Había pasado una semana, Leigh-Anne estaba más nerviosa cada vez, sus uñas eran la prueba de ello, además de su ceño fruncido y los suspiros que soltaba cada quince minutos, en cambio, Javier se sentía incomodo, creía que algo se les escapaba de las manos y le parecía sospechoso que Leigh-Anne no recibiera alguna llamada o que nadie tocara el timbre para preguntar si habían visto a la niña. Era como si supieran en dónde estaba, o tal vez...nadie le prestaba la suficiente atención para saber que tenía siete días desaparecida, lo cual era completamente ilógico.
Él había pensado en eso desde el primer segundo de aquella madrugada en que Leigh-Anne se quedó dormida en su regazo sabiendo que Willow no era humana, así que a la mañana siguiente él estaba esperando que alguien llegara y preguntara por la niña, pero, eso no pasó, después de cuatro días dejó de lado aquella idea, y al quinto día dudó que alguien siquiera llamara, así que dejó de preocuparse por ello, además el nerviosismo de él se debía más al tiempo que llevaba Willow en aquella esfera llena de energía telequinética que la mantenía viva, y su inquietud aumentaba porque cada vez que salía de la habitación veía la esfera oscura levitando en el medio de su sala exactamente igual a hace cuarenta y ocho horas, cuando se sentó y la observó durante seis horas sin pausa.
Tres días después Leigh-Anne le preguntó a Javier porque Willow se había escondido en esa capsula oscura y él le explicó que se debía a que ella había estado al borde de la muerte y necesitaba regenerarse, que usualmente eso pasaba en la gente de su especie, de igual forma, al saber eso la ansiedad en ella no abandonaba su cuerpo porque cada segundo que pasaba era eterno y no dejaba de pensar y pensar en lo peor.
-¿Cuánto tiempo crees que ella seguirá ahí? -inquirió Leigh-Anne interrumpiendo los pensamientos de ambos, intentando que el dolor no se manifestara en sus facciones y se encogió de hombros cuando el chico vaciló en su respuesta.
Ella tomó entre los dedos el collar que colgaba en su cuello, y presionó con fuerza el cuarzo celeste contra su palma tomando una bocanada de aire.
-Probablemente un rato más-mencionó pensativo ladeando la cabeza con una mueca en sus labios- pero, un rato corto...-señaló un lado de la esfera con el dedo anular y se levantó del sillón para ser más preciso. Había un cambio y él no había notado ese detalle antes, frunció el ceño reclamándose que había bajado la guardia y volvió a hablar.
-Se está aclarando, Leigh-Anne, el primer día estaba completamente oscuro y no nos dejaba acercarnos. Me pregunto si...
Dejó la frase inconclusa bajo la atenta mirada de su chica y dio varios pasos cortos hasta la esfera, por el rabillo del ojo notó que ella caminaba hacia él, pero, Javier levantó la mano y la hizo detenerse, Leigh-Anne guardo silencio cruzándose de brazos y contuvo la respiración cuando él se atrevió a tocar la esfera alzando su brazo y luego el otro.
Una corriente de energía llenó el cuerpo de Javier al primer contacto, y lo primero que hizo fue tomar la esfera entre sus manos, bajarla con lentitud esperando que todo se mantuviera en calma, sintiendo que con cada segundo que pasaba necesitaba usar más de su fuerza para llevar la esfera al suelo; en algún punto sintió una descarga eléctrica en sus dedos además de un ligero sabor metálico en la boca.
Todo el cuerpo se le estremeció, se le tensó la mandíbula y las rodillas lo amenazaron con doblarse, él opuso resistencia por unos segundos hasta que sus piernas cedieron y terminó arrodillándose, cuando la esfera al fin estuvo en el suelo el soltó un suspiro, Leigh-Anne ya estaba a su lado intentando dejar ir la tensión que inundaba su cuerpo, sintiendo que ya estaba a nada de poder abrazar a Willow.
Javier contuvo un gruñido apartando las manos, dos corrientazos lo hicieron estremecerse y solo cuando respiró profundo y tragó hondo intentando alejar el sabor metálico de su boca, dejó de sentir la energía y prefirió ocultar el mal presentimiento que lo embargaba, luego presionó sus manos contra el suelo, y se levantó pensando que tal vez se equivocaba mientras iba de camino hacia la cocina para tomarse un café o algo que le quitara el sabor de la boca.
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Mil ochenta horas [Parte Uno Y Dos]
Fiksi IlmiahSinopsis "Los susurros revelan verdades y las sombras ocultan secretos" Leigh-Anne se ve atrapada en un torbellino de misterio cuando la niña a la que cuida desde hace más de un año y medio aparece de madrugada ensangrentada en la puerta de su casa...