"Capítulo 11"

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Zayn:

Lanzo la daga con la mejor de las precisiones hasta que cae insertada en el blanco.

El grito se escucha alto, sollozos y maldiciones por parte de la asquerosa rata que tengo enfrente.

Sí, gritos, el blanco era una persona.

Su riñón derecho para ser exactos.

Desde que tengo memoria, matar para mí es sencillo, rápido, concreto y luego siento... paz.

La paz es buena...

Ambos sabemos que el caos es mejor

Cierto, gracias conciencia.

No hay de qué

La furia crece en mi interior nuevamente y voy caminando despacio, dirigiéndome nuevamente a mi víctima.

La rata no es fácil de matar.

Me ha dado pelea, y por ello tiene la cara irreconocible, dos costillas rotas y varios de sus dedos de las manos torcidos en ángulos antinaturales.

Se equivocó de oponente al desafiarme.

Lo más raro en mí, entre otras cosas, es la calma con la que desato masacres, teniendo en cuenta que mi furia sobrepasa cualquier límite que haya presenciado ojo humano según mi maestro.

Ese viejo ciego, al que le tengo respeto a muerte, y el cual es el padre que me faltó. Asumió felizmente el lugar de la lacra que me abandonó.

Tomo al hombre del cabello en un puño, alzándolo para tener mejor acceso a su yugular. 

Poso la daga en ella, y me le acerco al oído.

—¿Tus últimas palabras, rata?–mi voz sale más ronca de lo común debido al subidón de adrenalina.

El degenerado que se atrevió a espiar la casa de mi madrina desde los alrededores escupe sangre y sonríe, los dientes ensangrentados y disparejos salen a la vista. Me da asco.

–Tú ho-hora llega-rá...el jefe te encontrará y la des..destruirá.–con esa frase frunso el ceño.

¿El jefe?

¿"la" destruirá?

¿A quién quiere destruir su jefe?

—¿Quién demonios es tu jefe?– bramo con furia.

–Tran-quilo, pronto l‐lo conocerás.–pierdo la paciencia y le corto la garganta ensuciando mis manos de su sangre.

No diría nada por mucho que lo torturase, lo sé porque tengo experiencia y este es de los tipos que le juran lealtad a quién le da de comer aunque este sea el ser más ruin sobre la tierra.

Veo rojo, y aún no tengo idea de que es eso que me carcome por dentro.

¿Quién carajos es él?

¿Por qué me quiere encontrar?

¿A quién quiere destruir?

Salgo a zancadas del viejo almacén en donde me encontraba y antes de salir directo a mi Ranger Rover negra llamo a Easton, uno de mis matones de confianza, es un buen tipo a decir verdad.

–¿Señor?–contesta al primer tono.

–Easton, necesito que mandes a alguien que se deshaga de la basura que dejé en el almacén–le informo

–Como digas, algo más?

–Si, necesito que averigües todo de él, ahora te mando una foto suya, lo captaron las cámaras de seguridad de la casa de mi madrina. Ah, también necesito que refuerces la seguridad de la mansión. Llama a Carl y dile que se haga cargo.

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⏰ Última actualización: Aug 22 ⏰

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