Caminoentre la maleza con este estúpido idiota que me mira como si fuera una especie de Diosa hecha carne y que va jugando con la niña que no ha vuelto a llorar. No me imaginé jamás que él seria un buen padre o que querría tener un hijo, cuando fui a verlo y le dije que estaba embarazada la reacción que menos me esperaba era verlo llorar de emoción y tomar mi mano prometiendo que saldría de allí para ser un mejor padre y hombre para nuestro hijo y trabajar en algo digno ¿quién le dijo a este idiota que yo querría tenerlo de vuelta a mi lado y jugar a la familia feliz con él? a duras penas y soportaba cuando teníamos relaciones.
Cuando noté que ellas tenían planeado salir adelante sin mí entre ellas, tuve que tomar otras medidas y por supuesto que la autora entorpeció todo el proceso, el día que se lo llevó lejos de mí, pero eso me dio la posibilidad de fingir el secuestro de Auveri y que ellas volvieran para cuidar a la pobre madre desahuciada, aún así no conseguía avanzar como quería con ellas y usé otra táctica, a la mocosa que tanto aman para atarlas a mí y de nuevo la autora, puso a Riley en su camino, hasta que la encontré.
—Deja a la niña en el suelo —él la deja junto a los juguetes que ella tenía cuando la traía aquí para que la escuchara y negársela a ver personalmente.
—¿Me dejarás verla de nuevo?
—Sí, pero va a pasar un tiempo y mi hermano se hará cargo de ti y la autora —golpeo la otra puerta de metal a su lado, ella por lo menos tiene baño y una biblioteca, la tipa no me cae tan mal después de todo—. Ahora entra.
Sin rechistar entra a su "habitación" este es un bunker de la segunda guerra que encontré y compré hace mucho tiempo, lo refaccioné, sabía que algún día me haría falta, aunque no sabía que uso le daría hasta hacer un tiempo atrás.
Tomo a la niña con desagrado y siento que se ha hecho caca, así que hago que Luke salga y le cambie los pañales, le permito conservar el pañal cagado de su hija, es lo único que verá en un largo tiempo, de ella y del exterior, porque de aquí no volverá a salir, no es como el sótano de la casa donde los tenía, de aquí no pueden escapar. Vuelvo a la casa para ver a Iris y Verónica casi catatónicas esperándome, suspiran y se acercan a tomar a Auveri entre sus brazos que no ha dejado de llorar desde que la alcé.
—¿Todo listo?
—Sí, todo listo —me responden ambas.
Dejo el arma descargada luego de haberla limpiado antes de llegar a la casa, pero la coloco cerca de ellas, alguna va a tomarla estoy segura de eso y cuento con que la tomen y dejen sus huellas. Cuidar de Luke es un presupuesto, pero ya me cansé de jugar con él, en cambio con la autora puedo hacer lo que me venga en gana, aunque no voy a matarla claro está. Quien toma el arma es Iris, algo me decía que sería ella, Vero es más metódica e Iris impulsiva. Volteo a verla con desinterés.
—¿Al menos sabes como se usa un arma? —ella tiembla mientras me apunta y le dice a Verónica que salga— Deja de temblar o no vas a poder disparar bien y te harás daño.
—Nos iremos ahora.
—Bien, déjame ir por...
—¡No! Solo nosotras —sobo mi frente, si algo no tengo es la paciencia necesaria para soportar esta situación—. Amor porque te amo, voy a darte una oportunidad de que pienses bien las cosas. Vero —miro a Verónica con la bebé en sus brazos—, tú eres más racional sabes que esto no va a terminar bien, hazla entrar en razón y no voy a enojarme tanto como lo estoy haciendo, porque estoy calmada, pero estoy enojándome y mucho.
—Sube, sube al auto —le tira la llave de su auto. Lo que no sabe es que solo mi auto tiene batería y yo tengo las llaves.
Verónica sale y corre hacía su auto, Iris me da la espalda siguiéndola también corriendo, tomo el arma colocándole el silenciador que escondí, suspirando y negando con la cabeza voy afuera para ver como se frustra su patético e inútil intento de huida. Vero le da arranque al auto que claramente no hace nada y mira a Iris que comienza a entrar en pánico a su lado, luego me mira a mí que la saludo con una mano y una sonrisa. Apunto a una de las ruedas y disparo haciendo que se asusten y bajen del auto, lo que no me esperaba es que Iris me apuntara y disparara, pero claro que no sale nada.
—Si supieras manejar un arma, sabrías que tan pesada tiene que estar cuando está cargada —le apunto y le disparo en una pierna, Verónica grita y se agacha a tomarla sosteniendo a Auveri—. Te di una oportunidad de recapacitar y decidiste seguir adelante, tranquila que no vas a morir o desangrarte, tu doctorcita no es la única que sabe sobre anatomía. Entren así le coso la herida —tomo el arma con un trapo para no mancharla con mis huellas.
No las ayudo, dejo que ellas como pueden entren a la casa mientras me siento paciente en el sillón con el kit de sutura. Iris llora y su llanto me irrita un poco.
—Déjala sobre el sillón.
Puse unas bolsas para que su sangre no dañe el tapizado del mismo, odio la mugre y el desorden, fingir aquella vez que mi departamento era un caos, fue mucho más difícil de lo que esperaba. Le ayuda a Iris a sentarse.
—Tenemos que llevarla a un hospital.
—No es necesario, voy a coserla y estará perfecta. Siéntate allá con la niña —ella me hace caso y nos mira inquieta mientras comienza a calmar a la bebé que también llora—. Pondré tu pierna aquí y limpiaré la herida para comenzar a coser, es una herida limpia con entrada y salida de bala, lamentablemente esto retrasa un poco nuestros planes y tendrán que mantener a esa imbécil alejada de aquí, no quiero volver a lastimarlas, pero si insisten en recibir castigos, no se los voy a negar.
—Será raro de si pronto solo nos quedamos encerradas —me dice y tiene razón eso solo levantará más sospechas.
—¿Por qué tuvieron que complicar todo? —les suelto frustrada mientras espero que la anestesia le haga efecto y poder comenzar a coser— Me quedaré con Iris y Auveri en casa, cuidaré a nuestra prometida —le sonrío a Verónica— y tú harás las cosas de acuerdo al plan, de hecho vas a ir a escuchar lo que esa estúpida tiene para decirte, te abstendrás de hacer algún estúpido plan idiota que involucre a la policía o yo voy a involucrar tumbas y no creo que quieran volver a enterrar un pequeño ataúd ¿o no, Iris? —ella me ve con odio y me escupe el rostro, de una bofetada le parto el labio y le apunto a Verónica en cuanto quiere venir en mi contra—. Lo que acabas de hacer es muy desagradable, te lo pediré bien una vez, no vuelvas a hacerlo. Limpia este desastre —le digo a Verónica—, después de todo fue el resultado de su patético intento de huida.
Levanto a Iris que se queja del dolor y mientras cojea la llevo hasta el baño para que se duche y se saque la ropa sucia y manchada de sangre. La meto debajo del chorro de agua mientras llora y le ayudo a que se lave, me parece tan innecesario que llore, eso no resuelve nada. Le ayudo a colocarse la toalla y salir del baño, para que se vista con ropa seca y limpia, mientras está con sollozo coloco con cuidado una venda al rededor de su pierna, de verdad no quería lastimarla, pero sino la castigaba de alguna manera, no van a creer que voy en serio.
—¿Estás mejor? —le pregunto sentándome a su lado y cuando llevo mi mano a su rostro ella se aparta con miedo de que le pegue— No voy a lastimarte.
—Pero ya lo hiciste.
—Te di la opción de desistir en ese plan estúpido y tu decisión impulsiva, pero decidiste seguir adelante. Hay consecuencias por desobedecer, amor —la acaricio, pero se ve que no le gusta que la toque—, termina de vestirte y baja para que comamos.
Salgo y la dejo sola en la habitación, veo que Verónica ya terminó de limpiar todo y eso me pone de buen humor. Cuando se ponen rebeldes y me desafían me irrito con facilidad, por eso mi hermano perdió la lengua.
—Haré de comer ¿Quieres algo en particular?
—Lo que sea, está bien —me responde alejándose, mientras me acerco— ¿le puedes hacer un pure con carne o sopa de verduras a Auveri? ya se acerca su hora de la comida y le dará hambre.
—Sí, le cocinaré primero algo a ella, pero antes quiero algo de ti —me mira algo incomoda—, tranquila no es nada que no puedas hacer —me coloco frente a ella—, solo quiero un beso.
No pude ocultar la mueca de desagrado, pero me da igual si le gusta o no, me dará ele beso que quiero. Se acerca y me deja un beso seco, entonces la tomo de la cintura pegándola a mí, llevando una mano a su nuca, profundizo el beso que quizás se torna algo necesitado, hacia mucho que no la besaba así, por lo general me mostraba sumisa y dulce, pero me alegra ser yo finalmente y llevar el ritmo y el control.
—Lo hiciste muy bien, sigue así.
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Las viudas de Luke Lawson
RomanceDicen que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer, también dicen que la venganza es un plato que sirve frío. Nosotras vamos a servir el plato frío, tan frío que terminará enterrado tres metros bajo tierra. Puedo decirles algunas cosas, uno el...