Little White Lies [JaeYong]

t r e s

El trayecto fue silencioso, solo se escuchaba la voz del móvil de YoonOh dándole las indicaciones para llegar a casa de TaeYong, quien ya se estaba arrepintiendo por llevar a aquel ángel a su casa, ya que por un momento olvidó que compartía habitación con sus hermanos, y aunque sabía que ellos no volverían temprano, aún estaba la situación de la litera frente a la cama individual, pero ya no había tiempo para cambiar el destino porque estaban a tan solo unas cuadras.

En cuanto llegaron, el pelirojo se apresuró a abrir, y al cerrar la puerta, acorraló a YoonOh contra ella. Se puso de puntitas y sonrió de manera coqueta antes de besarlo. A él le encantaba tomar el control del asunto, pero como lo imaginó, el chico castaño no tenía pensado hacerlo. El más alto colocó una mano sobre la nunca del contrario y la otra la dejó en su cintura. 

TaeYong tomó al más alto de la camisa y lo jaló hasta el sofá, mientras seguían con ese beso desordenado. El castaño subió la mano por su cabello y lo jaló hacia atrás con fuerza, despegándolo de sus labios y sacándole un pequeño gemido al contrario. 

—¿Y tú habitación? 

TaeYong se separó por completo de él y tomó su mano para llevarlo hasta ella.

—Sé que la litera no es muy glamurosa, pero comparto el lugar con mis hermanos.

—No importa —rio y acunó el rostro del contrario entre sus manos para volver a besarlo. Detuvo el beso, pero sin separarse de él le pidió que tomara asiento en el borde de la cama.

YoonOh se paró frente a él y lo miró detenidamente antes de inclinarse un poco y besarlo con la misma intensidad de antes, aunque esta vez, añadió su lengua en el acto. Dejó al chico descansar de sus labios y fue dejando un camino de besos hasta su cuello, en donde se detuvo a chupar, asegurándose de dejar marcas. 

TaeYong odiaba con todo su corazón eso. Odiaba ser marcado, ya que no quería sentirse como una vaca más en el establo de alguien, pero en ese momento estaba tan embriagado de placer que no le importó e incluso se podría decir que lo disfrutó. Gimió al sentir los labios ajenos sobre su oreja y YoonOh se burló un poco de él.

El castaño siguió repartiendo besos por todo el rostro y cuello del contrario, mientras acariciaba su espalda y su cintura por encima de la ropa. YoonOh se deshizo de su abrigo y procedió a deshacerse del abrigo del pelirojo. TaeYong se quitó su camisa y tomó al de hoyuelos del cuello para volver a besarlo.  

YoonOh se sentó a su lado y llevó su fría mano a la cintura del contrario, haciéndolo temblar, e incluso jadear. Se recostó un poco jalando a TaeYong para que quedara sentado sobre su regazo y siguió con los besos, pero esta vez sobre su pecho. Llevó su boca a uno de los pezones del pelirojo, los cuales eran rosados y muy lindos a su parecer, y comenzó a chuparlo, mientras que rozaba con sus dedos el otro.

—¡Ah, Dios! —gritó cuando el castaño mordió uno de sus pezones.

YoonOh entre risas giró al más pequeño para quedar encima de él y bajó sus besos por el abdomen del contrario deteniéndose en el borde del pantalón. Quitó los zapatos con cuidado y deslizó lentamente las prendas hacia abajo, dejándolo desnudo y completamente expuesto. Se acomodó entre sus piernas y sin previo aviso, llevó el miembro del contrario a su boca.

TaeYong puso los ojos en blanco cuando aquel apuesto joven succionó la punta de su miembro y lo soltó, haciendo un sonido bastante obsceno.

—¡Ah, YoonOh! 

—Así es, precioso —se inclinó sobre él y lo besó con fuerza—. Sigue gimiendo para mí —susurró sobre sus labios y sin decir una palabra más, TaeYong se incorporó y esta vez fue él el que se acomodó entre las piernas del contrario para regresarle aquel trabajo oral.