#13

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Dabi encadenó el tobillo de Hawks a la cama, asegurándose de que no pudiera escapar. Se inclinó sobre Hawks, lamiendo la herida en su hombro, disfrutando del sabor metálico de la sangre mientras intentaba detener el sangrado.

Las lamidas constantes y la sensación húmeda y cálida hicieron que Hawks empezara a despertar lentamente. Sus párpados se abrieron con dificultad, encontrándose con la figura de Dabi tan cerca de él.

—¿Dabi...? —susurró Hawks, con la voz débil y el cuerpo dolorido.

Dabi levantó la cabeza, sus ojos azules brillando con una mezcla de ternura y locura.

—Despertaste —dijo Dabi, con una sonrisa que no llegó a sus ojos—. Te ves tan frágil así, Hawks. Pero no te preocupes, estoy aquí para cuidarte.

Hawks intentó moverse, pero el dolor en su hombro y la cadena en su tobillo lo mantenían en su lugar. Trató de recordar cómo había llegado a esta situación, pero su mente estaba nublada por el dolor y la fiebre.

—¿Por qué... estás haciendo esto? —preguntó Hawks, con la voz quebrada—. Pensé que me... amabas.

Dabi dejó escapar una risa baja, casi triste, y volvió a lamer la herida de Hawks, como si eso pudiera aliviar el dolor y la incomodidad.

—Te amo, Hawks —respondió Dabi, su voz cargada de una pasión oscura—. Pero a mi manera. Quiero que estés a salvo, que no huyas de mí. Solo así puedo estar seguro de que eres mío.

Hawks cerró los ojos con fuerza, tratando de encontrar una forma de salir de esta situación. Cada movimiento le recordaba la intensidad de su dolor y la realidad de su cautiverio. Pero dentro de él, aún quedaba una chispa de esperanza y determinación.

—Dabi... —empezó Hawks, abriendo los ojos para mirarlo directamente—. Si realmente me amas, tienes que dejarme libre. Esto no es amor, es una prisión.

Dabi frunció el ceño, su expresión cambiando a una mezcla de frustración y confusión. Se levantó de la cama, alejándose de Hawks, como si necesitara tiempo para procesar sus palabras.

—¿Libre? —repitió Dabi, su voz temblando ligeramente—. ¿Crees que te dejaría ir tan fácilmente? No entiendes cuánto significas para mí.

Hawks observó cómo Dabi se debatía internamente, su mente atrapada entre el deseo de poseerlo y la posible comprensión de lo que significaba el verdadero amor.

—Por favor, Dabi —insistió Hawks, con la voz más firme—. Si realmente me amas, dame una oportunidad de vivir libremente. No quiero que nuestra relación esté basada en el miedo y la violencia.

La reacción de Dabi no fue la esperada. Sus ojos se oscurecieron y una sonrisa perversa apareció en su rostro.

—Hawks, no entiendes —dijo Dabi acercándose nuevamente—. No quiero que seas libre. Te quiero aquí, conmigo, para siempre.

Con esas palabras, Dabi reforzó las cadenas alrededor del tobillo de Hawks, asegurándose de que no pudiera escapar. Hawks sintió una oleada de desesperación al darse cuenta de que Dabi no tenía intención de liberarlo. La herida en su hombro aún dolía, pero el gesto de Dabi le dejaba claro que su cautiverio estaba lejos de terminar.

—No trates de escapar de nuevo —advirtió Dabi, su voz baja y amenazante—. Porque si lo haces, me veré obligado a ser aún más estricto contigo.

Hawks sabía que Dabi hablaba en serio. La mirada en sus ojos era la de un hombre decidido a mantenerlo a su lado a toda costa, sin importar el sufrimiento que eso pudiera causarle.

Hawks miró a Dabi, la desesperación y el dolor en sus ojos transformándose en una determinación feroz. Con todas las fuerzas que pudo reunir, se lanzó hacia Dabi, agarrándolo del cuello con una firmeza sorprendente.

llamas en la oscuridad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora