Plata

14 1 0
                                    

Calixta se encontraba en su habitación totalmente sola. Había terminado de darse una ducha y peinaba su cabello suavemente para evitar maltratarlo. Cada cepillada era tan delicada mientras tarareaba una canción y dejaba ver una hermosa sonrisa al verse en el espejo. Al terminar, dejó el cepillo sobre su cama y sacó debajo de esta una caja de cartón. La colocó sobre la cama, se acercó a su puerta, la abrió miró al exterior para verificar que nadie estaba cerca. Cerró la puerta con llave, volvió a la cama y abrió la caja lentamente. Dentro de ella habían algunos papeles de ella, pero en el fondo de la caja, había un collar de plata que parecía ser el completo de otro collar ya que tenía un pequeño imán. Junto al collar había una fotografía de una mujer anciana junto con ella en lo que parecía ser un lago de fondo.

Calixta cerró los ojos y su mente la transportó a ese momento. Era una hermosa tarde junto con la mujer, había una manta sobre el césped, el lago que dejaba oír su suave golpear con las rocas, abundante comida sobre la manta y el sol que se iba ocultando y mantenía tibio el ambiente. Calixta corría por todos lados mientras reía y la mujer iba preparando algunos sándwiches para ambas.

—¡Cal! —gritó la mujer dulcemente. —¡Ven, ya está listo!

—¡Ahora voy abuela! —respondió la pequeña.

La niña corrió hasta su abuela, se sentó en la manta y esperó su aperitivo. Las delicadas manos de la mujer, envolvían el sándwich en una servilla para poder dárselo a Calixta.

—¿Deseas que le agregué mostaza? —dijo la señora.

—Sí, por favor —respondió Calixta con una sonrisa en su rostro.

Calixta tomo su sándwich y ambas comenzaron a comer mientras veían el paisaje. La niña miró a su abuela y vio esos cabellos rizados y plateados volando con el viento. Los años la hacían más hermosa, Calixta estaba segura de que nunca conocería a una mujer tan bella como ella.

—Que tranquilidad se siente aquí —dijo la mujer. —¿No lo crees?

—Sí abuela, siempre me gusta venir aquí contigo —respondió Calixta con la boca llena.

—No se habla con comida en la boca Cal. Puedes atorarte.

—Lo siento abuela.

—Ya era hora de venir, las cosas no parecen tomar un buen rumbo y despejar la mente es importante para que el cuerpo pueda estar en paz.

—¿Por qué lo dices abuela? Estaremos bien, "The Poker's" no permitirá que alguien tan malvado como "Agros" siga avanzando. Ellos volverán, estoy segura.

La señora tomó la mano de Calixta, la miró a los ojos y mantuvo una dulce sonrisa para no alarmar a la pequeña. Calixta le devolvió la sonrisa y volvió a mirar el paisaje. La mujer borró la sonrisa en cuanto Calixta miró al cielo y su rostro cambió al de uno triste y preocupado.

Para evitar la agonía, la mujer saco de la cesta de comida una pequeña caja de joyería y miró a Calixta.

—Tengo algo para ti — dijo la mujer.

Abrió la pequeña caja y dejó ver dos collares de plata, un sol y una media luna. Calixta se mostró emocionada ante el regalo. La mujer tomó el collar del sol y se lo colocó a la pequeña. Calixta hizo lo mismo con la luna y se lo colocó a su abuela.

—Está hermoso —dijo Calixta.

—Sabía que te gustaría —dijo la mujer. —El tuyo es el sol, para que puedas brillar con fuerza y porque renacerás cada día. El mío será la luna, porque, aunque la noche sea oscura, siempre estaré para ti a donde sea que vayas y lo sabrás porque voy a iluminarte. Ambas nos complementamos, porque para que pueda brillar necesito de ti y para que puedas iluminar, necesitas de mí.

The Poker's: El Secreto ReveladoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora