Little White Lies [JaeYong]

v e i n t i u n o

La mañana siguiente, todos bajaron a almorzar a excepción de Taeil, quien se había ido en la madrugada para poder sorprender a su novio y pasar el primer día del año a su lado.

El almuerzo fue igual de ameno que la cena de la noche anterior y TaeYong solo terminó por confirmar lo amable que eran los amigos de los Gong, quienes se despidieron de él, diciéndole cuan encantados habían estado de conocerlo y que esperaban verlo pronto.

Más tarde, cuando solo quedaron los Gong y los Lee, YoonAh miró a TaeYong como pidiéndole permiso para decir aquello que habían charlado por la madrugada, y éste asintió con una sonrisa tímida.

—TaeYong decidió contarle a YoonOh sobre Jeno.

Todos en la habitación lo miraron con sorpresa, aunque luego la alegría se hizo presente y lo felicitaron por su decisión.

—Me gustaría que YoonAh hablara con él antes. Creo que sería demasiado abrumador si solo  me aparezco con Jeno en brazos —rió nervioso y todos estuvieron de acuerdo.

—Puedo hacerlo la siguiente semana, YoonOh vendrá para año nuevo.

Para los Gong no era un secreto que YoonOh quería tener una gran familia, y aunque sabían que ya estaba comprometido, estaban seguros de que amaría a Jeno y TaeYong formaría parte de su vida, aunque únicamente como el otro padre de su primer hijo.

Toda la semana habían estado con los nervios de punta, sumado a que no habían podido cumplir con sus actividades diarias de manera correcta, ya que no podían concentrarse por pensar en que YoonOh estaba a días de saber la verdad.

Se suponía que YoonOh llegaría a Seúl a la hora del almuerzo, así que su madre ya tenía todo listo para recibirlo y contarle de la gran noticia que llevaba como nombre "Jeno".

Estaba terminando de recolectar un par de flores del jardín para adornar un poco su entrada cuando recibió una llamada de su querido YoonOh, lo cual le pareció muy extraño ya que su hijo solía dormir durante todo el vuelo.

—Hola, mi cielo. ¿Cómo estás?

—Hola, mamá. Bien... Quería hablarte de algo.

—Que coincidencia, yo también, pero esperaré al almuerzo.

—Es sobre eso... No podré ir a casa.

—¿Por qué? ¿Sucedió algo? —preguntó con genuina preocupación.

—Julie tuvo una cirugía y me quedaré a cuidarla.

—No sabía que estuviera enferma.

—No lo está.

—Oh, entonces fue algo estético... 

—No. Se sometió a una histerectomía —su madre podía notar algo de tristeza en su voz porque aunque ella no lo hubiera parido, lo conocía a la perfección.

—Bueno, querido... aún pueden adoptar.

—De hecho, no. Julie no... Julie y yo decidimos no tener hijos.

—¡¿Pero de qué hablas?! —dejó caer las flores al suelo—. Mi cielo, tú siempre quisiste tener una gran familia.

—Eso era antes.

—Antes de ella.

—¿Y si fuera así que tendría de malo? 

—¿Sabes, querido? —hizo una pequeña pausa—. Si ella te hace dejar de lado tus sueños, tal vez no es la indicada para ti.