F-R-I-E-N-D-S

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Una cálida mañana de Domingo, el sol de agosto entraba por la ventana dando en los ojos de aquel coreano que dormiría plácidamente en su cama, de no haber sido porque un australiano decidió quedarse allí a dormir.

Usurpando su suave cama y robándole toda la sábana de seda que su madre compró la semana pasada para el.

Cómo pudo, trató de cubrirse con ella, pero el cuerpo del peli azul no se lo permitía.

En un intento de tener más espacio y estar más calentito, le dió un pequeño empujón al australiano a su lado, haciéndolo caer de la cama.

—¡Seungmin! ¿Otra vez pateas dormido?– Chilló el australiano al tocar el frío suelo.

—Tu eres el loco que se roba mi sábana.

—¡Es muy cómoda y calentita! ¿Ok?– se levantó del suelo dispuesto a volver a recostarse.

—Ustedes son los únicos raros que se tapan con sábanas en pleno verano–

—¡Es que son cómodas!– Dijeron ambos chicos al unísono al ver a la hermana del dueño de la casa.

—Ajá– soltó sin más —Ah, yo venía a decirles que el desayuno ya está hecho— Sin más que decir, la chica salió del cuarto de su hermano y caminó hacia la cocina.

Ambos chicos arreglaron un poco sus cabellos, y aún con los pijamas puestos -Pijamas que eran de Seungmin, porque Felix no se trajo más que su teléfono y cepillo de dientes- caminaron hacia el comedor, dónde la familia del menor los esperaban con el desayuno hecho.

—Buenos días, dormilones– sonrío la madre del chico mirándolo.

—Buenos días, ma.

—Buenos días, Yerim– Saludó Felix sentándose al lado de su amigo.

—No pregunté anoche porque viniste tarde. Pero...¿A qué se debió tu visita, Felix?– preguntó Lia con curiosidad.

—Hum...

¿Qué responder? ¡Ni siquiera yo sé los conté!.

Luego de un mental break, al estilo Troy Bolton, Felix decidió que la mejor idea sería ir a casa de Seungmin para quitar sus dudas.

Porque, no. Las palabras de Nayeon no lo ayudaron en nada.

"Solo olvídalo, Lix. Es algo pasajero"

No. Eso no le servía.

Y Seungmin tampoco entendía porqué con el, porqué Felix recurría a él. Si todos sus amigos creían que le iba peor que ellos en el amor ¿Por qué uno de ellos recurriría a él?.

De lo que se enterarían ellos.

Pero no le tomó importancia, porque pasaron toda la noche recostados en la cama del peli negro, intentando buscarle una solución a ese asunto.

—Vino porque yo le dije que íbamos a ver películas, pero nos terminamos quedando dormidos– río con nerviosismo, intentando parecer lo más normal posible.