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Me coloque la camisa del uniforme deportivo arreglando mí cabello para observar detrás de mí a Silvio que también se estaba vistiendo en mí cama.

Él me dió una sonrisa cálida para tomarme de la cintura y jalarme a la cama para besar mí mejilla.

— Vamos a quedarnos un ratito más, no vas a perder mucho por no entrenar un día — susurró Silvio en mí oído y reí al sentir sus besos en mí mejilla y hombro mientras me abrazaba fuertemente.

— Tengo que trabajar, pendejo — dije para besar su mejilla y tomar su mano dando caricias en ella.

Silvio era mí pareja y compañero de trabajo, ambos éramos soldados aunque yo ya había ascendido a sargento y él seguía siendo cabo, aunque silvio llevará más años sirviendo a Ariox que yo.

— Déjame disfrutarte, hace mucho no hacemos esto — dijo y pegue mí frente a la suya para quedarnos así disfrutando solamente la presencia de el otro.

Ambos sabíamos que frente a Ariox debíamos de actuar formal, ser profesionales.

Frente a todos él era un padre de familia y yo estaba comprometido con una mujer.

Claro¿Quién le perdonaría la vida a dos soldados homosexuales? Era una deshonra y un insulto.

— Estás mejorando — comentó Silvio acariciando mí pelvis dónde todavía estaban las cicatrices de una herida que me había hecho hace algunos días.

— ¿Tienes trabajo?— susurré para levantarme de la cama y colocarme el short deportivo del uniforme al igual de los zapatos de entrenar.

— No hasta las ocho — dijo y sonreí para mirarlo y lanzarme sobre él para abrazarlo y besarlo.

— Yo a las siete, tramposo — me burle para sentir como Silvio acariciaba mí cabello y veía con molestia los lados de mí cabeza.

— No me gusta que te hayas rapado, te ves más bonito con el cabello largo — Murmuró y le robe un beso.

— Solo son los laterales, lo hice para la juramentación te prometo que me lo dejaré crecer si así quieres — le susurré y Silvio me acostó a su lado para mirarme a los ojos varios minutos mientras yo admiraba sus preciosos ojos azules.

— ¿Vas a volver a dormir?— preguntó y asentí.

Silvio acomodo mis pies con los zapatos al borde de la cama para que no ensuciara nada. Me cubrió con la cobija y me abrazó para dejarme en su pecho mientras yo lo olía disfrutando su aroma.

— Te amo — Le confesé bajito y Silvio acarició mí cabello.

— Yo más — dijo y sin mirarlo solamente pude asentir, yo sabía que era una mentira.

Yo y Silvio comenzamos a salir luego de los veinte pero sé que él y yo nos gustabamos desde mucho antes, quizás desde nuestra adolescencia.

Pese a todo, Silvio estaba esperando un hijo con su novia y yo me casaría con la mía.

Luego de eso cerré los ojos y me dormí profundamente me desperté por la alarma de Silvio que me hizo levantarme.

— debería ser ilegal que trabajes tanto — dijo y abrí mis ojos para verlo ya uniformado.

Polera blanca y pantalón militar, botas y polera blanca¿Ya dije polera? Es que me encanta como le queda

Silvio me tomo de los brazos y me levanto para dejarme de pie.

— Tienes que cooperar — dijo gruñendo cuando casi caigo nuevamente a la cama.

Me levanto y comenzó a arreglar mí cabello para besar mí frente y comenzar a quitarme el uniforme deportivo.

Virus Ariox [ Silvexkato ] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora