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Luego de que Dabi le preparara algo de comer a Hawks, ambos pasaron lo que quedaba de la tarde juntos. Cuando cayó la noche, Dabi se quedó dormido. Hawks aprovechó el momento para levantarse de la cama sin hacer ruido. Observó a Dabi un instante antes de tomar las llaves que el vampiro había dejado sobre una mesa cercana.

Hawks, con el corazón latiendo con fuerza, se vistió rápidamente y salió de la habitación. Los pasillos de la casa eran amplios y oscuros, lo que aumentaba su ansiedad. Caminó con cuidado, tratando de no hacer ruido, y finalmente encontró la salida, pero estaba cerrada con candado.

Con las manos temblorosas, Hawks buscó la llave correcta entre el manojo que tenía. En su nerviosismo, las llaves se le cayeron al suelo.

-¡Maldición! -murmuró, agachándose rápidamente para recogerlas.

De repente, escuchó la voz suave pero enojada de Dabi resonando por los pasillos.

-Hawks, ¿dónde estás? -llamó Dabi.

Desesperado, Hawks intentó abrir el candado, pero no lo logró a tiempo. Dabi apareció detrás de él, agarrándolo del cuello y pegándolo contra la pared con fuerza. Hawks quedó inconsciente y cayó al suelo.

Dabi sonrió de manera siniestra y cargó a Hawks de regreso al mini departamento donde habían estado. Al llegar, Dabi sentó a Hawks en una silla y lo ató firmemente. Hawks seguía inconsciente, facilitando el trabajo de Dabi.

Sin embargo, Dabi no se dio cuenta de que la frente de Hawks estaba sangrando. Cuando la sangre comenzó a fluir, los ojos de Dabi se volvieron de un rojizo brillante. No pudo resistirse y se abalanzó sobre Hawks, lamiendo suavemente la herida y saboreando la sangre.

Justo en ese momento, Shigaraki apareció detrás de Dabi.

-Dabi, ¿qué haces? -preguntó Shigaraki, sorprendido.

Dabi, molesto por la interrupción, agarró el control de la televisión y se lo arrojó a Shigaraki, quien lo esquivó fácilmente.

-¡Lárgate! Estoy ocupado -gruñó Dabi, volviendo su atención a Hawks.

Shigaraki observó la escena con una mezcla de desdén y curiosidad.

-¿Desde cuándo está aquí? -inquirió Shigaraki, acercándose lentamente.

Dabi se giró hacia él, sus ojos aún brillando con ese tono rojizo.

-Eso no es asunto tuyo -dijo Dabi con voz firme.

Shigaraki levantó las manos en señal de rendición.

-Tranquilo, solo quería saber. No necesitamos problemas adicionales -dijo Shigaraki con una sonrisa torcida.

Dabi gruñó, pero sabía que Shigaraki tenía razón. Volvió su atención a Hawks, quien empezaba a recuperar la conciencia.

-¿Qué... qué pasó? -murmuró Hawks, parpadeando para despejar su visión.

Dabi lo miró con una mezcla de posesividad y deseo.

-Intentaste escapar, pero no lo permitiré, Hawks. Eres mío, y no voy a dejar que te vayas -dijo Dabi, acariciando suavemente el rostro de Hawks antes de volver a lamer la sangre de su herida.

Hawks cerró los ojos, resignado a su situación, mientras sentía la lengua de Dabi recorriendo su piel. Shigaraki observó en silencio, sabiendo que este juego estaba lejos de terminar.

Hawks cayó inconsciente otra vez, y Dabi se levantó lentamente, limpiándose los labios manchados de sangre. Al girarse, vio a Shigaraki observándolo desde el sofá con una sonrisa irónica.

llamas en la oscuridad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora