V E I N T I N U E V E.

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We are the warriors, who learned to love the pain

We come from different places but have the same name

'Cause we were born for this

We are the broken ones, who chose to spark a flame

Watch as our fire rages, our hearts are never tame

(Born for this—The Score)



Nos habíamos reunido en mi habitación para terminar de planear el robo.

Sabíamos que el collar y el libro que habíamos venido a robar estaba en el mismo palacio donde nos habían acogido, el plan estaba saliendo incluso mejor de lo esperado.

Habían picado el anzuelo de lleno.

Aunque el plan original era un poco diferente de lo que habíamos acabado haciendo, ahora era mejor y más fácil porque estábamos dentro del palacio mientras todos los demás dormían.

—Agnes y Vicky, quedaos aquí a vigilar que nadie se despierte. Si se despiertan inventaros lo que sea para distraerles o Agnes, puedes hacer alguna poción o lo que sea para mantenerlos dormidos.

Ambas asintieron con la cabeza y caminaron hacia las habitaciones donde los guardianes descansaban plácidamente.

—Vosotros venís conmigo, vigilaréis la entrada mientras yo me cuelo dentro —apunté a Frank y Connor.

Salí de la habitación haciendo el menor ruido posible, seguida de Connor y Frank.

Si todo salía bien, en cuanto tuviéramos el libro y el collar correríamos a la ciudad más cercana que era donde nuestro barco estaba amarrado para marcharnos cuanto antes.

No podíamos retrasarnos ni un minuto, no podíamos arriesgarnos a que nos pillaran antes de llegar al barco.

Nos aseguramos de hacer el menor ruido posible mientras nos encaminábamos a la sala principal donde se custodiaban los objetos mágicos más poderosos.

No había guardia controlando la sala, pero sabríamos que habría algún tipo de medida de seguridad. Aunque también teníamos claro que no sería mucha, pues era una cámara a la que solo los humanos podían acceder y ellos ni siquiera sabían que ese sitio existía.

—¿Qué haremos con los sensores de movimiento?—se preocupó Frank.

—Dejádmelos a mí, no os preocupéis. Vosotros vigilad.

Y con esas últimas palabras me dirigí a la puerta principal de la habitación. Si todo iba bien, se abriría sin problema y tan solo tendría que ocuparme de los sensores de movimiento.

Por suerte, pude abrirla sin problema.

La habitación era mucho más grande de lo que parecía por fuera, era inmensa y estaba llena de libros y objetos que levitaban sobre sus determinadas vitrinas.

Era de color blanco como casi todo el palacio en sí.

Los sensores estaban instalados en el dorado techo y hacían que varios láseres rojos se movieran por la habitación en busca de intrusos.

Lo primero que hice fue interceptar el collar y el libro. Estaban juntos en una vitrina, ambos levitaban.

El libro era de color marrón, estaba cerrado con una especie de piedra preciosa diminuta de color violeta, tenía detalles dorados en la cubierta y una pequeña piedra preciosa de color rojo en la parte superior. Era un libro grueso y, honestamente, era asombroso.

Call me Desstiny.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora