Consecuencia

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Rose e Ysamar se apartaron de todos y llegaron a una pequeña habitación donde solo había una pequeña lampara de gas, una banca y una mesa pequeña. Estaba sucia y húmeda, pero era un lugar privado donde iban a poder hablar a gusto sin problemas. Ysamar ordenó a Rose a que se sentara a lo que la joven aceptó y con una pose nerviosa, escuchó lo que Ysamar debía decir.

—¿Estás bien? —preguntó Ysamar de brazos cruzados, mirando fijamente a Rose y muy seria.

—Sí, ¿por qué? —respondió y preguntó Rose con hostilidad en su voz intentando ocultar su temor.

—Escúchame, siento mucho lo que pasó en todos estos años, de verdad.

—Está bien, no importa.

—No, cállate. Empiezo a ver más de lo que debería y puede que Auritz no te diga nada, pero, pese a que eres útil aquí en la base entregando documentos e informando a los demás, la verdad es que ahora no necesitamos eso.

—Bueno, puedo irme si es lo que quieres.

—No tienes que hacerte la víctima en este momento.

—Ysamar, está bien. Te disculpo, ¿puedo irme?

—¡No!

—¡No me grites o tampoco me hables en ese tono! —respondió Rose aumentando la tensión entre ambas.

—¡No te di permiso a que te pares, Rose! Te di demasiada libertad durante estos años, pero la realidad es que ya no sirves en la posición de ahora.

—Entonces me largo de aquí.

—Eres una engreída. Intento darte algo de utilidad aquí y salvarte la vida y lo único que haces es renunciar.

—No necesito protección y menos la tuya, lo único que has podido hacer en todo este tiempo fue darme un lugar y papel que no me correspondía. Querías usarme para sentirte menos culpable por la muerte de Derek, además de darle algo de relevancia a tu existencia.

—Sí, pero dime algo y quiero que seas honesta, ¿crees que alguien de aquí habría aceptado cuidarte?, ¿crees que Auritz habría aceptado?

—Estoy segura que sí.

—Auritz fue de los primeros en negarse a tenerte, ¿qué habría sido de ti si no te aceptaba?

—No te ofreciste, te obligaron.

—Y fue la mejor decisión que he tomado en toda mi vida. No me arrepiento de nada de lo que hice en todos estos años que llevo aquí. Haberte aceptado fue lo que necesitaba para levantarme después de lo que pasó. Soy consciente de que la manera en la que decidí adoptarte no fue la correcta, pero no me arrepiento de ello, porque, aunque no lo creas, la razón de que sigas viva en por mí. Sé que se oye soberbio, pero es la verdad. Tú pudiste cuidar de ti y seguir aquí por lo que te enseñé. Mi entrenamiento no fue terminado, el de mi maestro tampoco fue terminado, pero tengo la oportunidad de hacer algo con el tuyo. Quieras o no, Rose, la razón de que Arlet haya vuelto es por algo. Ya no te necesitamos, pero si decides dar un paso al costado y continuar lo que dejamos inconcluso, podremos salir adelante. Entiendo si no quieres perdonarme, está bien, no tienes que hacerlo. Si quieres seguir odiándome, está bien, pero yo si te quiero y me importas muchísimo, así que no dejaré que mueras. Te necesito con la capacidad ya no de defenderte, si no de pelear por la libertad que se nos arrebató.

Rose no supo que decir ante el discurso de Ysamar. Las palabras habían desaparecido y ella sentía que aquel momento era su oportunidad de sacarle en cara todo, pero no pudo, simplemente no salieron los reclamos. Rose volvió a sentarse y miró a Ysamar quien seguía de pie y con el rostro serio y el ceño fruncido. La joven tomó aire y aceptó que la situación ahora era diferente y que debían pelear una última vez.

—De acuerdo, pero tengo una condición —dijo Rose.

—Te escuchó —dijo Ysamar.

—Vas a entrenarme, aprenderé de ti y todo lo demás, pero irás a ninguna misión sola. A partir de ahora, iremos las dos.

—Eso sí que no.

—Vete al diablo entonces.

—No puedes estar siempre en todas las misiones a las que vaya y no porque no quiera. No puedo enseñarte a protegerte sola y a pelear por lo correcto si siempre vas a estar esperando a que te diga que hacer. Debo enseñarte sobre el criterio y debes aprender a decidir por ti misma, no importa si fallas, esa es la idea.

—Bien, pero... Al menos, ¿puedo saber sobre ti?

—¿En qué sentido?

—Pues a donde irás en ciertas misiones.

—Sí, eso puede ser.

—Bien, ¿iniciamos de nuevo?

—Gracias.

Al día siguiente por la mañana, "Wolf" se encontraba preocupado tras la aparición de Arlet. Todos en "Agros" sabían lo perjudicial eso era y lo que podría significar. El hombre estaba esperando el llamado de Ryzak, pero su sorpresa fue tal cuando se enteró que el líder estaba en la "Torre Principal" y que quería hablar con él.

El hombre llegó a lo más alto e irrumpió en la morada de "Wolf", sus pasos eran pesados y apresurados para lo que usualmente estaba acostumbrado.

—Señor, que grato verlo —dijo "Wolf" con cierto nerviosismo.

—Dime la verdad, ¿era ella? —preguntó Ryzak muy furioso.

—No sé de qué habla señor.

—Atacaste el hogar de Arlet, ¿era ella?

—Se nos notificó de una joven extraña que había estado rodando de manera extraña por esas calles. Ella no llevó hasta aquel lugar y nosotros...

—Lo hiciste volar, hiciste lo que mejor sabes hacer, destruir todo.

—Teníamos que...

—No tenías nada que hacer. Hace años te dije que a Arlet no se le iba a hacer daño.

—Lamento si mi pregunta lo ofende, pero ¿qué habría pasado si aquel día en el que el joven Escarsa murió, haya sido Arlet quien recibía el impacto de su disparo?

Ryzak se mostró sorprendido. No estaba ofendido, ni siquiera había sentido que "Wolf" hubiera sobrepasado el límite de la confianza del líder, pero si era una interrogante valida. Jamás había pensado en ello, jamás había cuestionado que habría pasado si aquel día todo fallaba y el mataba de su propia mano a su hija. Ryzak miró a su alrededor por unos segundos, analizando todo lo que había conseguido durante esos años y pensó si todo eso habría valido la pena si su hija moría aquel día.

—Tranquilo —respondió Ryzak. —No me ofendes, no lo había pensado. Sin embargo, nada habría cambiado. Si mi hija hubiera intervenido en la muerte de Escarsa aquel día, su sacrificio no sería tan grande como la causa que no impulsa a seguir. No harán frente a la joven O'Claire, por eso no quería ningún ataque a ella. Pero, si ella desea pelear y enfrentarme, moría. Y si debe morir, que así sea. No retrasaremos más esta misión. Quieran creerlo o no, estamos salvando al mundo, a costa de un pequeño sacrificio.  

The Poker's: El Secreto ReveladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora