1.7

36 6 0
                                    

Wooyoung casi siempre usaba ropa oscura y ancha, por lo que no me sorprendió ver una sudadera negra con letras blancas y que me quedaba bastante grande sobre la silla de mi escritorio.

Me acerqué lentamente cómo si no debiese tocarla, a pesar de que ahora, esa prenda de ropa era mía.

La tomé entre mis manos y la olí, sintiendo el característico olor de Wooyoung que nunca antes había tomado en cuenta hasta ese momento.

Probablemente no me despegué de la prenda en lo que quedó de fin de semana, pero, en mi defensa podía decir que era bastante cómoda e hizo un demasiado frío para estar en junio, por lo que no tenía la mayor parte de mi ropa de invierno cerca.

Aún así, me habría gustado que los días de descanso durasen un poco más de tiempo ya que no me apetecía hacer el examen de matemáticas que tendríamos el lunes.

De todas formas fue inevitable, y al salir de este sólo recé porque estuviese aprobado.

—¿Cómo os ha salido? –pregunté al resto, San y Wooyoung se encogieron de hombros, estando en mi misma situación.

—Si tengo un poco de suerte llegaré al notable, no me ha salido tan mal –sonrió Haewon y todos comenzamos a caminar.

—¿Y no os interesa saber que he sacado yo? –preguntó Kang.

—Nos dejarás en ridículo si te preguntamos –comenté yendo a su lado.

—Eso es... cierto. Pero me gusta decirlo, estudié bastante para esto.

—Entonces, dime, Yeosang, ¿cómo te ha salido el examen?

—Excelente –sonrió y yo quise morirme de ternura ante su expresión, por lo que le abracé.

—Serás mi profesor para la vuelta de vacaciones –le aseguré y ambos reímos.

Habíamos acordado ir los cinco a algún lugar a comer después del examen, ya que estos últimos días el tramo de horario sería más corto debido a las pruebas y saldríamos antes de lo usual.

—¿Qué os apetece comer? –preguntó Wooyoung.

—Creo que me apetece... kimchi –respondió Haewon sonriente.

Yo hice una mueca ya que no me gustaba aquel plato, aunque era típico de Corea tenía un sabor demasiado fuerte para mí.

Probablemente se les olvidó aquel detalle luego de tantos años o, simplemente, puede que pensaran que conforme los años he ido aceptando ese sabor, es de lógica.

Aún así, no dije nada ya que ella parecía bastante contenta por aquella idea y todos habían aceptado. Cuándo fuésemos a algún lugar, pediría otra cosa.

—¿A dónde vamos a ir? –cuestioné ya que estábamos tomando un camino por el que no había ido antes.

—Hace unos años abrieron un local de kimchi muy bueno. Está un poco lejos pero vale la pena –explicó San.

—¿Sólo de kimchi?

—Sí –asintió y yo volví a hacer una mueca de asco pero ninguno se percató de ello.

Estuvimos un rato más conversando, en ese tiempo yo aproveché para mentalizarme de la comida. Me sumí en mis pensamientos hasta que sentí una mano en mi hombro.

Giré mi cabeza y observé a Yeosang preocupado con una pequeña sonrisa.

—A ti no te gustaba el kimchi, ¿sigue sin gustarte?

—No, no me gusta, pero Haewon quiere ir allí, no me importa –mentí, en realidad no quería ir allí ya que incluso el olor me resultaba desagradable.

Wɪsʜ ʏᴏᴜ ᴡᴇʀᴇ sᴏʙᴇʀ (ᴊᴜɴɢ ᴡᴏᴏʏᴏᴜɴɢ)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora