Capítulo 7

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Y, como ironía de un perfecto Déjà vu, Light se mezcló entre la cortina de lluvia que caía a cántaros, tal como el día en el que lo conocí.

Me quedé petrificada en el suelo.

Me llevé ambas manos a la boca, y suprimí una extensa exhalación. El corazón lo tenía dando tumbos y las piernas me temblaban levemente. El olor de Light aún estaba impregnado en mi ropa.

Levanté la cabeza, y miré a mi alrededor. No había demasiadas personas caminando por el perímetro. Agradecí al cielo por ello, pues no quería verme envuelta en chismes de barrio a causa de un simple beso.

Cuando mi corazón dejó de latir frenético, decidí regresar sobre mis pasos e irle a contar todo a mi madrina. Necesitaba de sus sabios consejos. Tanta carga mental me estaba agotando. Miré en dirección al suelo, y lamenté hondamente haber desperdiciado un vestido como éste, en una no-salida como la de hoy.

—¿Teresa? —me llamó alguien desde  abajo, haciendo que me detuviese en seco en el último escalón del graderío que llevaba al segundo piso. Me giré lentamente, extrañada.

Era un joven de no más de dieciocho años. Poseía una alta y delgada figura. Su cabello castaño estaba completamente empapado por la lluvia. El desconocido se detuvo antes de chocar con el primer escalón.

—¿Sí? —dije, desconfiada.

El interpelado subió tres tantos.

—¡Cuán mentirosos pueden llegar a ser los amigos! —negó con la cabeza. Apreté fuertemente mi bolso, listo para usarlo como arma si fuese necesario.

—¿Quién eres?

Él se detuvo. Luego, comenzó a balancearse de lado a lado. Una de sus manos se aferraba al barandal de la escalera. Comencé a sentir miedo.

—Esa pregunta me la tuviste que hacer ayer —dijo, entrecerrando los ojos. Su fuerte y familiar acento se oyó con más claridad—. Light nos habló mucho de ti, pero siempre negó que estuviesen juntos —subió una vez más—. ¡Qué mentiroso es!

—Oh, ¿tú eres uno de sus famosos amigos? —inquirí, ladeando la cabeza. Relajé mis manos y las dejé caer a los costados. Suspiré aliviada. ¿Cuántas más sorpresas y noticias recibiría hoy?

—Algo así —dijo, acercándose a mí—. Soy Kazuki Yamashita.

Le tendí una mano.

—Mucho gusto, Kazuki. Dime, ¿qué puedo hacer por ti? ¿Has seguido a Light únicamente para hurgar en su vida privada? ¿O deseas hablar conmigo?

Mis tres preguntas lo descolocaron olímpicamente. Sonreí de medio lado. Nuestras manos se separaron después de unos pequeños y tensos instantes. El chico se alejó un poco de mí. No era tan alto como Light, pero bien me sacaba una cabeza.

—Vaya —dijo, enarcando una ceja—. Creo que Light se ha quedado corto.

Crucé los brazos.

—¿Tanto así?

Kazuki asintió. Debajo de la lluvia, sus ojos expresivos, como los de un venado, me miraban atentamente.

—Yo... sólo te quería conocer.

—¡Muchacha! —me gritó una voz que provenía del pasillo donde nos encontrábamos. Volteé la cabeza, y saludé a mi madrina. Ésta me devolvió el gesto desde la puerta de su casa—. ¡Ven, te vas a resfriar!

—¡Voy! —exclamé.

—¡¿Yo también puedo ir?! —gritó Kazuki por encima del ruido de la lluvia.

TROTAMUNDOS | Light Yagami y TeresaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora