—¿Creen que haya otra mujer más?
—No lo sabemos —Iris toma su mano—, pero no queremos exponerte, iremos a hablar con él. Vamos a cuidarte a ti y al bebé, son nuestra prioridad ahora.
—¿Y qué hay con la mujer esa?
—No hay nada, por eso iremos a ver al idiota mañana.
Al día siguiente estamos ambas en dónde tienen encerrado al idiota de Luke, nos llevan hasta una sala dónde varios hombres esperan a sus familias y hablan con sus mujeres, hasta hay niños aquí. Al llegar Luke intenta besarme, pero Iris lo aparta. En tan poco tiempo el peso de sus malas decisiones parece haberlo golpeado se ve mucho mas avejentado, barbudo y hasta asoman canas por su cabello, como también se ven unas arrugas asomar de a poco por su piel.
—¿Qué crees que haces?
—¿Con mi esposa? No sé, dime tú, que crees que hago.
—Exesposa —lo corrige— y no te le acerques ¿me escuchaste? imbécil —le dice entre dientes.
—¿Todo bien? —pregunta un oficial a su lado y los tres asentimos.
—Entonces ya veo que es cierto que estás juntas —lo dice con desprecio—. Ella me lo contó todo ¿piensan que no sé que todo fue obra de ustedes?
—¿Quién te contó todo? ¿de quién hablas? —él se ríe y niega— ¡Habla!
—No tengo nada que decir, zorras.
—Me aseguraré de que no salgas en un largo tiempo.
—Espero que lo hagas, Iris, porque en cuanto ponga un solo pie afuera iré por ustedes tres y mi hijo —ambas abrimos los ojos grandes y en cuanto menos me lo espero, Iris intenta ir contra él, pero solo le llega a dar un puñetazo—. Me van a pagar muy caro haberme encerrado aquí.
—Ni se te ocurra hacerles nada, porque ahí vas a conocerme ¡IDIOTA!, te voy a... —le tapo la boca antes de que lo amenace de muerte.
Yo me la llevo a ella a la fuerza y los guardias lo sacan a él que se limpia el labio partido y nos tira besos mientras lo arrastran fuera de nuestra vista, mientras se ríe también. Nos subimos a su auto, yo decido manejar callada de vuelta a su casa, ella me mira, pero no habla.
—Cariño.
—Iris, ahora no.
Se vuelve a quedar callada por el resto del camino hasta llegar, guardo el auto y entro a buscar mis cosas para marcharme a mi departamento, ella entra rápidamente para impedir que me vaya así de enojada.
—¿Podemos hablar?
—No, no ahora —la observo fijamente.
—Vero, cariño, por favor...
—Iris —suspiro frustrada tomándola del hombro para apartarla suavemente—, estoy de verdad enojada justo ahora, y no creo que sea el momento ideal para hablar. Déjame ir, deja que se me pase y luego hablamos -se aparta y me deja pasar para salir de su casa.
Me acompaña afuera, pero dándome espacio, abro la puerta de mi auto y noto a una mujer con vestimenta deportiva, gorra gris, lentes de sol y cabello negro mirarnos fijamente desde lejos.
—¡Qué tanto miras! —le dice Iris a mi espalda.
—Es ella.
La mujer comienza a correr y nosotras también detrás de ella, se sube a la parte de atrás de una moto con un chico que arranca pasándonos a alta velocidad por al lado. Miro a Iris a mi lado, ambas estamos agitadas. Quien quiera que sea, ahora sabe dónde vive ella, tal vez nos siguió desde la cárcel, pero nadie sabia que íbamos a menos que el este imbécil tenga un teléfono adentro, lo cual seria lógico y le haya dado más información de la que sabemos que tiene, por nuestro lado nosotras no tenemos nada sobre ella.
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Las viudas de Luke Lawson
RomanceDicen que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer, también dicen que la venganza es un plato que sirve frío. Nosotras vamos a servir el plato frío, tan frío que terminará enterrado tres metros bajo tierra. Puedo decirles algunas cosas, uno el...