Dreamfyre

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Laena estaba recostada, agotada pero feliz, con su recién nacida en brazos. Rhaenys, a su lado, observaba con orgullo y amor. La luz del fuego bailaba en la cueva, creando una atmósfera cálida y serena. Su protector aún seguía sin regresar algo que en cierta medida preocupo a la Targaryen mayor.

"Es hermosa, Laena," murmuró Rhaenys, acariciando suavemente la mejilla de la bebé.

Laena asintió, sus ojos llenos de lágrimas de felicidad. "Sí, lo es. Y merece un nombre que refleje su fuerza y herencia."

Rhaenys sonrió, animándola a continuar. "¿Ya has pensado en algún nombre?"

Laena miró a su hija, reflexionando. "Quiero que tenga un nombre que simbolice nuestro linaje y la grandeza de Valyria. Un nombre que lleve consigo el fuego y la sangre de nuestros ancestros."

Rhaenys asintió, comprendiéndolo. "Un nombre digno de una dragona."

Laena acarició la diminuta cabeza de su hija y susurró, "La llamaré Rhaella. En honor a nuestros ancestros y a la fuerza de las mujeres Targaryen que han venido antes que ella."

Rhaenys sonrió ampliamente. "Rhaella. Es un nombre perfecto."

Laena besó suavemente la frente de su hija. "Rhaella Targaryen, nacida en el calor de la oscuridad y protegida por el dragón. Que siempre recuerdes tu herencia y tu fortaleza mi pequeña."

Daemon recorrió el bosque sin descanso, siguiendo su instinto. A punto de perder la esperanza, notó una pequeña llama azul danzando en el aire. La llama parecía tener vida propia, moviéndose entre los árboles y guiándolo con determinación.

Siguió la llama a través del bosque, sintiendo que algo más allá de lo natural lo dirigía. La llama lo llevó a una cueva oculta entre la vegetación. Al entrar, vio la luz del fuego y escuchó voces familiares.

Daemon se acercó con cautela, sus ojos acostumbrándose a la penumbra. La vista de Laena y un pequeño bulto en sus manos junto a Rhaenys sanas y salvas, hizo que su corazón se aliviara instantáneamente. Se arrodilló junto a ellas, agradecido por haberlas encontrado.

"¿Cómo está?" preguntó con voz suave, acercándose para ver mejor a su hija.

"Está bien, Daemon. Te presento a Rhaella," dijo Laena, sonriendo a su esposo.

Daemon observó a su hija con asombro y amor. "Rhaella... es un nombre hermoso," murmuró, acariciando la pequeña mano de la bebé.

Rhaenys observaba la escena con una mezcla de orgullo y alivio.

"Nuestra familia está completa," dijo, Laena abrazando a su hija y tomando la mano de su madre

Rhaenys, sintiendo la calidez del momento, apretó de regreso la mano de su hija dejando que la paz la envolviera. "Sí, estamos juntos, y nada nos separará."

Daemon, tomando la mano de Laena, asintió. "Lo prometo, protegeré a nuestra familia con todo lo que tengo."

Daemon y Rhaenys ayudaron a Laena y a la pequeña Rhaella a regresar al castillo en el que habían estado viviendo desde que contrajeron nupcias. A comparación de la persona que antes la cargaba Laena se dió cuenta que Daemon parecía realmente cansado con ella en sus brazos, y su corazón se decepcionó pues a comparación con la persona que le protegió ahora no sentía la calidez que le dió tranquilidad en un momento de tanto dolor.

Los sirvientes se apresuraron a preparar una habitación cálida y cómoda para la nueva madre y su hija. Exhausta, Laena se acomodó en la cama, rodeada del familiar aroma de su cama. Rhaella fue colocada en una cuna junto a ella, y Laena pronto cayó en un sueño profundo, con la tranquilidad de estar finalmente a salvo.

La Maldición Del Dragón (RhaenyraxLaenaxOFC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora