La vida Imposible

Cap.9

Martin se despertó lentamente, notando el hueco vacío a su lado en la cama. Por un momento, se quedó mirando el techo, recordando los eventos de la noche anterior. La confusión y la preocupación se mezclaban en su mente mientras trataba de ordenar sus pensamientos.

Había sido una noche intensa. Recordaba la angustia y la desesperación cuando se dio cuenta de que Chiara no estaba allí, y cómo Juanjo había aparecido en el momento justo para brindarle apoyo. La calidez del abrazo de Juanjo, su voz calmada asegurándole que todo estaría bien, y cómo se había quedado a su lado hasta que Martín finalmente se durmió.

Suspiró y se giró hacia la mesita de noche, estirando la mano para coger su móvil. Al encenderlo, vio que eran las 9 de la mañana. El sol matutino entraba por la ventana, llenando la habitación con una luz suave y dorada. Los primeros rayos del sol creaban patrones en la pared a medida que atravesaban las cortinas de encaje. Fuera, los pájaros cantaban, anunciando el comienzo de un nuevo día.

Martin se incorporó y se estiró, sintiendo sus músculos algo rígidos por la tensión de la noche anterior. Decidió que una ducha caliente le vendría bien para despejarse. Caminó descalzo por la habitación hacia el baño, sintiendo el frío del suelo bajo sus pies.

Se metió en la ducha, dejando que el agua caliente cayera sobre su cuerpo, relajando cada músculo. Mientras el vapor llenaba el espacio, Martín cerró los ojos y dejó que sus pensamientos vagaran. La noche anterior había sido difícil, pero también se sentía agradecido por la ayuda de Juanjo.

Después de la ducha, Martín se dio cuenta de que no tenía ropa limpia por lo que resignado, se secó con la toalla y se puso la misma ropa que había usado la noche anterior. Aunque no era lo ideal, no tenía otra opción en ese momento. Se miró en el espejo, arreglando su pelo y asegurándose de que se veía presentable.

Salió del baño decidido a agradecerle a Juanjo todo lo que había hecho por él. Avanzó por el pasillo, escuchando el sonido de las voces que venían de la cocina. El aroma del café recién hecho y el sonido de risas suaves le dieron una sensación de calidez y hogar.

La cocina era espaciosa, con una gran mesa de madera en el centro rodeada de sillas. El sol de la mañana se filtraba a través de las ventanas, iluminando el ambiente con una luz dorada.

Violeta, Denna y Chiara estaban sentadas en la mesa, disfrutando del desayuno. La mesa estaba repleta de comida: croissants, tostadas, frutas frescas, mermeladas y una jarra grande de jugo de naranja. Denna se percató de la presencia de Martín y le sonrió.

—¡Buenos días, cielo! ¿Qué tal estás?—

Martin devolvió la sonrisa, sintiéndose un poco más relajado al ver a sus amigos. —Buenos días — dice mientras bostezaba —ya mucho mejor, gracias.

Antes de que Denna pudiera responder, Chiara se levantó rápidamente y se lanzó a los brazos de Martin, abrazándolo con fuerza. — Perdón, por no haber estado allí anoche. Really, fue una noche complicada and... I don't know, I should have done something different.."

Martin la abrazó de vuelta, sintiendo la sinceridad en sus palabras. —Está bien, Kiks. No tienes que disculparte.

Chiara se apartó un poco, con los ojos brillantes. —Pero quiero que sepas que Juanjo me llamó esta mañana y me contó todo.

Martín asintió, sintiendo cómo se le encogía el corazón, no podía creer que Juanjo se hubiera preocupado de llamar a su amiga para que viniera y supiera todo lo que había pasado.

Se sentaron todos a la mesa, y Martín se sirvió una taza de café. La conversación fluyó de manera natural, y las risas llenaron el aire. Hablaron sobre temas ligeros: anécdotas de la noche anterior, planes para el día, y recuerdos compartidos. Denna, siempre animada, contaba una historia divertida sobre un percance con un vestido en una fiesta pasada, haciendo reír a todos.