Dos semanas después fuimos invitadas cordialmente al cumpleaños de Leanne. Desde nuestra charla en el auto, dejamos de buscar ver a Riley, también dejamos de llevarla a Auveri las citas con la pediatra por cualquier cosa.
—¿Estás lista? —me pregunta Iris a mi espalda.
—Tratando, estás dos semanas me han costado.
—A mí también —me sonríe con tristeza—. Vamos que ellas nos esperan abajo.
Bajamos para ver a Aurora sentada mientras mueve el cochecito dónde está Auveri jugando con un sonajero y ella en el teléfono, nos ve bajar y eso es suficiente para tener toda su atención.
—Están... hermosas —se para de pronto para acercarse—. Es que wow, creo que es la primera vez que las veo tan arregladas —frunce el ceño pensando en algo y luego sonríe forzadamente—. Vamos —sale de la casa tomando las llaves del auto.
Para mí, estamos vestidas de manera común, quizás si nos arreglamos un poco más de lo "normal", pero es porque nos invitaron a un cumpleaños y queríamos venir presentables. Iris tiene un vestido largo beige con pequeñas rosas bordadas en el tul, lleva unas sandalias y el cabello recogido con un maquillaje liviano, yo llevo una camisa negra sin mangas ajustada al cuerpo, con un pantalón gris de jean y unos borcegos negros con el cabello suelto y maquillaje liviano, no estamos tan arregladas.
—¿Qué le pasó? —le susurro a Iris.
—No sé —me responde en el mismo tono, encogiéndose de hombros y tomando a Auveri.
Llegamos a la propiedad que pronto se va llenando de gente y entre esa gente llega ella, vestida casual con un vestido negro suelto abajo y apretado arriba que enmarcan su figura, siento que me transpiran las manos y mi corazón late con fuerza, entonces otra mano toma la mía y suspiro.
—Yo sé que es difícil, pero trata por favor de ser un poco más disimulada, Aurora nos está observando desde que Riley ha llegado.
—No puedo, está hermosa.
—Tienes que poder, mírame —la observo—, respira y aparta la mirada —le hago caso y aparto la mirada tragando despacio—. Muy bien amor. Ahora vamos con Aurora y Auveri.
Llegamos a ella que nos mira seria, de verdad a veces esa manera que tiene de vernos me da miedo. Me acerco a besarla y su mirada de suaviza, le sonrió y acaricio su mejilla, siempre he sido muy consciente del poder de persuasión que tengo en ella.
—¿Quieres tomar algo? —le digo acariciando su mejilla.
—Me gustaría un vaso del jugo fresco que están sirviendo.
—Cariño —me dirijo a Iris— ¿Quieres algo?
—Lo mismo —sonríe de manera forzada y se obliga a apartar la mirada.
Llego a ellas con los vasos de bebidas. Entonces Aurora mira finalmente a Riley que ve en nuestra dirección.
—Llegó la pediatra —dice con un claro tono de disgusto.
—Ah okay —digo sin prestar mucha atención.
—Deberíamos ir a saludar no deja de mirar hacia acá.
—¡No! —decimos ambas al mismo tiempo y ella nos mira frunciendo el ceño.
—¿Qué les pasa? —pregunta claramente molesta.
—Chicas ya vamos a ir sirviendo —aparece Aly con una gran sonrisa—, vayan acercándose a la mesa.
Riley se sienta medianamente cerca, pero no lo suficiente, la mayoría de los niños que son sus pacientes la rodean y abrazan mientras conversan, ella tiene alzada a Solange, la hija más chica de la tríada, que tiene el mismo tiempo que Auveri.
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Las viudas de Luke Lawson
RomanceDicen que detrás de todo gran hombre hay una gran mujer, también dicen que la venganza es un plato que sirve frío. Nosotras vamos a servir el plato frío, tan frío que terminará enterrado tres metros bajo tierra. Puedo decirles algunas cosas, uno el...