C I N C O.

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I was broken from a young age
Taking my sulking to the masses
Writing my poems for the few
That look at me, took to me, shook to me, feeling me
Singing from heartache from the pain
Taking my message from the veins
Speaking my lesson from the brain
Seeing the beauty through the...pain!

(Believer—Imagine Dragons)


—Harrison me ha encontrado.

Mis padres se pasaron las manos por la cara, casi con desesperación.

Me dolía verlos así y saber que era por mi culpa.

Mi madre se paseaba nerviosa por el pasillo de casa mientras todos mis hermanos permanecían en silencio, sentados en el sofá.

—Iré a ver a Jeff. Quizás él puede hacer algo... —murmuré.

Mi padre asintió lentamente.

—Sí. Es una buena idea. ¿Sabes dónde está?

Ahí estaba el problema.

Jeff era el actual rey de los vampiros y, aunque era un viejo amigo mío, casi nunca nadie sabía su lugar de residencia. Por su propia protección y seguridad se movía constantemente de casa.

Nos conocimos cuando yo era una niña.

Él también quiso ver y proteger a la híbrida nacida de tres especies.

Jeff pensaba que yo era el futuro y que sin mí el mundo sobrenatural no tendría futuro posible.

—No, la verdad es que no tengo ni idea. Pero sé quién puede saberlo.

Mi padre alzó una ceja.

Probablemente ya sabía de quién estaba hablando.

—Ese chico es peligroso e impulsivo. No irás a verlo.

Me crucé de brazos, desafiándolo.

—Él lo sabrá, papá. Sabes que desde que lo expulsaron de su manada se dedica a recolectar información de todo el mundo para hacer negocios. Sabe dónde están todos, en todo momento y a toda hora.

Mi padre suspiró.

Él sabía que iba a ir igualmente.

—Vuelvo en unas horas. No os preocupéis, sé cómo manejarlo.

(...)

Sabía donde vivía porque ya había estado allí antes, desgraciadamente.

Llamé al timbre y esperé pacientemente.

Una chica con unas curvas despampanantes y un uniforme de criada que apenas le tapaba lo justo, me abrió la puerta.

—Eh...Creo que me he equivocado —murmuré algo confusa.

—¿Eres Desstiny, verdad? Pasa. Él está esperándote en su despacho.

Pestañeé incrédula antes de pasar dentro de la casa.

Para haber sido exiliado de su manada, se le veía bastante bien y bastante feliz. Encima la casa en la que vivía era enorme.

Cuando la chica me dejó frente a la puerta de su despacho, llamé y esperé a que me diera permiso.

Y como no lo hizo, abrí la puerta de una patada con mi bota de tacón negra.

Tenía el mismo tono castaño que yo, el pelo despeinado, unos ojos de un color azul oscuro y el primer botón de su camisa blanca desabrochado.

Call me Desstiny.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora