II

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En cuanto entre a la oficina pude ver a Antoni sentado en una de las sillas frente a nuestro padre. Me dirijo a la segunda silla saludando a mi hermano con un suave movimiento de cabeza.

- Y bien cuál era tu urgencia por tenernos aquí. - preguntó Antoni de forma desinteresada.

- El día de mañana recibiremos a un par de nuevos socios mexicanos, supongo que deben haber escuchado de ellos ya que forman parte de un cartel conocí en México, " el cartel de Sinaloa." Bueno pues como muestra de mi compromiso por nuestra próxima alianza, tu Olivia te casarás con algunos de los miembros de las dos familias más importantes, los Guzmán o los Zambada. - dijo con una sonrisa de orgullo.

- Que no, yo no pienso casar, soy demasiado joven para eso.-

- No te estoy preguntando si quieres o no, te estoy diciendo que te vas a casar, a menos que quieras quedarte en la calle.-

- Tu no puedes hacer eso-

- Por supuesto que puedo por qué no tengo que recordarte que yo pagó el departamento en el que vives, además de todo lo que usas y eso sin contar tus fiestitas. Así que si yo digo que te casas te casas y punto. - culminó el dando un golpe en la mesa.

Baje la cabeza y murmuré un si.

- Bien entonces vete-

Salí de la oficina y comenzé a caminar hacia las puertas del segundo ascensor ya dentro de este tomo mi teléfono y marco al número de Marco mi mejor amigo.

- Holaa.

- Tienes coca?.- pregunté apresuradamente

- Hay hola marco como estás, yo bien y tu livi?

- Ya terminaste.

- Tal vez.

- Tienes o no.

- Si, en tu departamento o en el mío.

- En el tuyo.

Entre al auto.- Al departamento de Marco.- ordene apresuradamente.

Una vez ahí abrí con la llave que el me había dado meses antes. Adentro me dirijo al la sala y me undo en el sofa.

- Y ahora que te pasa.- escucho su voz detrás de mi.

- Me voy a casar.-

El abrió los ojos como platos y se soltó a reír. - Tu casada, quién fue el hombre tan estúpido para casarse contigo.- dijo recibiendo un golpe de mi parte. - No me lo tomes a mal osea eres joven y muy hermosa pero te conozco y se que tú no puedes estar con una sola persona.

- Bueno ya me vas a dar lo que te pedí o vas a seguir con tu sermón.-

El solo me extendió una bolsa con un polvo blanco en su interior, puse una parte en la mesa frente a mi, la dividí en líneas, me acerque y las inale sentí como mis músculos se relajaron y eché mi cabeza contra el sofa.

- ¿Tu no quieres?.-

- No, saldré pero tú puedes quedarte aquí.-

Yo solo asentí sintiendo como los efectos de la droga empezaron a hacerse presentes, sentía mi cuerpo más ligero, colores llamativos e intensos comenzaron a aparecer. Sabia que está no era la forma de lidiar con algo que yo misma había provocado pero no podía dejar de hacerlo, o tal vez muy en el fondo de mi ser no quería hacerlo, u por lo menos no hoy ni mañana.

Una nueva era.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora