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Volví a dejar un beso más sobre los labios de la morra que se encontraba sentada en mis piernas. Sentía como la sangre bajaba endureciendo mi miembro.
-Vamos al cuarto- dijo la rubia levantándose mientras tomaba mi mano.
Subimos las escaleras del antro a la par, llegando a una zona privada, donde las bailarinas solían dar sus servicios. Rápidamente nos dirigimos al primer cuarto, sintiendo como colocaba sus brazos sobre mis hombros pata comenzar a llevarme hacia la cama.
Dirigí mis manos hacia el final de su falda, rozando mis dedos levemente sobre la piel de sus muslos, sintiendo como soltaba un suspiro. Subí mis manos sobre su espalda para soltar el sujetador rojo que cubría sus pechos, y sin pensarlo dos veces me dirigí a ellos lamiendo sobre la punta, dejando saliva al rededor de estos por la forma en que movía mi lengua.
-Ven- me dijo interrumpiendo mi ataque a sus pechos, su labial rojo estaba corrido por la sesión de besos que tuvimos antes de subir. Volví a besar su cuello en cuanto la tuve debajo de mi, mientras ella comenzaba a quitarme el saco y la camisa con desesperación.
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Me encontraba sobre ella, aun besando al rededor de su clavícula, pero ahora penetrando su intimidad a mi gusto, viéndola suspirar debajo de mi. Movía sus caderas haciendo que el ritmo sea perfecto.
Para este puño estábamos completamente desnudos, ella solo llevaba unas medias de encaje que apretaban desde sus muslos hasta sus tobillos, haciendo que sus piernas se vean aún más lindas.
Sin salir de su intimidad dirigí mi dedo miedo hasta tu clitoris, y comencé a moverlo, verla disfrutar esto me hacía sentirme más duro.
Unas cuantas posiciones después ella se encontraba sobre mi, dejando pequeños saltos, la luz tenue del lugar ambientaba aún más el lugar, haciéndolo ver más erótico.
Un fuerte gemido salió de su boca, parando en seco para sacar mi miembro de su intimidad, confundido abrí los ojos que había cerrado debido al placer, viéndola temblar un poco, con un semblante malicioso, una sonrisa de medio lado, los ojos completamente cerrados con su cabeza inclinada hacia atrás y un squirt saliendo de su feminidad me hizo sonreír. Tomándome por sorpresa cuando se puso de rodillas frente a mi, tomando mi miembro entre sus manos comenzando a hacerme un oral.
-No te dejare ir sin haberte venido- me dijo antes de meter la punta de mi miembro en su boca. No bastó más de unos minutos para que yo me haya corrido sobre ella dando por terminada la noche.
