Fernanda pega brincos de un lado a otro tal cual un saltamontes sin hacerme caso. Se lleva las manos a la boca y se mordisquea las uñas con nerviosismo e indecisión.
- ¿Podrás relajarte un poco y hacerme caso, Nanda? -digo tratando de que lo gracioso que se me hace la escena no se cuele en mi voz.
- ¿Te parece que puedo relajarme, Alba? -pregunta, irónica-. Estoy al borde de una crisis nerviosa.
- No es para tanto, solo es buscar un vestido para una cena que ni siquiera es en estos días -alzo una ceja, escéptica.
- Ya sé, pero ya me conoces y sabes que no voy a dormir bien si no tengo el vestido perfecto para ese entonces.
- ¿Para dentro de dos meses, en serio? -resoplo.
- Apenas y son dos meses ¿No era en noviembre? -pregunta y asiento. Ella suspira-. Además, es la primera vez que te voy a acompañar a una cena de gente millonaria y estirada ¿Qué te esperas? Tengo que dar la talla.
- ¿A ti también te parezco estirada? -digo con una sonrisa recordando cuando Nick me lo dijo.
- No, pero si la gente con la que trabajas, y no me desconcentres que la tienda ya casi va a cerrar.
- Entonces es señal de que ya tenemos que irnos y volver otro día, de preferencia cuando se acerque la fecha -encojo un hombro.
He perdido la cuenta de cuantas horas llevamos dando vueltas por las tiendas desde que me llegó el correo que me avisa con antelación que estoy invitada a la cena que realizan todos los años los jefes de empresa, y que está permitido llevar solo un acompañante.
Pensé en Beatriz para que lo hiciera de primer momento ya que trabaja conmigo y no estaría fuera de lugar durante las conversaciones, pero ella se negó diciendo que ya ha asistido a una anteriormente y que se le hizo muy aburrida, así que se lo ofrecí a Fernanda y ahora estamos así.
- Eres de lo peor -me mira ella con los ojos entrecerrados antes de soltar un suspiro-. Quiero mi vestido.
- Lo tendrás, pequeña berrinchuda, pero no será hoy a menos que quieras seguir teniendo mi compañía en la labor, porque ya yo me voy de aquí ¿Sabes cuantas horas llevamos aquí y cuanto tiempo lleva Nickolas esperándonos fuera?
- ¿Horas? -arruga el ceño y baja la vista al reloj en su muñeca. Sus ojos se agrandan por la impresión de inmediato-. Pensé que solo llevábamos un simple hora.
- No, llevamos unas cinco -digo también mirando mi reloj y comprobandolo.
- Joder, Nick no me va a dejar subirme al auto, me va a odiar -se pasa una mano por el cabello.
- No digas tonterías, el auto es mío y quien decide soy yo. Ahora, vamonos.
- Tu ganas, Alba, pero volveremos.
- Desgraciadamente, soy consciente de ello.
Ella me mira mal antes de acercarse más a mí, pasar uno de sus brazos por mis hombros y dedicarme una sonrisa cuando comenzamos a caminar hacia la salida de la tienda.
La dependienta ser nos queda mirando fijamente, no se si es porque nos ha reconocido u otra cosa completamente diferente.
- ¿Cómo se comportó Alice? -pregunta la morena a mi lado refiriéndose a cuando mi hermana se quedó a dormir en mi departamento hace unos tres días.
- De maravilla, como siempre.
- No me sorprende -sonríe aún más si es que acaso eso es posible.
- A mi tampoco -me reajusto el bolso a mi hombro cuando se resbala un poco por este.
ESTÁS LEYENDO
Perverso Brillo (+18)
Ngẫu nhiênPara Sarai Alba, la avalancha que le cayó encima fue algo duro de sobrellevar, fue la primera vez que se rompió por completo. Le dolió, si, muchísimo. Pero como bien dicen por allí, todos necesitamos rompernos al menos una vez en la vida, y finalme...