24 La pediatra

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No nos llevó mucho tiempo acomodarnos, pero a la que más le ha costado conseguir trabajo es a mí, en un pueblo chico no se necesitan tanto fotógrafas, el trabajo que me sale es la mayoría en Estados Unidos, dónde ya tenía mi clientela por eso viajo seguido y el tiempo que estoy acá le ayudo a Aurora con la cafetería. Conseguimos alquilarle un lugar no muy grande, pero preparamos un buen café y como especialidad tres variedades de tartas dulces, con la ayuda en la gestión de Iris, decidimos finalmente enfocarnos en tres productos bien hechos que dar un menú más amplio.

—Que día más agotador —le digo a la rubia cerrando finalmente la cafetería y alzando Auveri, que nos acompaña  a veces cuando Iris tiene que viajar por trabajo, ya que obviamente no vamos a dejar a una bebé sola— ¿Te falta mucho?

—Ya termino, tengo que guardar esto y voy.

Auveri parece crecer a pasos agigantados, ya tiene siete meses y es una niña que no pasa desapercibida, parece una auténtica muñeca de porcelana, su piel pálida como la de su madre, su cabello castaño como el de Luke, los ojos de Aurora tan raros y hermosos y sus hoyuelos tan de ella que cuando ríe o sonríe y se le marcan.

—Lista.

Aparece Aurora acomodando sus anteojos y tomando a la bebé, pero me la devuelve cuando comienza a llorar. A veces hace eso, creo que le gustan mucho mis brazos y los de Iris, pero me da algo de pena por nuestra rubia que se resigna y nos las da de vuelta cuando comienza a llorar.

—Lo lamento —le digo tomando a Auveri que se calma en cuanto la tengo entre mis brazos.

—No te preocupes, por un lado me alegra que se sienta segura con ustedes —se acerca y comienza a besarme, hasta que Auveri se queja y nos separamos.

En estos meses nos atrevimos a abrir la pareja con Iris e intentarlo con Aurora también, luego de que hablé con Aly quien por cierto se convirtió en una gran amiga, ella me despejó dudas. Yo estaba algo reticente, fue Iris quién lo sugirió, pero yo no estaba muy convencida de la idea, la única vez que compartí la pareja es cuando el imbécil me engañó y no sabía que lo compartía y bueno cuando hice le hicimos lo mismo y comenzamos a salir entre nosotras con Iris.

—Vamos a casa —le digo separándome.

—Vamos —me toma de la mano.

Por otro lado Aurora nos ha designado como las tutoras legales de Auveri por si algo sucede, ya que Luke sigue prófugo.

—¿A qué horas es tu clase de yoga? —le pregunto a ella a mi lado.

—A las 5 pm.

—¿Quieres que te lleve?

—No, puedo venir sola, pero gracias por ofrecerte —se acerca y me deja un beso, tomo su mano mientras voy conduciendo.

—La semana que viene tú e Iris cumplen aniversario ¿Piensas llevarla a cenar? —aniversario de mes de novias.

—No lo sé, en realidad no hacemos mucho en los aniversarios de mes, no le damos mucha importancia.

—Cuando los tengamos las tres me gustaría que eso cambie —me dice viéndome con una sonrisa.

—Está bien —beso su mano.

No le propusimos ser parte del noviazgo ya que con Iris salimos unos meses antes de que yo lo formalizara, y no es que Aurora este en un período de prueba, es solo que yo quiero asegurarme de que lo que sentimos las tres está en el mismo escalón y no es algo que se ha dado por costumbre o sea forzado.

Al llegar a casa Iris nos recibe con el almuerzo ya hecho como casi cada día, y con un beso a cada una. Recuerdo algo que me comentó Alyssa y lo comento con ellas en la mesa.

Las viudas de Luke LawsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora