ama este lugar. Y tú eres una mujer muy afortunada.

- Lo soy? Por qué?.- Lo miro, y no puedo evitar admirar lo hermoso que se veía esta noche, sus ojos se veían de color gris oscuro, su cabello despeinado por el viento y sus facciones masculinas que se marcaban mejor con la luz de la luna y las estrellas. Y con un poco de ayuda de los faroles. Era perfecto. Como soñado.
- Porque eres la única persona que conoce este lugar, además de los sirvientes y mi familia. Quería sorprenderte.- dijo con su fija mirada en mi, notándolo un poco inseguro tal vez?.

- Pues, lo has logrado.- y sin más me acerco a él y le doy un corto beso en los labios. No sé de dónde salió mi valentía para hacerlo, quizás por el hecho que desde que subí al auto ansiaba con ganas rozar sus suaves labios, y lo hice en el momento ideal. Y fue justo como lo estaba deseando, aunque haya sido lo un corto un beso, era exactamente la sensación que había estado deseando.
Y lo mejor fue ver su cara de sorpresa, ya que cuando lo hice tardó en volver a abrir los ojos y cuando lo hizo me miró desconcertado, y luego si mirada cambió radicalmente a un grado de deseo.

- Lu, eres... Eres irresistible. No sabes todo lo que me he estado resistiendo esta noche para esto.- y sin darle tiempo a que mi boca se secase de deseo, me tomó por la cintura con una mano, hizo que me sentara en su regazo y la otra mano puso alrededor de mi cuello atrayéndome hacia su rostro, hacia su boca, su perfecta y deliciosa boca. Mi corazón estaba descontrolado, mis piernas no respondían y cuando más lo deseaba, nuestros labios se encontraron. Primero con suavidad, encajándose perfectamente nuestras bocas, sintiendo con intensidad esa descarga eléctrica que recorría mi cuerpo, con cada roce de su piel. Poco a poco su lengua se adentraba a mi boca, y yo le respondí con lo mismo. Cosa que hizo que él suelte con un gemido, y se apegara aún más a mi cuerpo. Lo deseaba, lo deseaba tanto, y sé que me deseaba también. Lo podía sentir. Podía sentir a su amigo armado y eso me excitaba aún más.
Pero de pronto el empezó a desacelerar los besos, yo le seguía el paso. Nuestras respiraciones agitadas, iban calmándose poco a poco, nuestros pechos de a poco iban expandiéndose con más lentitud. Nuestras frentes pegadas, él sosteniéndome por la cintura con ambas manos, y mis manos alrededor de su cuello.
Era una sensación única, inexplicable. Nunca me había sentido así, no de esa forma. Ni siquiera con Ariel. Y ni siquiera sabía exactamente que es lo que sentía, pero de lo que si estaba segura, era que no quería dejar de sentirlo, nunca más.

Después de un largo silencio, pero para nada incómodo, solo nuestras respiraciones y el ruído de las olas, contemplando la vista. Yo sentada sobre la pequeña muralla y él detrás de mi, abrazándome por la espalda, miré la hora en su reloj. Y MIERDA. Era cerca de la medianoche, y había dicho que volvería a las once. Me incorporé de inmediato, haciendo que él se sobresalte.
- Son casi las doce Thiago! Debes llevarme a casa cuanto antes, prometí estar en casa a las once, mis papás deben estar preocupados, dónde dejé mi celular?.- me puse como loca buscando mi bolso que había dejado adentro de la casa. Él solo reía ante mi reacción, y eso aún me ponía mas histérica.
- Deja de reírte Thiago, no es gracioso. Ya debería estar acostada en mi cama ahora.- le dije y me agarró de la cintura apretándome contra él.
- Pues, puedes acostarte aquí conmigo.- dijo dándome un corto pero intenso beso en los labios. Ese pequeño gesto hizo que se me pasara la desesperación.
- Thiago, por favor. Debemos ir.- le dije de manera suave respondiéndole con otro beso. Él suspiró cerrando los ojos. Y me dijo

- Está bien, vamos. Pero con una condición.

- Cuál?.- pregunté ansiosa.

- Que volvamos a vernos.- bajé la mirada. No sabía como responder. Sabía que estaba loca por volver a verlo, pero también sabía que no iba a estar bien. No podíamos, y los dos lo sabíamos.

- Lu, por favor.- dijo levántame la barbilla.- Necesito.verte otra vez.- dijo como suplicándome con la mirada.

- Yo también lo necesito.- dije apegándome aún más a su cuerpo, abrazándolo con fuerza. Y oliendo ese aroma tan masculino característico de él.

- Entonces ya está dicho..- dijo con una sonrisa y besando mi frente.

Mientras volvíamos hacia mi casa, él manejando, y a la vez agarrándome la mano. Yo estaba perdida mirándolo, mientras el concentrado conducía. Era tan perfecto. Hace unas semanas ni siquiera me imaginaba que estaría así, ni siquiera estar con otra persona que no fuese Ariel, y sentirme de esta manera.
Tan viva.

Este intenso amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora