2.1

42 10 3
                                        

Desperté por culpa de la alarma del chico que dormía a mi lado. Este se incorporó instantáneamente y miró hacia todos lados confundido, hasta detenerse en mí. Me observó durante varios segundos.

—N-No recuerdo casi nada.

—Está bien, sólo vístete y vete.

Y así hizo. Yo tampoco tardé mucho en vestirme y mis manos se dirigieron por sí solas hacia mi teléfono. Sabía lo que iba a encontrar, pero aún así mi corazón latió más rápido al ver los audios de Wooyoung luego de verme irme del club al que fuimos anoche con un nuevo chico.

Era una costumbre. Todos los viernes salíamos, yo venía con alguien a mi apartamento y él me mandaba audios borracho, diciéndome lo arrepentido que estaba por dejarme ir y que me amaba.

Estaba cansada de aquello, aún así, desprenderme de mis sentimientos por Wooyoung me resulta imposible, así que simplemente el círculo vicioso continuaba, y siempre le contestaba con la misma frase: "Qué dulce, ojalá no estuvieses borracho"

Han pasado ya cinco años desde aquella fiesta que, aunque me gustaría decirte que cambió todo, se convirtió rápidamente en un problema que decidimos meter todos debajo de la alfombra, y nadie quiso sacar de nuevo.

Ahora mi grupo de amigos y yo vivíamos en Seúl. Las cosas no iban del todo mal, Chaewon entró en enfermería, Yeosang en matemáticas y yo en filología coreana. San y Wooyoung lo decidieron en último minuto, y acabaron ambos en una academia de artes escénicas bastante reconocida.

Seguíamos siendo amigos, estábamos juntos cada vez que podíamos. San y Yeosang continuaron siendo mi respaldo durante todos aquellos años, y no podía estar más agradecida con ellos.

Por eso, aquella mañana no tardé en correr al apartamento de Kang luego de aquel mensaje, cómo siempre hacía.

—¿Te ha vuelto a escribir? –preguntó nada más abrir la puerta, yo asentí lentamente y él suspiró–. Wooyoung es un idiota, deberías comenzar a pasar de él.

Entré y me senté en el cómodo sofá frente a la ventana.

—Te recuerdo que ese idiota es tu mejor amigo –murmuro, viendo cómo Yeosang comienza a servirme café en una taza color rosa.

—Eso no significa que se esté comportando bien. Lo quiero, pero comete errores constantemente, contigo y con Haewon.

—Lo que le hacemos a Haewon es injusto, y yo no me libro de ello –dije, pues yo tenía casi la misma culpa que Wooyoung por la situación–. Así que si no estás de acuerdo con las acciones de Wooyoung, tampoco lo estás con las mías.

—Es distinto... –murmuró tendiéndome el café que yo acepté–. Desde aquella noche cuando éramos más pequeños lo has rechazado físicamente.

—Pero no quita que sienta cosas por él. Así que no lo he rechazado emocionalmente.

—¿Cómo es posible que no puedas olvidarte de él? –preguntó con un deje de frustración en la voz, habíamos tenido esta conversación mil veces, y nunca tenía una respuesta correcta para ello.

—Wooyoung es un idiota cuando se trata de relaciones, pero sabes tan bien como yo que es como un rayo de luz en la oscuridad.

Yeosang suspiró, asintiendo, pues no podía negar aquello por mucho que lo desease. Kang solía sentirse entre la espada y la pared con este tema, ya que sabía que Wooyoung, por mucho que lo quisiera, era un idiota conmigo y con Haewon, y nosotras tontamente lo perdonábamos porque, ¿quién mejor que Wooyoung para que te rompa el corazón una y otra vez?

—Tú también puedes ser un rayo de luz en la oscuridad si te lo propones.

—Yeosang... no confundas lo que era con lo que soy. No soy la misma niña que jugaba con vosotros en el parque, ni tampoco la adolescente que volvió a Corea hace años, he cambiado, y ambos sabemos que no ha sido para bien.

Me había vuelto una versión algo desmejorada de mí misma. No físicamente, pues había encontrado una estilo propio y comencé a decolorar el pelo debido a que quedaba mejor con mis facciones, y debía admitir que todos me decían que era mucho más guapa.

Pero, por otro lado, me había convertido en una persona mucho más desagradable y seca. Había tomado los malos hábitos de salir de fiesta todas las semanas junto a ellos, alcoholizarme hasta no recordar casi nada y despertar con un chico distinto en mi habitación todos los sábados por la mañana. Con un enorme bloqueo emocional que solo parecía romperse cuando estaba cerca de Wooyoung.

No era algo de lo estuviese orgullosa ni mucho menos, pero tampoco podía evitarlo y supongo que me había perdido tanto en mí misma que no quería hacer nada para cambiarlo. Estudiaba y no sabía por qué, salía y no sabía a dónde, lloraba y ya no estaba segura de por quién: ¿por Wooyoung? ¿por mí? ¿por Haewon?

—Sé que has cambiado, pero yo no creo que seas mala persona –insistió–. Yuri...

—Yeosang no pienso hablar de esto –murmuré, acercándome a su ventana para sacar un paquete de cigarros y fumar uno, otro mal hábito que había adquirido.

—Deberías hablarlo.

—Pero hoy no.

—Eso dijiste la semana pasada... y la anterior... y la anterior a esa –enumeró mientras se colocaba a mi lado, observándome–. Todo esto te va a matarte y sabes que no hablo del tabaco. ¿Realmente crees que esto tiene que ver con Wooyoung?

Suspiré, molesta, pues no podía echarle toda la culpa. Puede que Wooyoung fuese el detonante de mi nueva personalidad, usando la rebeldía como escape de mis emociones contenidas hacia él. Empecé a beber para olvidarme de que no estaba conmigo, empecé a fumar para no recordar su olor y empecé a acostarme con chicos para olvidar que él no me podía tocar, pero, después de un tiempo, Wooyoung dejó de ser el motivo de mis actitudes y simplemente me comencé a dejar llevar por las cosas que me generaban un mínimo de placer en mi insatisfecha vida.

—No importa si tiene que ver con él o no.

—Deberías empezar a intentar conocer a alguien más –sugirió apoyándose en la pared mientras arrugaba su nariz al oler el humo del cigarro.

—No quiero.

—No quieres perder lo único real que has sentido, y eso no es lo mismo, Yuri.

—¿Y tu mejor idea es salir con alguien más? Eso ya lo hago, todos los fines de semana.

—Salir con alguien con un mínimo de vistas de futuro, no lo que sea que tú haces. San está de acuerdo conmigo.

—No sabía que era un tema importante de conversación entre tu y San –dije con un tono de voz despectivo, pues no me gustaba esta conversación.

—Estamos preocupados por ti, eres nuestra amiga y no vamos a hablarlo con Haewon, que está demasiado ciega para ver la realidad, ni con Wooyoung, que es el causante de todo.

—Deja de echarle la culpa –lo defendí.

—Deja de justificar sus acciones. ¿Irá esta tarde a tu apartamento?

—Siempre lo hace.

—Imagino que no le impedirás la entrada.

—Sabes que no.

Yeosang soltó un suspiro resignado, claramente odiando aquella situación.

Wɪsʜ ʏᴏᴜ ᴡᴇʀᴇ sᴏʙᴇʀ (ᴊᴜɴɢ ᴡᴏᴏʏᴏᴜɴɢ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora