1.1

97 11 0
                                    

Todos siempre volvemos al lugar que nos hizo feliz

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Todos siempre volvemos al lugar que nos hizo feliz.

Yo y mis padres no fuimos la excepción, preferimos volver a Goyang en vez de continuar viviendo en Japón.

No había pisado la ciudad desde que tenía 10 años y ahora me resultaba nostálgica.

Recordaba a mi grupo de amigos, al principio me comunicaba con ellos por los teléfonos de nuestras madres pero esto apenas duró un año, y cada uno continuó con su vida sin tener en cuenta al otro.

Todavía recuerdo a mi grupo de 5 amigos, San, Yeosang, Wooyoung y Haewon. Algunos vivíamos más cerca y otros más lejos pero íbamos juntos a clase.

Me pregunto si siete años después las cosas seguirían siendo igual.

A pesar de que a estas alturas, dudaba que todo siguiese cómo era hace tanto tiempo, debían haber cambiado.

Aunque intenté negarlo mientras entraba en la casa, la cuál seguía siendo la misma debido a que tanto mis padres cómo yo sabíamos que volveríamos.

Pero tardamos más de lo esperado.

Subí corriendo a mi habitación con ansias de verla. La recordaba cómo algo similar a un cuento de hadas, con paredes de color verde menta y muebles blancos.

Ahora que la veía con 17 años me parecía horrible.

Las paredes no combinaban con nada y los muebles estaban pintados con témpera y ceras, decididamente debería hacerle una reforma.

Esa noche teníamos una cena con mi familia aquí, en casa, por lo que me cambié con velocidad y ayudé a mi madre a limpiar la cocina y vajilla y cocinar un poco.

Miré a la ventana que daba al patio contrario con dolor.

—¿Por qué no vas a llamar? Estoy segura que tenéis muchas cosas de las que hablar –dijo mi madre con una sonrisa.

Yo asentí, tenía ganas de ver a San y con un poco de suerte, a Jongho, su hermano menor.

Salí corriendo de mi casa hasta el patio contrario y me acerqué a tocar el timbre deseando ver a los Choi.

Pero mi reacción cambió cuándo vi a un chico totalmente distinto en pijama, que claramente no era ninguno de mis antiguos amigos.

—Perdona, ¿quién eres? –cuestionó confuso.

Mi sonrisa se desvaneció.

—¿Vives aquí?

Él asintió y no fue muy difícil adivinar que se habían mudado a otro lugar.

O eso pensé hasta que sentí que alguien me rodeaba para abrazarme con mucha emoción.

—¡Yuri! –chilló alguien y tuve que detenerme para mirarle la cara.

Wɪsʜ ʏᴏᴜ ᴡᴇʀᴇ sᴏʙᴇʀ (ᴊᴜɴɢ ᴡᴏᴏʏᴏᴜɴɢ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora