Canto

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Las maletas estaban hechas, algunas más llenas que otras. Algunos líderes iban saliendo, mientras que Aramis junto con Hazel se quedaron en la base. Arlet, Liv y Price, subieron algunas maletas en el auto sin tratar de llamar la atención. Hazel los vio mientras se alistaban y Price se acercó a ella para darle un abrazo.

—Sé que será mucho tiempo, pero valdrá la pena —dijo Price.

—Espero que así sea —respondió Hazel.

Ambos se dieron un largo beso y Price subió en el asiento del piloto. Liv también se acercó, pero solo le dio un abrazo a su hermana. Se quedaron un largo rato así mientras algunas lágrimas brotaban y después subió al auto en la parte trasera. Arlet no se acercó, solo se quedó mirando y en cuanto todos habían terminado, se dio la vuelta para subirse en el asiento del copiloto, pero Hazel se acercó a ella.

—Lamento que tenga que ser así —dijo Arlet. —Sé lo mucho que ellos significan para ti.

—Gracias —respondió Hazel.

—Price me dijo lo que pensabas de mí. Quiero que sepas que está bien, no me importa.

—A mí tampoco.

—Tienes todo el derecho de sentir rencor por mí, todos lo hacen. Sin embargo, no significa que lo acepte o que piense que está bien y que no haré nada por cambiarlo. Me duele saber eso, pero no me importa, porque me gané ese odio y haré todo lo que está en mi mano para remediar lo que hice. Por todos ustedes y por mí.

Hazel no tuvo nada más que decir. Arlet colocó su mano en el hombro de la mujer y subió al auto. El vehículo arrancó y Hazel se quedó mirando como iba alejándose poco a poco. Con el corazón en la mano y el miedo brotando de cada parte de su ser, Hazel levantó la mano ligeramente para despedirse de ellos.

Lograron burlar a los oficiales del poder y dieron rumbo a su viaje. Debían llegar a un punto en concreto para que los tres se separaran y puedan tomar sus caminos respectivos. Todos iban a hacer lo mismo, el plan era ir separados en distintos puntos para después ir a donde les correspondía.

El trío estaba en la carretera muy aburridos. Era un camino muy largo y debían pasar algunas horas de viaje así. Liv estaba echada en el asiento, mirando al techo mientras que Arlet veía por la ventana y Price fijaba su mirada en el camino. Nadie decía nada, había un silencio total y solo se escuchaba el ruido de la naturaleza y el auto que iba andando.

—Dios, ¿así será todo el viaje? —preguntó Liv fastidiada.

—¿De qué hablas? —preguntó Price.

—No sé, cuenten algo. Diablos, han pasado años desde que no nos vemos, deben tener historias.

—Una vez limpié el excremento de un niño —respondió Arlet. —Fue tanta porquería que había llegado a su espalda. Gasté todo un paquete de pañuelos húmedos para poder limpiarlo.

—Que asco. No me refería a eso —dijo Liv. —No sé, ¿conocieron a alguien?

—Liv, vivo con tu hermana, a la única persona que conocí en todos estos años fue al encargado del supermercado al que siempre voy —respondió Price.

—Que aburridos. Yo conocí a una chica, era interesante.

—¿Cómo se llamaba? —preguntó Arlet.

—Laura. Era latina, creo que de Colombia o algo así. Al menos lo que quedó de ella después de todo lo que "Agros" hizo. Llegó aquí escapando del régimen de la orden.

—¿Qué te gustó de ella? —preguntó Price.

—Tenía bonitos ojos.

—¿Solo los ojos? —preguntó Arlet.

—Su cabello era lindo —agregó Liv.

—¿Solo el cabello? —preguntó Price.

—Váyanse al diablo, ya no les contaré nada.

—Intentas decirnos palabrería a nosotros cuando te conocemos mejor que nadie —dijo Arlet.

—Jamás mostré una pizca de lujuria —dijo Liv.

—¿Quién dijo que estábamos hablando de lujuria? Para ser muy lista, a veces eres tan tonta.

—Bueno, ¿qué le viste entonces?

—Tenía bonita figura.

—Eso tiene más sentido.

—Olvídenlo, ¿puedo poner música?

—No sé si...

Liv encendió la radio y comenzó a reproducirse un casete que estaba dentro del aparato. Comenzó a escucharse Eye of the Tiger, lo que motivó a Liv de una manera abrupta. Comenzó a tararear la melodía de la canción y hacer golpes al aire al estilo de Rocky. Movía la cabeza hasta que comenzó a cantar. Con toda el alma, Liv estaba dando todo de sí misma en interpretar la canción mientras seguía moviendo la cabeza. Hasta que la canción llegó al primer estribillo. Liv golpeó el asiento de Arlet para incitarla a seguirle la corriente. Arlet comenzó a agarrar la onda y a mover la cabeza también y a cantar junto con Liv. Había contagiado su energía y ahora dos estaban dando todo en la interpretación. Price se reía de ellas, pero poco a poco iban haciendo que se uniera a ellas hasta que lo lograron y en el segundo estribillo Price se le unió. Ahora todos estaban moviendo la cabeza, cantando y bailando de maneras absurdas, pero que para ellos era lo mejor que les había pasado en mucho tiempo. La canción llegó a tercer y último estribillo y los tres sabían que debían dar todo de ellos como nunca lo habían hecho. Siguieron cantando hasta que llegaron al momento donde se encuentra una nota alta y larga. Fue en ese momento donde los tres regresaron a ser los chicos de universidad que habían sido. Era unos niños todavía que solo iban a una fiesta o pasar el rato juntos. El tiempo se había detenido para ellos en ese momento.

Arlet lo vio por un segundo moviendo la cabeza y pudo ver lo que tanto hubiera querido hacer en ese momento, estar con su familia, pero con toda su familia. Pudo ver por un segundo a Derek con ellos haciendo lo mismo, pero todos eran jóvenes e iban en el auto de Price. Llegaron tantos recuerdos en ese momento, pero solo eran eso, simples recuerdos. Sin embargo, ese momento y la pelea de hace unos días, habían logrado hacer lo que muchos niños en años no habían logrado, que pueda ser feliz por un segundo.

La canción terminó y los tres empezaron a reír con mucha fuerza. Llegaron a un cruce donde había un semáforo en rojo, se detuvieron y ellos seguían riendo hasta las lágrimas. La luz cambió a verde, el auto avanzó y la realidad chocó con ellos una vez más.

Una camioneta enorme, fortificada hasta los dientes, embistió con fuerza contra el auto, haciendo que este se volcara brutalmente. El trío quedó aturdido y con el auto de cabeza intentaron salir como podían. Price pateó la puerta y saliendo del auto arrastrándose lentamente. Arlet hizo lo mismo, pero Liv no había logrado salir. Arlet y Price la ayudaron, pero ella estaba inconsciente, no respondía a ninguno. Otras camionetas llegaron y los rodearon a los tres mientras seguían intentando despertar a Liv. Arlet se levantó, Price seguía en el suelo y de la camioneta fortificada, salió un hombre, vestido de harapos con el rostro cubierto.

—Vaya, vaya. Ustedes si parecen unos "The Poker's" —dijo el hombre.

—¿Qué te hace pensar eso? —preguntó Arlet firmemente.

—Nadie sale vivo de ese golpe.

—Si crees que somos "The Poker's", entonces da media vuelta y lárgate.

—Ustedes no pueden ser "The Poker's". Creí que eran cuatro, pero tal parece que no están juntos. ¿Qué fue lo que pasó? Tal parece que el trébol no se dignó a venir con ustedes.

—¿Quién diablos eres?

—Mi nombre es Tarik, Tarik Lefevre. Tenemos asuntos que atender. 

The Poker's: El Secreto ReveladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora