Pov. Axel
Abrí los ojos una mañana más, teniendo presente que no había podido dormir casi nada durante otra noche más por las pesadillas que tanto me atormentaban.
Me quedé en la cama retozando un poco entre las sábanas queriendo borrar de mi mente todas las imágenes que habían sido mis compañeras por esa noche y que habían evitado que tuviera mi sueño reparador.
Cuando más o menos estuvieron alejadas, salí de la cama para prepararme para enfrentarme a un nuevo día de mi vida. Hoy, de todas formas, sería un poco distinto a los demás días que había tenido durante todo el verano hasta el momento.
Faltaban dos semanas para el 1 de septiembre, fecha en la que tendría que volver a Hogwarts para terminar mis estudios con el séptimo año y poder trabajar para ganarme la vida como cualquier otro mago mayor de edad.
No tenía ninguna gana de asistir al castillo por primera vez desde que entré a Hogwarts, más que nada por todas las miradas que iba a tener que aguantar del resto de personas que se creían con la capacidad de juzgarme por mis decisiones y actos.
Debía decirlo, estaba harto de que, fuera a donde fuera, todo el mundo me mirara como si fuera la peor de las escorias. ¿Me lo merecía? Tal vez sí o tal vez no, pero ellos no eran nadie para decidir si era bueno o malo, mucho menos cuando el ministerio había decidido que era inocente en el juicio que nos hicieron a mi familia y a mí hace algunos meses.
La cuestión de todo esto era que mi familia y yo teníamos que ir al Callejón Diagon, ahora reconstruido tras la guerra y con muchos más establecimientos abiertos, para comprar los útiles que íbamos a necesitar para Hogwarts.
Como había dicho antes, tampoco tenía ninguna gana de ir a un sitio lleno de gente que me iba a mirar fatal en cuanto entrara por la puerta. No obstante, era mi obligación o no podría estar preparado para iniciar mi último año escolar... por fin el último.
Me di un baño rápido y frío para relajarme en el que traté de alejar todos los malos pensamientos que seguía habiendo en mi cabeza. Después salí del cuarto de baño con una toalla rodeando mi cintura y fui a mi armario para vestirme para el día. Acabé poniéndome un traje totalmente negro como los que siempre llevaba y mi collar y anillo representando mi casa de Hogwarts y mi familia.
Al terminar de arreglarme salí de mi habitación y fui al comedor donde ya estaba mi madre sentada. Tomaba tranquilamente su desayuno mientras miraba la nada fijamente. Debía de estar pensando en alguna cosa importante, en mi padre probablemente.
La verdad era que ella había sido quién había llevado peor la ausencia de mi padre. Había pasado ya mes y medio desde que lo condenaron a cadena perpetua en Azkaban y mis hermanas y yo más o menos habíamos vuelto a la rutina y a acostumbrarnos a que mi padre estaba en la cárcel, pero mi madre todavía no había podido.
Ella seguía esperando en el salón muchas noches a que volviera del trabajo o que estuviera por la mañana desayunando mientras leía El Profeta como hacía antes, pero ya no estaría más porque iba a pasar el resto de su vida en la prisión de Azkaban por los crímenes que cometió durante la 2ª Guerra Mágica.
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Segunda oportunidad (Hermione Granger)
FanfictionLa 2ª Guerra Mágica había dejado muchas secuelas, tanto físicas como psicológicas en aquellos que tuvieron que luchar por lo que creían o por salvar a sus familias. Mientras que Hermione intenta sanar las heridas que dejó la guerra, Axel Greengrass...