Capítulo 16.

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POV - Sedrik

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POV - Sedrik.

La observo dormir pacíficamente, con absoluta adoración, mientras mi mente se retrotrae al pasado. A las muchas veces que quede embelesado por ella, cuando ni siquiera era mía. Aunque quizás, eso último no es del todo cierto. Elizabeth siempre me ha pertenecido y del mismo modo, cada vez estoy más convencido de que yo fui suyo, incluso antes de conocerla.

Hasta en mi juventud, en mis años más desenfrenados y en los que siguieron, repletos de culpa y dolor, nunca elegí una compañera. Pude haber tenido a quien me placiera, pero no permití que nadie se aproximara lo suficiente para dominarme. Hasta ella. Una joven humana, que ha sabido esclavizar al vampiro, a la bestia, al príncipe.

Acomodo la manta sobre su cadera, aprovechando para recorrer con la punta de los dedos su preciosa espalda. Descansa con su largo cabello castaño disperso por la almohada, completamente desnuda. Su fina piel muestra las marcas del deseo irrefrenable que me provoca, junto con algunos mordiscos en diferentes niveles de cicatrización.

Podría lamer esas heridas y ayudar a que se desvanecieran antes, pero por egoísta que sea, detesto la idea. Lo que antes solo me evocaba culpa, ahora me llena de satisfacción. Incapaz de controlarme, caigo hacia delante sobre ella, como una sombra, solo para captar mejor su aroma. Admito con el pecho henchido de orgullo que predomina mi esencia, marcándola de forma inconfundible.

Últimamente, este es un aspecto que ha ido en aumento, debido a mis repetidos mordiscos. Y la bestia que yace en mi interior, se relame con deleite al saber que cualquier ser paranormal que esté cerca de ella, sabrá que si quiere seguir existiendo, no debe tocarle ni un pelo. Creo que a este punto, incluso un humano, es capaz de percibir parte de mi aura amenazadora alrededor de Elizabeth, hasta cuando no estoy con ella.

Si algo le sucediera...

Inconscientemente, libero mis garras, enterrando las afiladas uñas en la palma de la mano. Unas gotas de sangre carmesí caen al suelo, pero las barro con la suela del zapato para eliminarlas y actuó como si cada ápice de mi ser no estuviera a punto de implosionar. Trato de recordar lo peligroso que es barajar este tipo de pensamientos alrededor de mi amada esposa.

La sola posibilidad de que algo la hiera, despierta un sentimiento que pese a mi larga existencia, a penas he experimentado. Terror. Crudo y sin medida. Doy unos pasos lejos de la cama, a medida que meso mi cabellera desordenada, aunque en ningún momento la pierdo de vista. Soy consciente, que la razón de mi carácter taciturno se debe a su repentino malestar.

Intento fingir que tengo las cosas bajo control, pero a penas logro contener las ganas de encerrarla en esta habitación y no dejar que de un paso en falso hasta estar completamente seguro de que está sana.

"Es lo que nos pasa a los mortales, que nuestra vida tiene fecha de caducidad"

"Una enfermedad"

Eternidad - Saga Criaturas de la noche IV.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora