Capítulo 20.

27 3 0
                                    

—¿Hay más apuntes sobre las madres? —interrumpe Sedrik, dejando en claro que lo único que le importa es mi vida

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

—¿Hay más apuntes sobre las madres? —interrumpe Sedrik, dejando en claro que lo único que le importa es mi vida. No obstante, le miro con cierta rabia.

Puede que saber más sobre el bebé solo me cause daño, pues aunque aún no esté lista para asumirlo en su totalidad, parece algo que no va a suceder. Aun así, tengo derecho a conocer esa información, incluso si es solo por simple curiosidad. Intuyo que Sedrik quiere alejar el tema todo lo posible. Pues cuanto menos sepa, menos probabilidades habrá de que mi mente pierda el foco.

—Como he dicho, hay aspectos de los que a penas se mencionan un par de líneas —responde, manteniéndose ajeno a nuestra pelea silenciosa. Lo entiendo, no es su labor tomar parte en temas personales, de hecho, sirve para reafirmar mi confianza hacia él. Da igual el respeto que le profese a Sedrik como príncipe, su labor como médico va por delante y eso será de ayuda cuando llegue el momento de tomar decisiones difíciles—. Obviamente, esas mujeres no se encontraban en dicha situación por propia voluntad, sospechó que mi padre no quiso presionarlas con pruebas y más preguntas, cuando ya estaban pasando por una tortura en sí misma —explica, reflexivo—. El rey mostró especial interés en los híbridos, así que no tuvo de otra que acceder a experimentar. Aunque en su diario hay una nota, casi imperceptible, que menciona como intentó distraer a su majestad hacia otro tema que saciara mejor sus instintos —solo de imaginarlo, me invade un horrible mal estar. De hecho, tengo que aferrarme a la presencia de Sedrik y recordar lo lejos que estamos de Wyoming y de la corte, para alejar esa sensación. Aquí, el rey no puede alcanzarnos. Necesito creer en ello para poder continuar con mi vida—. Fue su única forma de ahorrar algo de dolor a los niños y sus madres —resuelve, orgulloso de su padre. Es para estarlo, pues sumido en su propio castigo tuvo la valentía de querer ayudar a otros. Es algo propio de un héroe y resulta una lástima que jamás pudiera ver en que se convirtió su hijo.

Reflexiono en que después de ser forzadas, tuvieron que sufrir una tortura aún peor, al quedar embarazadas, encima, por no haber hecho nada más que tratar de sobrevivir en la corte vampírica. Si creo que estoy en una posición complicada, prefiero ni imaginar que podían tener ellas en mente durante esos aciagos momentos. Atrapadas, solas, asustadas.

Al mismo tiempo, la inevitable realidad de las cosas se abre paso. Solo parece haber un camino, si no hacemos nada por evitarlo y es, mi muerte. Observo a Sedrik y su actitud funesta cobra sentido. De alguna forma, el destino se ha alineado para que la peor pesadilla de ambos se haga realidad. Y es que mi vida esté en riesgo antes de que siquiera, hayamos empezado a construir algo juntos.

Ese pensamiento me hace estremecer. No quiero dejarle, pero cualquiera de las opciones que se me ocurren, parecen tan aterradoras...

—¿Cuál es tu recomendación profesional? —cuestiona Sedrik, adoptando una postura más fría. Sospecho por donde van a ir los tiros y por ende, se protege a sí mismo, al blindarse del exterior. Ahora mismo, envidio más que nunca, esa capacidad.

Eternidad - Saga Criaturas de la noche IV.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora