Capítulo 12

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Adrián.

Hubo un tiempo en mi vida que no pensaba en nada, que solo vivía por vivir, no tenía motivación, era como estar en un estado de trance, en el cual no sientes nada, absolutamente nada.

Y cuando quise dar todo por perdido ella llegó a mi vida para darle color, para darme lo que necesitaba, y ahora me es imposible estar sin ella, ella es todo lo que siempre quise y siempre voy a querer, porque prefiero morir a vivir mi vida sin ella.

En estos momentos hay muchas cosas en mi contra pero seguiré adelante, porque sea como sea la voy a recuperar.

—¿A dónde vas?—escucho la voz de mi hermano mientras termino de ponerme los zapatos.

—No es de tu interés.

—Irás a verla ¿No es así?

—Sebastián, ahora no.—me levanté de la cama y agarre las llaves del auto que estaban en la mesa.

—Vas a desgraciarte la vida, aléjate de ella.—demandó.

—Si me la desgracio o no, es mi problema, es mi decisión.—dije lo más calmado posible, lo último que queria era discutir de nuevo con él.

—No debiste regresar nunca en primer lugar.

—Y tú no debiste seguirme nunca en segundo lugar.—fui camino a salir de mi habitación pero se puso en el medio de la puerta impidiendome el paso.

—Estoy preocupado por ti Adrián.

—¿preocupado? ¿ahora? Ya es demasiado tarde para estar preocupado por mí, querido hermano mayor.

—No, claro que no.

—Quitate.—dije ya cansado de la conversación.

—Adrian.

Su voz comenzaba a irritarme y juro que si no se quitaba lo voy a empujar.

—En serio, aléjate de ella, deja todo atrás, vive tu vida.

—Bien, no te quites entonces.

Con un suspiro molesto lo empujé para salir de la habitación, lo escuché quejarse pero no le hice caso, solo seguí mi camino bajando por las escaleras rumbo a la salida.

—¡Adrián!

Ignore sus llamados como él lo hizo en ese entonces, no creo en esa repentina preocupación, no creo en nada de lo que dice, y estoy seguro que está conmigo por ordenes del señor Evans para hacer que entre en razón y regrese a Inglaterra, lo cual no haré.

Me ignoró cuando pedí su ayuda, cuando estuve mal por culpa de decisiones que tomaron por mí, no creo ni creeré en nada de lo que diga porque él también es uno de los culpables de que me hayan alejado de ella.

Subí al auto comenzando a conducir en busca de Kamil, me pidió que la acompañara y aunque no sé a dónde acepte de inmediato.

Mi casa quedaba a unos 45 minutos de la casa donde vivía con su estúpido prometido.

Estuve lejos dos años así que no tengo ni la más mínima idea de lo que le pudieron hacer creer, porque todo lo que pasó solo lo saben sus padres, mi familia y yo.

Aunque en cierta forma lo prefiero así, no quiero que nadie más se involucre en esto.

Seguí conduciendo alejando esos pensamientos de mi mente, no quiero pensar en todo lo malo, al menos no ahora que iré a verla.

Quise entretenerme ya que considero que para mí, conducir por carretera recta es aburrido, así que coloqué una de mis canciones favoritas.

Treat You better, comenzó a sonar en el interior de mi auto, la hermosa melodia y la letra inundó mis oídos y no pude evitar pensar en Kamil al escuchar la letra de la canción.

'cause I know I can treat You better than he can..—canté pensando en ella mientras seguía conduciendo y no pude evitar pensar en nuestra situación anterior y actual.

Si tan solo hubiera tenido el valor de enfrentarme a mi familia, si no hubiera sido tan cobarde, todo fuera distinto.

Pero ahora no sirve de nada en pensar en el pasado, porque ya no soy ese cobarde de hace dos años, está vez no van a detenerme, no van a lograr separarme de ella otra vez, no lo voy a permitir.

Detuve el auto cuando el semáforo puso su luz en roja y seguí tarareando la canción hasta que soy interrumpido por una llamada que me entra al celular, no me fijo quien es y solo contesto poniendo el alta voz.

—¿si?—dije después de quitar la música.

¡Adrián!—escucho la voz de Nami.

—Oh, ¿Nami?

Pues si, ¿quien más sería patán? ¿Si has visto o hablado con Kamil? No me contesta ni los mensajes ni las llamadas.

Voy a verla ahora, me pidió que la acompañara a algún lugar.—le comenté mientras volví a conducir cuando el semáforo se puso en verde.

¿Acompañarla a dónde?

—no lo sé.

—¿cómo que no?

—es que no le dí tiempo a que me dijera.—confesé.

—Ah—escuché una risa del otro lado de la linea.—te emocionaste tanto que solo aceptaste y ya.

Mordí el interior de mi mejilla algo avergonzado porque es cierto, me emocioné tanto que me llamara que no dejé que terminara de hablar.

—En fin, ¿Para qué me llamas?—cambié de tema.

—Regresaré la próxima semana, pero no le digas a Kamil que la quiero sorprender, le llegaré de sorpresa a la casa de ese estúpido.—me la imaginé haciendo una mueca de desagrado al mencionar a Roman.

—Esta bien, no diré nada.

—Ah y sobre lo otro, ¿ya lo tienes todo? Aquí no pude encontrar mucha información al respecto pero si te pueden servir algunas cosas.

—Aun no del todo, necesito tener una base, y más pruebas, es mi palabra contra la de ellos, aún tenemos tiempo, quedan tres meses.

—Si, pero debes ir actuando desde ya, que Kamil viva ahora con Roman no me gusta, hay algo ahí que no está bien y no quiero que le pase algo.—dijo con preocupación.

—Lo sé Nami, pero no es tan fácil como crees y menos ahora con ese imbécil.—dije algo frustrado—seguimos conversando cuando regreses ya estoy llegando para recoger a kamil, después hablamos.

Esta bien, nos vemos Patán.

Negué levemente y detuve el auto al frente de la casa donde vive Kamil y no tuve ni que llamarla porque salió al instante.

Llevaba unos jeans y una sudadera de color crema, también tenía el cabello recogido, es preciosa, todo en ella lo es.

Le hago señas para que suba y lo hace, yo le regaló una sonrisa cuando sube al asiento de copiloto a mi lado pero frunzo un poco el ceño al ver su rostro, especialmente su mejilla.

—Kamil, ¿que pasó con tu mejilla?—cuestione despacio, ella se tensó en su lugar y sé que algo andaba mal, en cambio ella sonrío y negó con lentitud.

—Tuve un pequeño accidente al bajar por las escaleras.

Mordí el interior de mi mejilla, y decidí no decirle mas sobre el tema pero sé que me está mintiendo.

—Ten más cuidado ¿si?

—Si por supuesto, no te preocupes.

Asentí y comencé a conducir otra vez.

—Cierto, ¿A dónde te llevo?

—Pues, los mellizos tuvieron problemas y estan en la comisaría quería que me acompañaras.

—Contigo hasta el fin del mundo ¿recuerdas?

Ella suelta una risita y asiente.

En cambio yo estaba un poco tenso pero me muestro relajado con ella, si los mellizos tuvieron problemas, sus padres estarán allí, esto no es bueno, pero estoy seguro que no formarán ningún escándalo allí y menos con ella presente.

Más Fuerte (Borrador)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora