3 Hola, soy Vero

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¿Cómo haces para decirle a la amante de tu marido que eres su esposa? Eso estoy a punto de averiguar.

Él salió temprano, siempre es la misma rutina, sale temprano a la sucursal y llega casi a la hora del almuerzo en cinco horas más, tiempo más que suficiente para intentar convencerla de que me ayude y contarle la verdad. Aún no estoy segura de hacer esto y quizás ella no me ayude o quizás le cuente todo, solo sé que tengo que hacerlo o al menos intentar.

Golpeo la puerta, ella abre con una gran sonrisa y entonces veo algo que me sorprende, lleva una alianza de casada.

—¿Hola? ¿Necesitas algo? —me dice con su dulce voz.

—Sí —la empujo y entro cerrando la puerta, ella se sorprende y está a punto de gritar en cuánto reacciona—, soy Verónica —no sabe quién soy—, la esposa de tu esposo —mira su alianza.

—No puede ser.

—Luke Lawson, tiene 30 años, es de Capricornio...

—No, no, espera —me frena—, mi esposo se llama Levi Landon, es de Aries y si tiene 30 años, pero no es la misma persona.

Tomo mi teléfono y abro la galería de fotos y se lo paso, ella lo toma y su rostro se torna pálido llevando la mano a su boca, camina hacia atrás y la sostengo, parece mareada. Caminamos lentamente hasta una de las sillas en la cocina y la siento, tomo otra para posicionarme frente a ella, se lleva una mano temblando a su boca y las lágrimas comienzan a caer.

—¿Desde hace cuánto que están casados?

—Desde hace 8 años, fuimos novios desde la secundaria.

—Lo lamento —me dice secándose las lágrimas y pasándome el teléfono—, no lo sabía.

—¿Qué harás ahora que lo sabes?

—No lo sé —me mira compungida. Maldita sea, ella no debería sentirse culpable, no hizo nada— ¿Divorciarme? ¿Qué harás tú?

—Algo mejor que divorciarme. ¿No quieres vengarte por llevar una triple vida? —levanta su mirada y me ve con el ceño fruncido—. Hay una tercera, se llama Aurora, ella tampoco sabe que él está casado, ni sabe que soy su esposa. Fue a la primera que fui a ver.

—¡Este mal nacido!

Entonces ella estalla, toma las fotos de la pared y las tira al suelo, rompe una camiseta de él y antes de que destroce todo lo que hay en su bolso, la tomo tirándola al suelo y me coloco encima de ella, sosteniendo sus muñecas.

—Tienes que calmarte, si haces esto será demasiado fácil para él, es una salida fácil, yo quiero que sufra ¿Y tú? —ella me mira furiosa—. Tu enojo no es conmigo, Iris, es con él.

—Quiero vengarme, quiero, quiero matarlo —sonrío—. Quiero que desaparezca de mi vida y hacerlo pagar.

—Al fin queremos lo mismo —le sonrió y ella afloja su expresión y deja de luchar contra mí, se siente bien tenerla así debajo de mí—. Si te suelto, ¿me prometes que no vas a destrozarlo todo? —ella asiente—. Estoy confiando en ti, Iris, si vuelves a enloquecer te tendré así hasta que me asegure que no vas a cometer una locura.

—¿Te quedarás encima de mí? ¿Qué pensará él cuando llegue y vea a sus dos esposas en esta posición?

La suelto y me quito de encima de ella. Me paro y la ayudo a levantarse, se sacude y arregla la ropa, miramos ambas la camiseta de él destrozada, la tomo para que ella no tenga que tirarla, o inventar una excusa de porqué está en ese estado. Me siento de nuevo y ella coloca la cafetera sobándose el entrecejo, es más que seguro que este comenzando a tener dolor de cabeza.

Deja una taza frente a mí y se sienta a mi lado.

—¿En qué has pensando?

—Honestamente lo único malvado que he sido capaz de hacer, es darle laxante así se cagaba todo el camino —ella se ríe.

—Ósea que me dejaste toda la mierda para limpiar a mí.

—Lo siento, fue lo que se me ocurrió, quería hacerlo pagar o castigarlo de alguna manera.

—¿Cómo es la otra? —da un sorbo a su café viéndome a los ojos— ¿Ella también sabe?

—La otra chica es joven y parece ser muy tierna —le muestro una foto de Aurora—. Tiene una cafetería con su hermano y está de novia con el energúmeno, claro que no sabe de nosotras, ni siquiera de mí. No la vi el tipo de persona que pudiera tener maldad, al parecer las tres somos muy diferentes —ella suspira.

—¿Acaso si viste que soy el tipo de persona capaz de tener maldad? —sonríe y estoy a punto de disculparme—, bueno tenías razón. Ahora tenemos que idear un plan para hacer que este mal nacido, sufra.

La veo sonriendo, seguro que nos convertiremos en buenas amigas. Conversamos y descubrimos que tenemos varías cosas en común, le paso mi número, extrañamente siento que puedo confiar en ella. Me marcho de su casa y me manda un mensaje.

—Agéndame, esposa 1 —me río.

—Agendada, esposa 2.

—Me encantan las fotos de tu perfil y descuida no le di like a ninguna ¿Cómo crees que se llame él con Aurora?

—No lo sé, pero de seguro eligió algún nombre con L y tiene 30 años, el desgraciado.

—Acaba de llegar este imbécil. Te escribo cuándo no esté con él. Agh parece que nosotras le somos infieles a él ¿Cómo puede tener tres mujeres y no sentir culpa o remordimientos?

—Debe ser una clase de psicópata. Hablamos luego, borra el chat, no vayas a dejar el WhatsApp abierto en la computadora y éxitos con nuestro marido —me manda un emoticón de la carita vomitando y un sticker de Homero tomando por el cuello a Bart.

Iris parece ser agradable, entonces creo que voy sabiendo que vio él en cada una, Aurora es la chica joven, dulce y tierna, Iris es la ama de casa que vive para atenderlo, salir con amigos, tiene dinero y no necesita trabajar, yo soy la salvaje que lo desafía a hacer cosas nuevas, con quién sale a conciertos de rock y hace deportes extremos. Cómo no puede tener todas en una misma mujer, se la consiguió en tres. Pero si el precio a pagar por su fidelidad era la sumisión, no me arrepiento de ser como soy, antes muerta que sumisa.

Me quedo en la ciudad unos días, y me encuentro con Iris a conversar e idear un plan de cómo hacerle le vida imposible al infiel. Tomamos varías buenas ideas y ambas acordamos algo, no tener relaciones con él o al menos aguantar lo que más podamos sin dejar que nos toque o dejarlo a mitad de terminar.

Las viudas de Luke LawsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora