Capítulo 4

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Kamil

Después de esa conversación de Roman con mis padres ellos se quedaron hablando de temas que en lo personal no le estaba prestando atención y ahora es lo menos que me interesa.

Me levanté después de disculparme para subir a mi habitación, sentí pasos detrás de mí así que deje la puerta abierta cuando entre a la misma.

Entraron Rebecca y Matteo, el último cerrando la puerta tras sí.

Yo me senté en la cama y ellos hicieron lo mismo, nos quedamos un instante en silencio.

—¿Estás segura de esto?—decidió preguntar Rebecca al ver que Matteo no quería abrir la boca, los conozco y aun asi sin tener mi mirada en ellos sé sus expresiones.

—¿Que? Claro que sí, totalmente segura.—la mire sonriendo y ella negó.

—Peque.—llamo mi atención Matteo.

—Chicos todo está bien, estoy segura, no es que vaya a morirme o me vaya a pasar algo solo por salir de casa y empezar a vivir con mi novio, es algo normal.—trate de calmar el ambiente.

—Pero—interrumpí antes de que continuaran.

—Chicos, ya, no sean tan sobreprotectores.

Dije para restarle importancia y tome mi celular cuando escuché una notificación, era Nami, venía en camino.

—Nami estará aquí en unos minutos—les informé.

—De acuerdo—dijo Matteo.—Igual iré con Mathias a casa de unos amigos, tenemos planes.

—¡Diviértete!

Él me miró un momento y me abrazó dejando caricias en mi cabeza, de repente sentí una tristeza y una angustia horrible, tenía ganas de llorar, pero no lo hice, solo correspondi a su abrazo.

—Siempre velare por tu seguridad y felicidad, si no te sientes cómoda o no quieres hacerlo, no tienes el porqué, aquí siempre tendrás unos hermanos para protegerte a capa y espada, nunca te dejes manipular por un hombre, no te rebajes, recuerda que vales mucho, siempre mantente a ti en la cima, porque si tu no lo haces mas nadie lo hará por ti.—dijo en un susurro cerca de mi oido para después separarse y dejar un beso en mi frente repitiendo la acción con Rebecca, para luego marcharse.

No dije nada, todo quedó en silencio y solo me dispuse a recostarme dejando mi cabeza en el regazo de mi hermana quien empezaba a dejar caricias en mi cabello.

—Nunca te dejes encerrar en la jaula del mal, porque cuando te encierren completamente ya no habrá salida y te convertirás en presa, y una vez lo hagas, será muy difícil salir de las garras de tu cazador.

Cerré mis ojos despacio, no es que los estuviera ignorando pero ahora lo que menos quiero hacer es hablar o pensar del tema.

Así que dejándome llevar por las caricias que dejaba mi hermana en mi cabello, me quedé poco a poco dormida en su regazo.

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No sé cuánto tiempo dormí pero cuando abrí mis ojos con algo de pereza mi hermana aún seguía en mi habitación pero está vez con Nami, estaban conversando muy entretenidas con un tono de voz bajo, al parecer para no despertarme.

—Bella durmiente—dice mi mejor amiga cuando se percata de que me desperté.

Ellas se acercaron a mi, ya que estaban sentadas en los dos pequeños muebles que habían, Nami me miró expectante.

Más Fuerte (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora