Capítulo 8

1.1K 88 39
                                    

Fernanda pega brincos de un lado a otro tal cual un saltamontes sin hacerme caso. Se lleva las manos a la boca y se mordisquea las uñas con nerviosismo e indecisión.

- ¿Podrás relajarte un poco y hacerme caso, Nanda? -digo tratando de que lo gracioso que se me hace la escena no se cuele en mi voz.

- ¿Te parece que puedo relajarme, Alba? -pregunta, irónica-. Estoy al borde de una crisis nerviosa.

- No es para tanto, solo es buscar un vestido para una cena que ni siquiera es en estos días -alzo una ceja, escéptica.

- Ya sé, pero ya me conoces y sabes que no voy a dormir bien si no tengo el vestido perfecto para ese entonces.

- ¿Para dentro de dos meses, en serio? -resoplo.

- Apenas y son dos meses ¿No era en noviembre? -pregunta y asiento. Ella suspira-. Además, es la primera vez que te voy a acompañar a una cena de gente millonaria y estirada ¿Qué te esperas? Tengo que dar la talla.

- ¿A ti también te parezco estirada? -digo con una sonrisa recordando cuando Nick me lo dijo.

- No, pero si la gente con la que trabajas, y no me desconcentres que la tienda ya casi va a cerrar.

- Entonces es señal de que ya tenemos que irnos y volver otro día, de preferencia cuando se acerque la fecha -encojo un hombro.

He perdido la cuenta de cuantas horas llevamos dando vueltas por las tiendas desde que me llegó el correo que me avisa con antelación que estoy invitada a la cena que realizan todos los años los jefes de empresa, y que está permitido llevar solo un acompañante.

Pensé en Beatriz para que lo hiciera de primer momento ya que trabaja conmigo y no estaría fuera de lugar durante las conversaciones, pero ella se negó diciendo que ya ha asistido a una anteriormente y que se le hizo muy aburrida, así que se lo ofrecí a Fernanda y ahora estamos así.

- Eres de lo peor -me mira ella con los ojos entrecerrados antes de soltar un suspiro-. Quiero mi vestido.

- Lo tendrás, pequeña berrinchuda, pero no será hoy a menos que quieras seguir teniendo mi compañía en la labor, porque ya yo me voy de aquí ¿Sabes cuantas horas llevamos aquí y cuanto tiempo lleva Nickolas esperándonos fuera?

- ¿Horas? -arruga el ceño y baja la vista al reloj en su muñeca. Sus ojos se agrandan por la impresión de inmediato-. Pensé que solo llevábamos un simple hora.

- No, llevamos unas cinco -digo también mirando mi reloj y comprobandolo.

- Joder, Nick no me va a dejar subirme al auto, me va a odiar -se pasa una mano por el cabello.

- No digas tonterías, el auto es mío y quien decide soy yo. Ahora, vamonos.

- Tu ganas, Alba, pero volveremos.

- Desgraciadamente, soy consciente de ello.

Ella me mira mal antes de acercarse más a mí, pasar uno de sus brazos por mis hombros y dedicarme una sonrisa cuando comenzamos a caminar hacia la salida de la tienda.

La dependienta ser nos queda mirando fijamente, no se si es porque nos ha reconocido u otra cosa completamente diferente.

- ¿Cómo se comportó Alice? -pregunta la morena a mi lado refiriéndose a cuando mi hermana se quedó a dormir en mi departamento hace unos tres días.

- De maravilla, como siempre.

- No me sorprende -sonríe aún más si es que acaso eso es posible.

- A mi tampoco -me reajusto el bolso a mi hombro cuando se resbala un poco por este.

Perverso Brillo (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora