D O C E.

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Live fast, die young. Bad girls do it well. Live fast, die young. Bad girls do it well.

(Bad girls—M.I.A)





—Ni se te ocurra volver a hacer eso nunca más, ¿me oyes, Dess? Podríais haber muerto.

Esa vez no se lo discutí a Jeff, no le dije nada. Simplemente asentí y recogí mis cosas para salir del despacho. Ya ni siquiera tenía fuerzas para discutir o llevarle la contraria a nadie. Solo quería volver con mi familia y largarme de ese sitio.

Vicky apenas me hablaba para darme los buenos días y las buenas noches, y llevaba exactamente seis días y cinco horas sin dirigirle ni tan solo la mirada a Connor.

Él tampoco lo hizo.

Ni siquiera en nuestras clases particulares hablábamos más allá de él dándome instrucciones y yo pidiéndole que repitiera algo si no lo entendía.

En ese momento estaba camino a su clase de nuevo.

—Hola. Hoy vamos a practicar el esquive, así que cámbiate y ponte cómoda.

No le respondí.

Simplemente cogí la ropa que llevaba para cambiarme y fui al baño directamente a ello. Al acabar metí la otra ropa en la bolsa y la dejé junto a mis cosas antes de dirigirme hacia Connor.

—Observa.

Connor se inclinó hacia abajo, apoyándose en sus talones, esquivando un golpe imaginario. Después rápidamente empezó a moverse a los lados e incluso hacia atrás en una especie de pirueta para esquivar más golpes.

—¿Ves? Ahora pégame.

Alcé ambas cejas a su petición.

—Lo esquivaré, tranquila, pégame.

Yo me encogí de hombros y le hice caso. Alcé mi puño derecho como si fuera a pegarle con él y Connor se movió al otro lado, como sabía que lo haría. Y ahí fue cuando levanté mi puño izquierdo y acerté un puñetazo con fuerza en su mejilla izquierda.

Connor me miró sorprendido por el golpe que acababa de darle, y yo llevé mi mano a mi boca con fingido horror.

—Ups —Le sonreí con inocencia.

—La clase ha terminado por hoy.

Recogí mis cosas sin decir nada más.

—Ve a la enfermería —Fue lo único que le dije al pasar por delante de él para abandonar la sala.

Subí en el ascensor y le di al número del piso donde estaba mi habitación pero, antes de que las puertas se cerraran, mi primo Garret se metió en el ascensor junto a mí.

—Primita, tengo el remedio perfecto para tu amargura.

Lo taladré con la mirada.

—Yo no estoy amargada, idiota.

—En realidad, es comprensible. Tu única amiga pasa de tí y tu novio ya no te habla. Es bastante triste.

—¿Qué coño quieres, Garret? —pregunté, directa al grano.

—Mañana vuelve a ser domingo, se puede salir. Y dan una fiesta en casa de una que es amiga de una que va a clase de defensa contra alphas. Ven con nosotros.

—Me encantaría, pero después del resultado de la última fiesta a la que fui, preferiría no hacerlo. Gracias por la invitación.

Garret se cruzó de brazos.

Call me Desstiny.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora