The Poker's: El Secreto Revelado

Reclutamiento

Arlet se encontraba en su habitación, reflexionando sobre todo lo que estaba pasando y lo que podría llevar tal suceso en el restaurante. Sin embargo, lo que en realidad se reflexionaba mucho era la razón de por qué se había sentido tan viva. ¿Por qué tal pelea la había hecho sentir mejor que el cuidado de los niños? Ella sabía que eso era una pasión para sí misma, pero no se comparaba a esa chispa que había despertado en ella tal pelea. Hacía mucho tiempo no saboreaba algo así.

Una chica se acercó al cuarto, de cabello lacio que le pasaba los hombros, de color negro, pero teñido en algunas mechas de tonos rubios debido al desgaste y el paso del tiempo, era de piel clara, de estatura baja, con unos ojos medianos y de color marrón.

—Uy, hola —dijo la joven con una gran sonrisa en el rostro.

—¿Quién eres? —respondió Arlet de inmediato.

—Soy Londra Solanz.

—Vaya nombre.

—Es extranjero, o quizás viene de Marte. Siempre creí lo mismo, es muy extraño, pienso que mi madre quiso ser original y jugar un poco. Creo que no le salió como quería. Hubiera sido más sencillo simplemente llamarme Alondra, pero ella quiso quitarle la letra "a".

—¿Qué quieres niña?

—Ay, verdad. La señorita... ¿Cómo se llamaba? Tenía nombre como de cereal.

—¿Hazel?

—Sí, quiero verlos. No sé a quienes más.

—Creo saber a quién más. Gracias niña.

—De nada. ¿Cómo se llama?

—Arlet.

—Tu nombre es más sencillo y mejor que el mío.

Arlet apareció en la sala de conferencia donde ya se encontraban los líderes, Hazel, Liv y Price, Ysamar y Kamal. Habían papeles por toda la mesa y hologramas que salían de los paneles de control.

Rose iba de camino por órdenes de Ysamar a la conferencia cuando en el camino se chocó con una persona que interrumpió su paso e hizo enfadar a la joven.

—¿Qué te pasa? —preguntó Rose muy enfadada.

—Lo siento, pero, también debes ver por donde caminas —le respondió la joven.

—¿Insinúas que es mi culpa, niña?

—No dije eso y me llamó Londra.

—¿Londra?

—Ya lo sé, es un nombre extraño. Tú puedes llamarme como quieras.

—¿Por qué me hablas como si fuéramos amigas?

—No lo sé, pero es mejor tener a muchos en tu lista de amigos que enemigos.

—¿Cuántos amigos tienes?

—Hasta ahora, si contamos a la pequeña cucarachita que encontré hace unos días bajo mi almohada, tengo uno.

—Eso es asqueroso.

—No lo es, es muy amable y siempre está feliz.

—¿Cómo diablos sabes eso?

—No lo sé, pero es mejor pensar que lo está a pensar que podría estar triste. Siempre he dicho que una mente positiva puede mejorar hasta el peor de los problemas.

—Ojalá fuera así.

—¿No crees que así sea?

—No, no siempre es así.

—Quizás no eres lo suficientemente positiva.

Rose salió corriendo dejando a la joven parada y confundida. No entendía porque se había ido sin decir nada después de la reflexión de Londra, pero ya no está y habían cosas por hacer, como buscar a su amigo cucaracha que ya llevaba horas sin ver.

Rose llegó tarde y comenzó a disculparse con todos por ese motivo. Se colocó al lado de Ysamar y Hazel los miró a todos fijamente. Estaba nerviosa, parecía haber planeado todo a la perfección y sabía con quienes contar para esta misión. Tomó aire, lo dejó ir y cogió los documentos.

—Gracias a todos por estar aquí —dijo Hazel. —Llevamos días de investigación para dar con una solución viable a esta guerra que a la que nos enfrentamos.

—Tenemos claro que la cantidad de soldados con los que contamos aquí, es una minucia a comparación del gran ejercito con el que cuenta "Agros" —dijo Aramis.

—No vamos a poder pelear si solo vamos nosotros. Por esa razón, ideamos lo siguiente en donde vamos a necesitar de todos nosotros.

Hazel activó el panel y se vio un holograma con diferentes personajes junto con algunos datos importantes.

—En estos años, hemos perdido a muchos hermanos, pero aún tenemos aliados —dijo Aramis.

—El primero, Niel Lapadat —dijo Hazel. —Estamos más que seguros que él debe contar con muchos en sus filas y quizás está con más de los nuestros. El segundo, Agni. Creo que Kamal puede ayudarnos con eso. Agni fue un valeroso miembro el cual vamos a necesitar de todos modos. Tercera, Diane Ivanova. Pese a lo que muchos puedan creer, Diane era un importante miembro de la orden. La idea principal es encontrar a los líderes que sigan con vida, les daré después la lista para que puedan verla.

—Bien, empecemos entonces —respondió Walker.

—Aún no termina —dijo Hazel. —Cuarta, son dos personas. Saiko y Elise Abney.

—¿Capricornio? —preguntó Liv sorprendida.

—Es claro su repudio por parte de ambas con "Agros".

—¿Qué te hace pensar que van a ayudarnos?

—Debemos ser sutiles en el momento de convocarlas. Price, tú irás a reclutarlas.

—¿Yo? —preguntó Price.

—Confía en mí, debes ser tú. Liv no sabrá qué hacer y Arlet tendrá otra misión.

—¿Por qué no va nadie más?

—Price, tú peleaste con ella. Hay una conexión entre los dos y es obvio que vas a lidiar con Saiko. Debes convencerla.

—Lo intentaré.

—Por último, creo que una pieza importante que será vital. Vatra Abney.

En el momento que le nombre de Vatra se dijo, todos se levantaron de golpe muy sorprendidos. Algunos no estaban de acuerdo con ello. ¿Cómo era posible una idea como esa? Vatra había sido una amenaza mundial y casi destruye todo.

—Es una locura, Hazel. —dijo Dubois. —No puedes traerlo aquí. ¿Quién sabe si no trabaja con "Agros" ahora?

—Vatra mostró su rechazo a la orden desde hace mucho tiempo. Quizás no vaya a estar de nuestro lado, pero su pelea y guerra interna con "Agros" es algo que podamos aprovechar. Liv, tú irás por Vatra.

—Ahora entiendo la razón —dijo Liv.

—Deben hacer todo lo que esté en sus manos para traerlos aquí y no vengan solos. Necesitamos destruir esas torres y acabar de una vez por todas con esta orden que no solo nos quitó la libertad. Háganlo por los que están, y por los que no.

—Por los que están —dijo Kamal.

—Y por los que no —agregó Arlet —No vuelvan con las manos vacías y procuren regresar.

Todos asintieron con la cabeza y, pese al rechazo de algunos por la decisión de Hazel, todos la aceptaron al final. Londra apareció de nuevo y se cruzó en el camino de Rose.

—¿Tú otra vez? —preguntó Rose.

—Sí, mira —le dijo Londra mostrándole su amiga cucaracha.

—Que asco, aleja eso de mí.

Rose se fue y dejó a Londra parada aún más confundida por todo. Era un lugar extraño para ella y todo en él era extraño.

—Te tienen miedo y asco a ti, pero nos les aterra una guerra —dijo Londra. —Todos son muy extraños.