Capitulo 1: La huida del barrio chino

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¿Cuántos gritos se necesitan para aturdir a alguien? ¿diez, tal vez doce?, ¿era sencillo o tal vez aquella niña era demasiado sensible?, cualquier ruido parecía ensordecedor, casi sentía que sus tímpanos estallarían, pero...primero que nada, ¿por qué gritaban?, es que acaso nadie pensaba en los niños, ellos necesitan dormir. Willow se quejó entre suspiros, buscó a tientas su almohada con fastidio hasta notar que no estaba recostada y que un líquido extraño con olor a oxido mojaba su pijama favorito.

Ella abrió los ojos con una rapidez inhumana bajando la mirada a sus pies bañados en aquel liquido carmesí, las gotas resbalaban de entre sus dedos y los talones, y el sonido que hacían al chocar contra el suelo le provocaba un estremecimiento que la ponía tensa y nerviosa.

Ella aun no lograba descifrar de donde venia el ruido que la despertó y como era capaz de separar cada sonido que escuchaba, solo pudo ignorar ese detalle cuando fue consciente del dolor agudo en un costado de su abdomen, era insoportable y extraño. Soltó un quejido y sus pequeñas manos se toparon con el mango de un cuchillo enorme.

¿Quién era capaz de hacerle eso a una niña? ¿Y cómo no había notado que estaba suspendida en el aire?, ¿Quién carajos la sostenía?, no veía manos impidiendo que cayera, era como si volara...Willow entró en pánico, se le secó la garganta y las manos comenzaron a sudarle.

Sintió tanto miedo que se creyó capaz de controlar todo a su alrededor con el simple hecho de pensarlo, sin embargo, no le dio tiempo de analizarlo ni de ponerlo en práctica, porque, de pronto, una ráfaga de pensamientos la inundó, fue como si le hubieran susurrado que mirara a su alrededor, y cuando lo hizo, vio el verdadero caos. Había vidrios en el suelo, sillas volando, balas pasando a su lado...

... ¿Qué pasaba, a quién querían?, ¿Qué buscaban?

Los vellos de sus brazos se levantaron como si hubiera estática a su alrededor y el estómago se le encogió de miedo, porque, por alguna extraña razón, sintió que se referían a ella. Se sentía alerta y juraba que alguien le decía que hacer, sin embargo, Willow no pudo hacer nada de lo que la vocecita de su consciencia en modo supervivencia le decía que hiciera, y aunque ella quería moverse, y quería gritar, le era imposible porque estaba tan asustada que solo quería a su mamá, pero a más que a nadie, Willow quería a Leigh-Anne.

Cerró los ojos, y los abrió intentando ver si no era una pesadilla, fue ahí cuando notó el grupo de hombres cuyos nombres no recordaba, todos le apuntaban con armas, todos la observaban asustados, se notaba como les temblaban las manos y algo le decía que, si le disparaban, la puntería no sería muy buena y solo si tenían suerte serían capaces de herirla. Varios sangraban mientras que, los demás, parecían casi intactos, eso la desconcertó. Ella deseó que ellos no tuvieran suerte al dispararles, ella deseo ser la que saliera ilesa y con todas sus extremidades.

Se sintió muy pequeña bajo la atenta mirada de aquellos hombres peligrosos que usaban botas de combate y guardaban objetos afilados bajos las gabardinas oscuras, ella deseó que no la miraran más, pero su deseo no se cumplió, siguieron mirándola como si fuera un bicho raro, y eso le recordó a cuando ella observaba con asco a los diminutos caracoles que caminaban por la pared en una esquina de la casa de al frente, ¡Y se sintió más aterrada! Sin embargo, no entendía porque no iban por ella y se preguntó porque antes de notarlos, se había escuchado el sonido de las balas, y había visto las sillas estrellarse contra la pared.

Acaso... ¿En la habitación se encontraba otra persona que también querían atrapar?, porque seguía sin saber porque no iban por ella, eso le daba más razones para huir.

Frunció el ceño cuando el corazón lo notó en la garganta y respiró hondo intentando mover los pies, los notó extraños cuando quiso ponerlos sobre el suelo, sin embargo, se mantuvo quieta cuando vio a los hombres dar un paso hacia ella, entonces pensó "Si no me muevo, no se acercan, pero, si me quedo aquí, en cualquier momento podrían venir a mí y no quiero que me atrapen"

Mil ochenta horas [Parte Uno Y Dos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora