CAPÍTULO 8

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Pov. Hermione

El despertador sonó, como todos los días después de una guardia de prefectos, a las 7 y media de la mañana. Tenía sueño por no haber dormido tanto como otras noches por haber trasnochado, pero no me importó porque estaba contenta después de todo lo que pasó ayer con Axel en la torre de astronomía.

Haber hablado con él y haber  solucionar un poco nuestras cosas no habladas había sido como si me quitaran un gran peso que se había instalado de manera permanente en mis hombros desde hacía mucho tiempo. No sabía que necesitaba hablar tanto con él hasta que ocurrió, pero había sido liberador tanto para mí, como creo que para él.

Esta noche había dormido bastante mejor que hacía mucho tiempo, y aunque me seguían despertando las pesadillas de siempre, esta noche no había soñado nada relacionado con Axel o lo que pasó en la mansión Malfoy. Debía decirlo, desde que pasó tuve varios sueños con que era mi ex y no Bellatrix quien me torturaba, me insultaba y escribía la palabra que tenía en mi brazo en mi piel con aquel puñal.

No sabía bien la razón, pero mi cabeza hacía que pensara que el chico rubio era el malo de la película cuando mi corazón sabía bien que no. Supongo que tenía que culpabilizar a alguien por el hecho de que esa mujer me torturara por tantas horas... y seguía sin saber por qué no la culpaba a ella siendo que fue quien lo hizo.

Sin embargo, haberlo visto ahí parado sin hacer nada aparentemente había hecho que mi subconsciente pensara que todo era culpa suya... menos mal que ahora sabía que no era así. No tenía sentido culpar a alguien inocente por los actos de una psicópata. En el fondo sabía que si hubiera sido por Axel me hubiera ayudado, pero estuve pensando mucho tiempo en lo contrario y me arrepentía muchísimo.

Me levanté de la cama antes que Ginny para ducharme con tranquilidad y después dejarle el baño a ella para que hiciera su rutina. Prefería mil veces levantarme media hora antes que mi mejor amiga para que después no fuéramos tan mal con el tiempo para desayunar.

Estaba con bastante más energía para afrontar el día y, sobre todo, con una sonrisa en la cara que hacía tiempo no tenía. Ayer volví a sentirme como cuando no había una guerra... como cuando era feliz al lado del rubio que tanto quería.

¿Seguía queriendo a ese chico de una manera romántica?

No lo sabía bien la verdad, pero sí le tenía mucho cariño por todo lo que habíamos vivido juntos desde que cogimos confianza en nuestro 4º año. Claro que no quería pensar en eso ahora porque no estaba lista para pensar en sentimientos tan complejos siendo que tanto él como yo estábamos heridos.

–Hermione, buenos días–me saludó Ginny desde su cama todavía desperezándose cuando salí del baño recién duchada y cambiada–¿qué tal?

–Buenos días a ti también, Gin–le di un beso en la mejilla como saludo–todo bien, ¿tú?

–Tengo sueño–protestó haciendo que riera–no debí quedarme despierta hasta tan tarde por la noche... pero quería saber cómo te había ido... aunque no pude aguantar despierta y me acabé quedando dormida.

–Cuando llegué ya estabas dormida y no quise despertarte–comenté sentándome en la cama para ponerme los zapatos–se alargó un poco con Flitwick así que llegué más tarde.

–¿Y con Axel?–inquirió arqueando una ceja–¿qué tal con él?

Sabía que me iba a preguntar por él en cuanto me viera, así que también por eso caminé algo más despacio de vuelta a la sala común. Claro que, ahora, no iba a poder evitar todas las preguntas que sabía me iba a hacer.

La pelirroja siempre estaba muy pendiente de mis avances con Greengrass, tanto cuando empecé a darme cuenta de lo que sentía por él como ahora cuando no le hablaba. Me había apodado mucho en mi plan para disculparme por lo que le dije y por cómo me había comportado desde que llegamos, y se lo agradecía mucho.

Segunda oportunidad (Hermione Granger)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora