Sueños de dragón

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Rhaenyra caminaba lentamente por los jardines del Red Keep, sus ojos atentos a cada uno de sus hermanos. Observó a Aegon y Aemond mientras practicaban con espadas, sus movimientos bruscos y competitivos. Luego, su mirada se posó en Helaena, quien había logrado tener una conexión mas profunda con Vys, algo que solo ella había soñado. Su hermana se encontraba en un rincón, absorta en sus pensamientos, jugando con insectos y flores.

La diferencia entre Helaena y sus hermanos era evidente. Mientras los chicos estaban inmersos en actividades físicas y demostraciones de fuerza, Helaena parecía vivir en un mundo propio, lleno de flores e insectos.

Rhaenyra se acercó a Helaena, inclinándose para ver qué hacía. La niña levantó la mirada, sus ojos soñadores brillando con una luz suave.

"¿Qué estás haciendo, Helaena?" preguntó Rhaenyra con una sonrisa.

"Estoy hablando con las arañas," respondió Helaena, su voz suave y distraída. "Ellas me cuentan secretos de la tierra."

Aegon, al escuchar la conversación, se acercó con una sonrisa burlona. "Helaena, siempre estás hablando con bichos. ¿No puedes hacer algo más útil?"

Helaena levantó la vista, su expresión tranquila pero firme. "Los bichos son tan importantes como las espadas, Aegon. Ellos también tienen sus historias."

Aegon soltó una carcajada. "¿Historias? No seas ridícula."

Rhaenyra intervino, su voz firme. "Aegon, déjala en paz. Todos tenemos nuestras propias maneras de entender el mundo."

Helaena asintió, volviendo a sus mariposas, pero susurró para sí misma, "Las arañas no mienten; ellas tejen la verdad en sus redes. Pero solo los dignos pueden desentrañar sus secretos y comprender los hilos que conectan el destino."

Rhaenyra se quedó un momento observando a su hermana menor. Algo en las palabras de Helaena le resonó profundamente, despertando una curiosidad inusual en ella ¿Sería posible que las divagaciones de Helaena tuvieran un significado que ella aún no comprendía?

Más tarde, esa noche, Rhaenyra se dirigió a la biblioteca. Encendió una lámpara y comenzó a revisar los viejos tomos de la historia de los Targaryen. Finalmente, encontró algo que podría ayudarle a comprender a su hermana.

Sumergida en los textos, Rhaenyra encontró paralelismos en las frases que había escuchado de Helaena con referencias escritas de Daenys la Soñadora, cuyas profecías habían salvado a su familia de la Perdición de Valyria.

Las palabras de Helaena sobre las arañas tejiendo la verdad en sus redes resonaron con fuerza en Rhaenyra mientras leía. Según el pergamino que ahora tenía en sus manos Daenys había hablado en términos similares sobre la naturaleza del destino y cómo solo los dignos podían descifrar las profecías escondidas en los sueños de dragón.

En un párrafo describía cómo cada soñador era distinto del anterior, pero todos estaban conectados por un hilo común: la habilidad de ver lo que los demás no podían. Daenys había sido una visionaria, sus sueños de dragón eran a menudo enigmáticos y difíciles de interpretar, pero siempre contenían una verdad crucial para la supervivencia de los Targaryen.

Rhaenyra encontró relatos de otros soñadores en su linaje, algo que no era de su conocimiento pues ella siempre creyó que la única Targaryen con tal don había sido Daenys. Sin embargo eso no era así, de acuerdo a lo que leía cada soñador era distinto y cada uno tenía su propio estilo y enfoque para ver el futuro. Algunos habían visto visiones en el fuego, otros en las estrellas, y algunos en sueños mientras dormían. Sin embargo, todos compartían una cosa en común: sus sueños tenían el poder de alterar el curso del destino.

La Maldición Del Dragón (RhaenyraxLaenaxOFC)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora