𝐏𝐞𝐫𝐬𝐩𝐞𝐜𝐭𝐢𝐯𝐚 𝐝𝐞 𝐇𝐚𝐬𝐬𝐚𝐧:
Llevamos al rededor de 6 horas de vuelo, y aun faltan otras 3. Yo seguía haciendo nuevas notas con mi guitarra, y al mismo tiempo escribiendo una letra nueva.
Sentí como mi novia se estiraba a mi lado, por fin se estaba despertando -¿Que hora es?- dijo quitándose sus audífonos.
-Apenas las 2 de la mañana amor- dije quitando la guitarra de mis piernas escuchándola quejarse.
-Todavía falta mucho- dijo haciendo puchero, sabía que me mataba con eso.
-Ven mi amor- dije acomodándome en mi asiento, ella se levantó y se sentó en mis piernas, acomodando su cabeza entre mi hombro y mi cuello -Ya dormiste 6 horas, no te vuelvas a dormir que me aburro- dije moviéndola.
-Que envidioso- dijo sin levantar su cabeza, comenzado a dar besos en mi cuello. No pude evitar tensarme, y ella sabía lo que hacía.
-No empieces- dije sin escuchar una respuesta, en cambio, se levanto por una cobija, enredándose y volviendo a mi regazo. Continuó con lo que estaba, ahora comenzado a tocarme por encima del pantalón.
-Hay que desestresarnos- dijo besándome, comenzando a sacármela para masturbarme, y yo comenzando a tocarla sobre el corto short que traía.
Comenzó a mojarse, haciendo que mis dedos se muevan más rápido, poniendo un cojín sobre su boca y sus ojos en blanco, saqué mis dedos para comenzar a metérsela, haciendo su short y sus bragas a un lado, sin quitárselos.
Comencé a moverme poco a poco, pero con cada estocada llena de fuerza haciéndola temblar. Ver como sus cachetes estaban rojos por el calor, sudor cayendo por su frente y sus manos apretando mis antebrazos me hacía enloquecer, haciéndolo cada vez más fuerte, haciendo que se me escapen algunos suspiros al sentir tan apretado.
-Ya, ya, ya- dijo rápido casi en un susurro, apoyándose en el respaldo del asiento para comenzar a moverse, haciendo que vayamos más rápido. Verla tan desesperada por venirse hizo que la presión de la sangre bajara más, sintiendo como palpitaba dentro de ella, sintiendo como encajaba sus uñas en mis hombros terminó haciendo que me venga igual que ella.
Al terminar de limpiar volvimos a acostarnos, ya quedaba menos para aterrizar, y ahora si podría dormir después de un buen desestresante.
-Te amo- dijo acomodándose sobre mi pecho.
-No sabes cuánto te amo yo- dije abrazándola, cayendo en un profundo sueño.