#22

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Hawks y Dabi regresaron al departamento en silencio, con el sonido de la lluvia golpeando las ventanas. Dabi, aún sumido en la confusión, se dejó guiar por Hawks, quien no había soltado su mano desde que salieron del enfrentamiento. Una vez dentro, Hawks lo abrazó, sus alas envolviéndolos a ambos, creando un refugio cálido y seguro.

-Estás a salvo ahora, Dabi -murmuró Hawks, su voz suave pero firme.

Dabi asintió, pero su mirada estaba perdida, aún luchando por comprender todo lo que había pasado. La sangre en sus manos y ropa parecía una marca imborrable de su culpabilidad. Cuando Hawks se inclinó hacia él, Dabi intentó retroceder, apartándose.

-No... no quiero que me veas así -susurró Dabi, su voz quebrada por la vergüenza y el dolor.

Pero Hawks no se dejó intimidar. Sin vacilar, tomó el rostro de Dabi entre sus manos y lo acercó, besándolo con una pasión que llevaba implícita su devoción y su deseo de hacerle sentir amado, a pesar de todo. El beso fue suave al principio, una caricia reconfortante que buscaba calmar la tormenta interior de Dabi. Pero con cada segundo que pasaba, el beso se volvía más intenso, cargado de una mezcla de emociones que ambos compartían.

Dabi intentó resistirse, aún sintiéndose indigno de ese amor, pero el calor de Hawks y la fuerza de su beso lo desarmaron. Sin poder evitarlo, se rindió a ese momento, correspondiendo al beso con la misma intensidad. Hawks lo guió hacia el sofá, y cuando sus cuerpos cayeron sobre él, la pasión entre ellos se desbordó.

-Hawks... -susurró Dabi, tratando de contener sus emociones mientras sus manos se aferraban a la espalda de Hawks, sintiendo la textura de sus alas contra su piel.

-Shh... estoy aquí -respondió Hawks entre besos, su voz ahora más ronca, llena de un deseo que no podía ni quería esconder.

La confusión y el dolor que habían marcado a Dabi minutos antes empezaron a desvanecerse, reemplazados por la calidez y la seguridad que Hawks le ofrecía. A pesar de la sangre, a pesar de todo lo que había sucedido, Hawks lo hacía sentir amado, aceptado. Sin importar cuán roto se sintiera, en ese momento, todo lo que importaba era el hombre que estaba sobre él, besándolo como si fuera la única persona en el mundo.

El sofá crujió bajo ellos mientras se movían, el beso intensificándose aún más, sus cuerpos encajando como si siempre hubieran pertenecido juntos. Hawks se detuvo por un segundo, sus labios a centímetros de los de Dabi, ambos respirando pesadamente.

-No me importa lo que haya pasado, Dabi. Eres mío, y no voy a dejarte -susurró Hawks, sus ojos clavados en los de Dabi, llenos de determinación y amor.

Dabi lo miró, todavía inseguro, pero el calor en su pecho le dijo que esas palabras eran verdad. Asintió levemente, y esa pequeña muestra de aceptación fue todo lo que Hawks necesitó para volver a besarlo, esta vez con aún más fervor.

Justo cuando Hawks estaba a punto de entrar en Dabi, Dabi lo miró a los ojos, su respiración entrecortada.

-Espera -dijo Dabi, su voz baja pero firme-. Quiero darme una ducha primero.

Hawks lo miró sorprendido, pero asintió con una sonrisa. Se levantó, dejando que Dabi se incorporara lentamente. Dabi se dirigió al baño, mientras Hawks se quedó esperando, su corazón latiendo con fuerza en su pecho. El sonido del agua corriendo en la ducha llenó el departamento, y Hawks no podía dejar de pensar en todo lo que había sucedido entre ellos.

Pasaron unos minutos antes de que Dabi saliera del baño, su cuerpo aún húmedo, cubierto solo por una toalla que apenas llegaba a sus caderas. Su cabello mojado caía en mechones desordenados sobre su frente, y su piel pálida brillaba bajo la luz tenue del cuarto. Hawks, incapaz de resistir más, se levantó y caminó hacia él, quitándole la toalla de un tirón.

-Ven aquí -susurró Hawks, tomando a Dabi por la cintura y llevándolo de vuelta al sofá.

Dabi se dejó guiar, su cuerpo respondiendo automáticamente al toque de Hawks. Hawks lo acostó suavemente, inclinándose sobre él con una mirada intensa en sus ojos dorados.

-Ahora sí, estás listo -dijo Hawks, su voz baja y cargada de deseo.

Dabi lo miró, su respiración acelerada mientras las manos de Hawks recorrían su cuerpo. Hawks no perdió tiempo y comenzó a besar su cuello, bajando lentamente por su pecho mientras sus manos se movían por las caderas de Dabi, explorando cada centímetro de su piel. Cuando llegó a su entrepierna, Dabi ya estaba jadeando, su cuerpo temblando de anticipación.

-No te detengas... -murmuró Dabi, su voz apenas audible.

Hawks no tenía intención de detenerse. Se movió entre las piernas de Dabi, posicionándose y alineándose con cuidado antes de empujar lentamente, llenando a Dabi centímetro a centímetro. Dabi arqueó la espalda y gimió, sus manos aferrándose al borde del sofá mientras su cuerpo se adaptaba al tamaño de Hawks.

-Dios... Hawks... -jadeó Dabi, sus palabras casi inaudibles mientras sentía a Hawks llenándolo por completo.

Hawks comenzó a moverse lentamente, entrando y saliendo con movimientos calculados que hacían que cada nervio del cuerpo de Dabi se encendiera de placer. El ritmo fue aumentando gradualmente, y pronto los sonidos de sus cuerpos chocando se mezclaron con los jadeos y gemidos que llenaban el aire.

Hawks se inclinó hacia adelante, susurrando al oído de Dabi mientras seguía embistiéndolo con fuerza:

-Eres mío, Dabi. No lo olvides nunca.

Dabi respondió con un gemido ahogado, sus uñas clavándose en la espalda de Hawks mientras su cuerpo se rendía completamente al placer que le estaba siendo otorgado. La intensidad del momento los consumió, y ambos se perdieron en la oleada de sensaciones que compartían.

El acto continuó con un ritmo implacable, cada embestida llevándolos más cerca del clímax. Dabi sentía como si estuviera ardiendo por dentro, el calor de Hawks era abrumador, y la manera en que lo llenaba lo hacía sentir completo, como si finalmente hubiera encontrado el lugar al que pertenecía. Con un último empuje profundo, Hawks llevó a Dabi al borde, haciendo que se corriera con un grito que resonó en todo el departamento.

Hawks no tardó en seguirlo, dejándose llevar por la ola de placer que lo atravesó mientras alcanzaba su propio clímax, enterrado profundamente dentro de Dabi. Ambos quedaron jadeando, sus cuerpos aún entrelazados mientras se recuperaban del intenso encuentro.

Después de unos minutos, Hawks se inclinó y besó suavemente los labios de Dabi, quien lo miró con una mezcla de agotamiento y satisfacción en sus ojos.

-Te amo, Dabi -susurró Hawks, su voz llena de sinceridad.

Dabi sonrió débilmente, levantando una mano para acariciar el rostro de Hawks.

-Yo también te amo, Hawks -respondió antes de cerrar los ojos, dejándose llevar por el sueño.

Hawks lo observó por un momento, su corazón llenándose de calidez al ver a Dabi finalmente en paz. Luego, con un suspiro de satisfacción, se acomodó a su lado, envolviéndolos a ambos con sus alas, protegiéndolos del mundo exterior mientras caían en un sueño profundo y reparador.

llamas en la oscuridad Donde viven las historias. Descúbrelo ahora