Kamil
No puedo creer lo rápido que ha pasado está semana, y siendo sincera me hubiera gustado quedarme hasta más tiempo, pero aquí me encontraba despidiéndome de mi familia con Roman a mi lado.
—Cuidala mucho ahora que vivirá contigo Roman, que no deje de tomar sus vitaminas.—le dijo papá ya que yo me encontraba en los brazos de mamá y Rebecca.
—Te atreves a lastimar a mi hermana, y te mataré, aunque sea lo último que haga, aunque me pudra en prisión, igual lo haré, atrevete a tan solo hacerla llorar y pagarás las consecuencias.—le advirtió mi hermano Mathias con cara de querer asesinarlo.
—¡Mathias!—quiso regañarlo mamá.
—No se preocupe señora Walker está bien.—sonrió algo nervioso.
—Cuidala, y mucho.—se limitó a decir Rebecca.
—Yo, solo te digo, considerate muerto si le pasa algo, porque quien sabe y un día por cosas del destino un auto te atropella, bueno, solo digo.—Matteo empieza a reír por la cara de horror de Roman.
Abracé a cada uno por una última vez, quedándome unos minutos más de lo normal abrazada a Mathias.
—Bambi, pequeña, no dudes en llamarme si sucede algo ¿de acuerdo?—susurro Mathias en mi oído.
—Copito, no pasará nada ¿si? Confía en Roman.
—Prometelo, promete que me llamaras si algo sucede.—insistió.
Solo me quedó suspirar y asentir a su petición, ellos a veces pueden ser muy sobreprotectores.
—Vale, te lo prometo.
Y sin más me separé de él y mi novio tomó mis dos maletas, despidiéndose antes de mi familia encaminandose al auto y yo a su lado.
Una vez en el auto, arrancó y me miró un instante.
—¿Cómo son las reglas?—volvió a preguntar.
—No discutir y obedecer.
—Me alegra que lo tengas en claro amor, después iremos a cenar con mi familia.
Mordí el interior de mi mejilla no muy contenta con la idea, por alguna razón no le agrado a su madre y realmente quiero evitar sus indirectas.
Aunque al parecer eso no va a poder ser y tendré que ir.
Me despedí un día antes de Nami, quien tuvo que viajar al extranjero con su madre para ir a ver a sus abuelos, aún no olvido lo que me dijo, ¿en serio creen que algo malo suceda por vivir con Roman? Me quieren cuidar demasiado.
«—Puedes contar con Adrián para lo que sea, él me prometió cuidarte en mi ausencia y sé que cumplirá con su palabra, así que no dudes en llamarlo para lo que necesites o si tan solo necesitas despejarte»
Aunque no puedo negar que me siento bien con Adrián y que esa noche que fuimos a jugar a los bolos nos volvimos más cercanos, consiguiendo así que intercambiemos números y hablemos mucho desde esa vez, es un buen chico.
Sonreí levemente al pensar en él mientras miraba por la ventana del auto, sólo espero poder verlo pronto.
Después de minutos que me parecieron horas Roman se estacionó al frente de una casa algo grande, solo he venido una o dos veces a su casa, y creo no acostumbrarme del todo al lujo que tiene.
Mi casa no está mal, pero la de Roman tiene demasiado lujo, parece sacada de una película de ricachones.
Él se baja del auto y yo hago lo mismo bajando mis maletas, al entrar siendo recibidos por su empleada.
El interior de la casa es espacioso, la sala era inmensa, teniendo adornos por doquier, la cocina igual de grande, y todo demasiado impecable.
Roman me hizo señas para que lo siguiera y eso hice, llevándome a la segunda planta donde caminamos un extensioso pasillo y abrió la puerta derecha de color blanco.
—Esta será tu habitación muñequita, la redecoré aunque puedes decorarla a tu gusto.
Entré detrás de él y había una gran cama en medio de aquella inmensa habitación, un tocador a la izquierda de la misma y a su derecha una mesita de noche.
En el fondo había una gran ventana con cortinas blancas, y el baño era igual de grande.
Dejé las maletas arriba de la cama una vez había visto toda la habitación.
—Yo voy a salir... Tengo un asunto importante que resolver, vendré a recogerte a las 7 pm, vístete como una chica decente para la cena, y no salgas.
Fue lo último que dijo antes de salir, no le tomé muchas importancia a sus palabras y solo saqué mis pertenencias de mi maleta, colocando en orden mi ropa en el armario.
Unos retratos de mi familia, otros con Roman y dos más con Nami y los chicos, estos los coloqué en la mesa de noche.
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Más tarde después de acomodar todo que me demoré exactamente una hora, me dispuse a recorrer la casa, no he visitado mucho su casa así que tenía que familiarizarme con la misma ya que viviré aquí.
Pasé por la sala principal, la cocina, el comedor, el jardín y el patio trasero que tenía una piscina y un mini bar, incluso tiene un pequeño balcón en la segunda planta.
Ahora yo me pregunto porque una casa tan grande para una sola persona.
—En fin, cosa de gente con dinero.—dije dándome yo misma una respuesta a ese pensamiento.
Decidí volver adentro y ví la hora en el reloj que había en la sala, eran las 5:50 pm.
Aún no muy animada del todo al recordar la cena con la familia de mi novio, fui a la que ahora era mi habitación para darme una ducha.
Y ya después darme un buen baño decidí vestirme.
—Como una chica decente...—dije en un susurro mirando el armario donde estaba toda mi ropa.
Visualice dos vestidos que califiqué como perfectos pero no me decidía por uno solo.
El primero era de color blanco, se ajustaba en mi cintura y era suelto para abajo, teniendo un escote de corazón. El segundo era de un color negro, largo de igual modo, ajustado.
Me les quedé mirando con detenimiento, para al final decidirme por el blanco, junto con el vestido unos tacones del mismo color.
Me puse uno de los collares que me regaló Roman, teniendo como colgante una estrella.
Determine maquillarme sencillo, más natural, la madre de Roman, le encanta criticar mucho mi vestimenta, aunque bueno, crítica hasta como respiro así que de igual forma no hay porque creer que no lo hará hoy tampoco.
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Más Fuerte (Borrador)
Teen FictionLa vida no siempre va a ser como uno quiere, no siempre es perfecta, tiene sus altos y bajos, y muchas complicaciones y problemas, tal vez para bien o para mal, eso depende de las decisiones de cada persona. Después de que una persona tiene tantas d...