Pov. Axel
Como pensé desde el principio, la vuelta a Hogwarts no fue fácil, menos cuando tenías a tres cuartos de los alumnos mirándote mal cada vez que pasabas por algún lugar.
Las miradas de los demás nunca fueron algo que me importara mucho, de hecho, siempre las ignoré por completo en años anteriores, pero este año no podía hacerlo. Todo en mi interior no dejaba de recordarme lo que hice y las razones por las que me miraban de esa forma que podría matarme si fueran hechizos asesinos. Consideraba que me estaban castigando por todo eso... y eso que no sabían ni la mitad de las cosas que había hecho.
No era al único que le miraban así, no obstante, porque a todos los miembros de Slytherin de los últimos cursos les habían dado alguna mirada así. Incluso a los más pequeños que no debían ni haber participado en la guerra los miraban con odio.
Por favor, ellos ni siquiera sabrían de qué iba la guerra o qué bandos había... pero daba igual porque llevaban el uniforme de la casa verde y plateada. Según los demás, esa ya era suficiente razón para tratarlos mal.
La guerra, entre otras cosas, había hecho que señalaran a la casa de las serpientes como un nido de mortífagos... cosa que no era del todo mentira, pero no todos entraban en el saco. Además, algún miembro de otras casas también había sido mortífago y no lo miraban tan mal sino con pena porque lo habían obligado a meterse allí.
Era gracioso cómo la mentalidad de todos se había reducido a inocente o culpable dependiendo de la casa en la que estuvieras.
Si estabas en Gryffindor, Hufflepuff o Ravenclaw y habías sido mortífago había sido por obligación de los padres y no pasaba nada... pero si eras Slytherin y tenías la marca tenebrosa había sido por tu propia voluntad y desde entonces eras igual a Voldemort.
La sociedad clasista que nos había llevado a que hubiera un enfrentamiento se estaba contagiando a los pasillos de Hogwarts. Ya no tenía tanto que ver el status de sangre como la casa en la que estuvieras porque, dependiendo de eso, ya eras bueno o malo.
Mi madre, cuando adopté la marca y estaba desolado por "ser malo", me dijo unas palabras muy sabias que un amigo suyo le dijo hace mucho tiempo. "el mundo no se divide en buenos y malos. Todos tenemos luz y oscuridad en nuestro interior, lo que importa es qué parte decidimos potenciar".
Desde entonces me di cuenta de que yo no era una persona mala ni que tenía más oscuridad en mi interior que otras personas, sino que estaba en mi mano intentar ser mejor... aunque entonces lo único que me importaba era proteger a los míos y sobrevivir.
Yo intentaba por todos los medios no entrar en esos juegos entre casas ni enfrentarme a nadie que me insultara porque el único que saldría mal sería yo, pero había veces que no podía evitar querer ir contra todos cuando hablaban y callarles la boca. Sobre todo cuando se metían con mis hermanas o mejor amiga.
Ellas no habían tenido nada que ver, de hecho, ni llevaban la marca en su brazo. Ahí me alegraba de que los mortífagos a veces fueran tan clasistas que solían dejar a las mujeres de lado... así las mujeres que más me importaban no se habían visto implicadas en nada que las pudiera marcar de por vida.
Ahora, por ejemplo, que caminaba tranquilamente hacia el comedor para la comida y sin meterme con nadie, había recibido todo tipo de miradas malas. Unos Ravenclaw habían hablado "accidentalmente" mal de mí cuando pasaba a su lado en mitad del pasillo y me habían llamado asesino en toda la cara.
Los miré mal aclarándome la garganta y al instante recibí peores miradas porque era un mortífago peligroso que había pagado con dinero por su inocencia... desde luego tenía que ser paciente o tendríamos un disgusto un día de estos.
ESTÁS LEYENDO
Segunda oportunidad (Hermione Granger)
FanfictionLa 2ª Guerra Mágica había dejado muchas secuelas, tanto físicas como psicológicas en aquellos que tuvieron que luchar por lo que creían o por salvar a sus familias. Mientras que Hermione intenta sanar las heridas que dejó la guerra, Axel Greengrass...